Capítulo 2
Contado desde la perspectiva de Seren Harris.
– Muy bien, puedes irte ya – le dije levantándome de la cama.
– ¿Las cosas entre tú y yo siempre serán así?
Puse mis ojos en blanco con fastidio, me tocaba hoy la dosis diaria de drama.
– Fui clara contigo desde un principio y tu aceptaste – le respondí de espaldas, mientras me vestía.
– Pensé que tal vez, tu llegarías a sentir algo por mí.
– Lena, no quiero ser cruel contigo de verdad, eres una chica linda e increíble, pero si este va a ser el tema regular entre nosotras dejamos todo hasta aquí, esto es lo que puedes obtener de mí, nada más.
La chica me miro con tristeza, afirmando con su cabeza, no me sentía mal, al contrario, quería que se fuera rápido, no me gustaba estar con ella tanto tiempo luego de que teníamos sexo, era algo normal en mí que al terminar me sintiera incomoda, no solo con ella, con cualquier otra persona.
Ella tomo sus cosas, se vistió rápidamente mientras yo miraba por la ventana y antes de salir me dio un último vistazo, queriendo decir algo, pero era lo bastante inteligente como para darse cuenta de que no era lo mejor que podía hacer, yo suspire, drenando emociones para luego entrar a la ducha, necesitaba limpiar mi cuerpo, necesitaba sentirme limpia, no entendía que pasaba conmigo, cada vez que iba a estar íntimamente con una chica me sucedía lo mismo, luego de terminar me sentía mal, era algo que me acompañaba constantemente y aun no podía lograr controlar.
Terminé de darme esa ducha que me devolvió el alma al cuerpo, me senté en mi cama y me puse analizar un poco, luego de unos segundos tocaron mi puerta, me levanté y al abrirla me encontré con un rostro bastante conocido.
– Disculpa que te moleste – me dijo con timidez –, el decano quiere verte.
No me dio tiempo de atinar palabra alguna, solo se dio la vuelta y camino en dirección contraria a mí, yo respire profundo, habían pasado tres años y esa parte de mi seguía doliendo, ver a Lily era como recordar el pasado, recordar porque ahora mi vida era totalmente diferente, porque estaba rota y no podía volver amar a nadie, para mala suerte de ambas, compartíamos casi todas las materias, aunque ella intento en numerosas ocasiones cambiar el horario para no tener que toparse conmigo, fue en vano siempre había una que otra en la que por más que no quisiéramos debíamos vernos a la cara.
Hoy más que nunca necesitaba salir un poco y tomar aire fresco, me sentía agobiada e indecisa, no sabía qué hacer, hace unos minutos había recibido un mensaje de mi amiga Ángela, en el cual me informaba sobre un reencuentro con mis antiguos compañeros de la escuela, y yo solo pude pensar en una cosa: Portia podría estar ahí; encendí mi cigarrillo, me recosté de las gradas y cerré mis ojos por un momento, recordando esa parte de mi vida que había jurado olvidar, esa parte de mi alma que seguía latente en mí, aunque lo negara y aunque lo intente mil veces no pude olvidar nunca a Portia Anderson, tal vez ahí tenía la respuesta a mis males, seguiría sintiéndome cochina luego de hacer el amor con otra porque mi cuerpo se negaba al hecho de no estar con ella, pero esa era una historia pasada, una historia que acabo y que seguramente nunca volvería.
– Vaya, vaya, pero miren a quien tenemos aquí.
Abrí mis ojos rápidamente y me encontré con tres idiotas de la facultad.
-Lárguense – les dije con mala cara.
– ¿Por qué estas de ese humor Harris?, verte así me pone mucho más – dijo el chico colocando cara de sádico.
– Entonces yo me voy – dije levantándome, pero uno de ellos se interpuso en mi camino.
– No, aun no te vas – dijo con una sonrisa maliciosa.
En ese punto ya me estaba comenzando a sentir un poco nerviosa y más porque en esas horas del día el lugar estaba desolado y esos chicos eran capaces de hacer cualquier cosa.
– Creo que hay unos idiotas que quieren que les parta la cabeza.
Giré mi rostro y me encontré con Lily, llevaba puesto su uniforme de softball y un bate en las manos, los chicos la miraron con miedo y salieron corriendo del lugar, pude volver a respirar con normalidad luego de eso.
Me miro con timidez como acostumbraba cada vez que nos topábamos, se dio la vuelta e intento irse, pero yo la detuve.
– Lily espera – le llame.
Ella detuvo sus pasos de espaldas a mí y lentamente se dio la vuelta mirándome.
– Gracias por eso – le dije con timidez y nervios.
– No te preocupes, no vengas aquí sola otra vez, por tu seguridad.
Afirme con la cabeza y una sonrisa tímida.
– ¿Quieres que vayamos a tomar algo?, te invito.
La expresión en su rostro fue todo un poema, me miraba con asombre e incredulidad.
– ¿De verdad?
– ¿Por qué no?
– Tenemos tres años estudiando juntas, nunca me has dirigido la palabra y ahora quieres tomar algo conmigo, es muy extraño.
– Tienes razón, pero por lo mismo, ya han pasado tres años – le respondí con una sonrisa.
Sin decir nada más nos fuimos juntas.
Volver a sentir los labios de Lily sobre los míos, era como regresar en el pasado, como si un deja vu me hubiese sorprendido de repente, y a pesar de todo recordaba esa sensación, mi cuerpo la reconocía totalmente.
– Seren, yo te juro que no tuve nada que ver.
Me decía mientras yo besaba su cuello, no quise prestarle atención, no entendía a que se refería.
– Aun me rompo la cabeza buscando una razón por la cual Portia estaba en mi casa ese día.
En ese momento me detuve en seco, alce mi rostro y la mire con molestia.
– No vuelvas a mencionarla – le exigí.
– Es que no puedo hacer esto, tú crees que yo tuve algo que ver y no fue así te lo juro por Dios que no, yo no quería que ustedes terminaran – me dijo con tristeza.
– Eso ya paso, y te pido por favor que no la vuelvas a nombrar.
– Discúlpame, por favor, no quise incomodarte, no sabes lo que significa para mí que por fin me hables, me tomes en cuenta.
Había tocado ese tema y ahora no iba a poder sacarme de la mente esas ideas, ese momento tan doloroso, últimamente Portia estaba rondando mucho por mi mente.
– No te creo nada, se notaba desde siempre cuales eran tus intenciones, Lily – le dije, alejándome de ella con rabia dándole la espalda.
– ¿Qué iba a ganar con hacer algo así?, no soy tan estúpida, yo sabía que ustedes se amaban, si destruía su relación con la última que ibas a querer estar era conmigo.
Me quede en silencio, soltando un suspiro.
– Seren, yo no fui, no sé cómo Portia estaba en mi casa, no fui yo la que envió esa nota que me dijiste, te lo juro por Dios y todo lo sagrado que tengo, créeme por favor – me suplicó.
Respire profundo, cerré mis ojos para poder drenar emociones, y me gire a ella.
– Ya eso paso, no importa, da igual.
– No dejes de hablarme, no sabes lo que me ha dolido todo este tiempo verte y no poderme acercar a ti.
Me acerque a ella y sin dejar que atinara palabra la tome en un apasionado beso, beso que me correspondió al instante con tanta sed como la mía, se sentía muy diferente besar a Lily, era algo conocido, algo que tenía muchos años sin sentir.
Poco a poco nos fuimos despojando de nuestras prendas, hasta caer nuevamente en ese deseo que habíamos dejado en el pasado, pero que al parecer estaba dormido y despertó ahora con más furia que nunca.
– Soñé con este momento – me dijo recostada de mi brazo.
Estábamos completamente desnudas en mi cama, y yo no podía dejar de pensar en lo que me hacía sentir esa pelirroja, no era como en mis otros encuentros en los que quería quitarme el sudor y el olor de esas chicas, con Lily era diferente, me hacía sentir cómoda.
– ¿Y le dirás a tu novio que te acostaste conmigo? – le pregunte con gracia.
Ella alzo su rostro de golpe mirándome con una sonrisa.
– No, no le diré, y tú tampoco.
– No tenía intenciones de hacerlo.
– Aunque él sabe que tú eres el amor de mi vida – confeso bajando la mirada con vergüenza.
– Con razón siempre me ve con mala cara, deduje que sabía que entre tú y yo había pasado algo.
– El vio la gran bofetada que me diste cuando te hable aquella vez, luego que empezamos a salir y nos hicimos novios, me pregunto y le dije la verdad.
– Disculpa por eso, la verdad estaba muy dolida, lo siento mucho – le dije con pena.
– No te preocupes no pasa nada.
En ese momento la puerta se abrió, haciendo acto de presencia mi compañera de cuarto.
– Dios mío, te has cogido ya a media universidad, Harris.
Lily me miro con la boca abierta.
– Cállate Samantha, hablas estupideces – le dije con gracia.
– Le creo, semanal te veo con una chica nueva, la que más te ha durado es Lena – me dijo Lily con una ceja levantada.
Puse mis ojos en blanco y me levanté de la cama con la sabana alrededor de mi cuerpo.
– Me iré a bañar y luego a cambiarme, ¿vienes? – le pregunte con picardía a Lily.
Esta me miro con una amplia sonrisa y sin medir más se levantó de la cama y fuimos juntas a la ducha.
– ¡Yo me pondré mis audífonos! – grito mi compañera de cuarto.