1. Encuentro

1175 Words
Suena el despertador, lo apago y me levanto de la cama. Entro al baño para asearme y me cambio para bajar a desayunar. En la cocina está mi mamá, me acerco a ella y beso su mejilla. -Buenos días. Mi mamá sonríe. Ella es oficial de policía en nuestro pueblo. Tomo un plato de la alacena y me sirvo el desayuno. Ambas nos sentamos a desayunar. Mi mamá comienza a leer el periódico. Sé que no debo preguntarle sobre su trabajo cuando es un caso activo, pero tengo curiosidad. -¿Hay avances en el caso de Débora? Mi mamá levanta la mirada del periódico. -No cariño, la investigación aún está en curso. Débora es una compañera de universidad, la típica niña rica, guapa y mimada. Desapareció hace 3 semanas después de salir con sus amigas a tomar al bar del pueblo y según los rumores que corren por la universidad, huyó con un hombre misterioso del que nadie sabe nada. Sus angustiados padres han llenado todos los lugares posibles con cárteles de búsqueda, incluso han ofrecido una recompensa a quien les proporcione información sobre su paradero. Mamá no dice nada más y se centra de nuevo en su periódico. Bajo la mirada hasta el reloj en mi muñeca y veo la hora, agrando mis ojos, si no me doy prisa, llegaré tarde. Termino mi plato y me levanto para colocarlo en el lavavajillas. Al pasar al lado de mi madre, le doy un beso en la mejilla que apenas nota. Salgo de la habitación y preparo mis cosas para irme a la universidad. Entro a mi auto y lo enciendo, pero me detengo en cuanto observo que mi madre se dirige hacia mí. Ella toca la ventana del conductor con sus nudillos y bajo la ventanilla. -Conduce con cuidado y lleva tu gas pimienta. También asegúrate de tener batería en el móvil y no llegues tarde - dice con expresión cansada. -Claro mamá. Desde la desaparición de Débora ese discurso se ha convertido en un ritual todas las mañanas. Sé que mi mamá está preocupada por mí y por el caso, ya que lleva varías semanas durmiendo poco. Eso solo sucede cuando tiene un caso difícil, así que hago lo que puedo para aliviar sus preocupaciones. Observo que entra a su patrulla y se marcha, hago lo mismo. Conduzco hasta la escuela y aparco en el estacionamiento. Hay mucha actividad, risas de los estudiantes, autos entrando y saliendo. De la nada comienzo a sentir un cosquilleo en la nuca, me detengo y recorro con la mirada el estacionamiento. Al no ver nada fuera de lo común continuo mi camino en dirección al edificio de la facultad para tomar mi primera clase. Entro al aula y me siento en el lugar de siempre. Mi amiga Miranda entra al salón y me saluda. -¡Tengo grandes noticias!-exclama excitada. -¿Qué sucede ahora? -Hay un chico nuevo en la escuela, lo he visto de lejos y está buenísimo. Ruedo los ojos. Miranda es un caso perdido en cuanto a hombres bellos se refiere y siempre termina lastimada porque se concentra en el físico e ignora lo demás, eso hace que sus enamoramientos sean muy frecuentes. Hace una mueca de disgusto ante mi falta de interés y se sienta a mi lado. Suena el timbre y el profesor entra al aula. -Buenos días alumnos. Antes de comenzar la clase, quiero que den la bienvenida a un nuevo alumno, que a partir de hoy se incorpora a las clases. El profesor se gira para recibir al aludido y mi atención se concentra en la puerta. La persona que entra al salón es el ser más bello que he visto en mi vida. Pelo n***o, quizá 1.80 de estatura, cuerpo musculoso y delgado, pero lo que más llamó mi atención son sus ojos de un profundo tono violeta. El efecto que causa al entrar en los demás fue inmediato. Todas las chicas lo ven embobadas sin poder creer en lo que están viendo, especialmente Ashley. Incluso puedo ver que los chicos no son indiferentes a su belleza. Él recorre con su mirada el salón y observa a cada persona hasta que clava su mirada en mí. Nuestras miradas se cruzan y al instante siento una gran presión en el pecho y comienza ese cosquilleo que sentí en la nuca al llegar a la universidad. Él no parece afectado por la atención, puedo ver que tiene una sonrisa en el rostro, acostumbrado tal vez a ser el centro de todas las miradas. Me cuesta respirar. Él aparta su mirada de mí para dirigirse a todo el salón. -Hola, me presento. Soy Dumah Slora, será un placer estudiar con ustedes. Miro a Miranda y ella me susurra "te dije que estaba bueno". Madre del amor hermoso, escuchar su voz me provoca escalofríos por todo el cuerpo. Dicho esto, camina al único asiento disponible en el aula, que está detrás de mí. Se sienta y el profesor comienza su clase. No me puedo concentrar, estoy pendiente de cada movimiento que hace. Todos están igual de distraídos que yo, curiosos por el recién llegado. Suena el timbre que indica el final de la clase, meto rápidamente mis cosas a la mochila y salgo disparada. Escucho como Miranda me llama, pero la ignoro. Entro al baño y me encierro en un cubículo. Trato de respirar para calmarme. ¿Qué es lo que me pasa? No soy una adolescente para emocionarme tanto por un hombre. El tipo está para comerselo, pero eso no explica las extrañas emociones que despierta en mi, ya que siempre he sido prudente al elegir a los chicos con los que salgo. Cuando creo que estoy lo suficientemente calmada, salgo del baño y para mí mala suerte, me tropiezo con un pecho musculoso. Levanto la mirada y me encuentro con esos increíbles ojos violeta. Estoy horrorizada. Maldita sea, ¿Por qué me sucede esto?. -Lo siento. No me fijé. El sonríe. Sus manos están en mis caderas y puedo sentir el calor que desprenden. -No te preocupes, fue un accidente. Te sientes bien, tienes la cara roja. -Si, estoy bien -Puedo acompañarte a la enfermería si lo necesitas. -No, no es necesario, debe ser el calor. -Si tú lo dices. Deja de sostenerme y nos quedamos mirándonos sin saber como continuar, él bastante relajado, yo muy incómoda. Después de lo que me parece una eternidad mira su pecho, sigo su mirada y veo que lo estoy sujetando con las palmas extendidas, y no sólo eso, estoy frotando su pecho, haciendo círculos con mis palmas. Retiro mis manos como sí su contacto me quemara. -Lo lamento - digo avergonzada. Ríe y me percato que todas las personas del pasillo nos están mirando. Levanta mi barbilla. Dios, adoro su contacto. -Despreocúpate Ámbar. Diciendo eso, retira su mano y sigue su camino por el pasillo. Lo sigo con la mirada, no sé con exactitud que cara tengo ahora mismo, pero un sentimiento inquietante se instala en mi pecho. ¿Cómo sabe mi nombre?
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