"Entre recuerdos"
Dulce.
— Dulce cariño ¿Por qué lloras?
La voz cantarina de mi madre me hizo alzar el rostro para mirarla, estaba llena de preocupación y eso no me gustaba para nada. Lo que más odiaba en la vida era verla llorar o sufrir por mis tonterías.
—Unos niños dijeron que jugarían conmigo si les daba mis galletas, pero cuando se las di salieron corriendo y se olvidaron de que yo existía.
Acuna mi rostro con sus manos y me dio una amplia sonrisa, de esas que te llegan hasta el alma y la iluminan.
— No llores por ellos, recuerda que hay miles de niños allá afuera y quizás quien menos pienses será tu verdadero amigo. Luego seguro hasta te la pasaras jugando todo el día y no tendrás ni tiempo para mí. — Negué mientras ella limpio mis lágrimas — recuerda, debes ser fuerte por ti y para ti. No siempre voy a estar contigo y no es porque yo no quiera es porque en algún momento Diosito me va a necesitar arriba, quiero que crezcas como una mujer fuerte y le demuestres al mundo que te he criado muy bien.
Abrí los ojos a penas escuche las llantas del auto de Isa frenar, mire a los lados y caí en la cuenta que estábamos justo frente al local de su padre. —Puff, te has quedado dormida a penas tocaste el asiento. ¿Muchas cosas que hacer fuera del trabajo? — niego y me bajo de su auto costoso, tenia tanto tiempo sin tener sueños con respecto a mi familia que hasta me pareció extraño.
— Solo no pude dormir bien — me miro unos segundos analizándome y luego solo se encogió de hombros para seguir su camino hasta los vestidores.
Es un local pequeño pero a pesar de todo lo tienen muy bien ordenado. — ¡Dulce! — observo a Greta acercarse con una enorme sonrisa — ¿adivina? — La miro impaciente para que continúe y ella bufa — mientras tu jugabas a ser la nueva mejor amiga de la jefa yo pagaba mi insolencia a la autoridad — chasquea la lengua y coloca sus brazos en jarras. — me hice amiga de unos chicos muy lindos que te van a encantar.
Su tono coqueto me causa náusea puesto que nunca he sido del tipo de chica que va a encuentros ah ciegas. — ¿Por qué crees que me interesaran? — mejor seguir la corriente o sino acabara por arrojarme algún objeto contundente a la cabeza, típico de Greta Maxwell.
— Porque tienen las tres "B" son Buenos, Bonitos y me salió Baratos conocerlos. — continua hablando y yo solo asiento de vez en cuando para que no se dé cuenta que le prestó más atención a la puerta de entrada que a su tema.
Greta es una chica muy hermosa, ojos verdes con toques amarillos, cabello n***o ondulado corto hasta la mitad de su cuello y cuerpo bien formado. Si la ven bien, también es voluptuosa y tiene buen trasero. La conocí el primer día en que llegue a la ciudad en busca de información sobre un apartamento para vivir, me encontraba peleando con el mapa al cual le dio por irse volando calle abajo y tuve que perseguirlo como una tonta, cansada y con las trenzas de mis botas de combate sueltas caí de una manera muy brusca al suelo.
Mientras los demás se alejaban de una posible distracción y caso perdido, O sea yo en mi peor momento, pues ella se acerco y me tendió su mano con una amplia y calurosa sonrisa. Desde el momento en que se ofreció a guiarme por la ciudad hasta el momento donde les saco el dedo gordo a unas chicas que se burlaban de mi vestimenta supe que esa chica seria mi mejor y más grande amiga.
— ¡No me escuchas! — una bofetada me hizo reaccionar y el dolor en mi mejilla soltar un gruñido.
— ¿Que mosca te ha picado mujer? — la morena bufo y se cruzo de brazos dándome una mala mirada.
— Pensaba que me prestabas atención y para salir de dudas te pregunte si tenía monos en la cara y asentiste. Vil amiga me has echado a la basura por esa — susurra lo ultimo y señala a Isa quien batalla con una cliente difícil que exige su tarta de otro sabor.
— No te cambie por nadie, es solo que ella vive a unas cuadras de mi apartamento y prometió llevarme y traerme para que nadie más vuelva a arrollarme. — Atiendo a una pareja que pide un chocó batido para dos mientras mi amiga le hace mala cara a la chica.
— Esa chica lo engaña con otro — dice cuando vuelve de llevar el pedido hasta su mesa. — la semana pasada se vino con un rubio con lentes que a simple vista mostraba ser un nerd.
— Que bien por ella, tiene dos personas que la inviten a comer cuando quiera y la acompañen en sus frías noches — escribo los precios nuevos de los productos en hojas fosforescentes y Greta se coloca a mi lado sin dejar de ver hacia donde está la pareja.
—El chico no tardara en darse cuenta, el nerd siempre viene aquí a estas horas para pedir un café y leer un buen libro. ¡Mira, ahí está! — me giro con calma y entonces veo como se desarrolla una escena de telenovela.
El chico nerd (como dice mi amiga) se acerca hasta su mesa y le grita que es una ramera, todos en el lugar se han quedado en silencio mirando con atención ¡típico del ser humano! La chica se levanta y le propina una buena bofetada, el nerd le dice sus cuatro verdades frente a él otro quien hasta hace unos momentos se encontraba en segundo plano, hasta que se levanto y le arrojo unos billetes a la cara de la chica. — Eso es por haberte acostado conmigo con tan solo dos semanas de relación — hasta el chico que armo el escándalo se ha quedado mudo.
Greta toma mi brazo y yo quedo mirando la escena — alguien me dice eso y lo castro. —murmura, yo no pienso igual a ella. — es una mujer y se respeta sea como sea. — me giro y coloco justo frente a ella quien me mira interrogante.
— No, por mas mujer que sea debe ser tratada igual que como ella trataría al hombre sí fuera el infiel. Hasta donde tengo entendido en este mundo la mujer es igual al hombre y si ella exige respeto debe dar y ganárselo. — mi amiga asiente y me alza su dedo gordo a favor.
— ¡Largo de mi vista Katherine! — es lo último que escuchamos del chico con lentes que sale en dirección contraria a la que salió el otro chico hace unos instantes.
Todo vuelve a la normalidad y vemos con Isa cierra la puerta del local. — Bien, eso fue algo grotesco pero estoy seguro que pronto se les pasara y volverán todos a ser felices — comenta y ambas la vemos con desaprobación, ella en sus mejores momentos para llamar la atención. — Que tengan un hermoso día y disculpen el mal momento ocasionado.
Dicho eso volvimos a lo nuestro, mi amiga en cambio prefirió ir tras un chico de cabello rojo que tenia rato haciendo morisquetas. — ¡Cúbreme!— escucho y ella se va corriendo donde se encuentra el chico.