Megan
Estoy cansada de estas paredes, estar en la mansión era aburrido, demasiado aburrido, siempre las mismas paredes, la misma gente, si bien a veces había ataques en la manada, por fin cosas de interés, pero Dios, mi hermano, el alfa, no me dejaba participar en la pelea, me escondía en una habitación segura y listo, casi ni me dejaba cambiar a mi forma de loba y dar un paseo por el bosque. A ver, sé que soy pequeña ya que tengo solo dieciséis años, pero él tomó el puesto de alfa a esa edad y nadie le dijo nada. ¿Por qué tendría que ser distinto a que yo saliera o algo?
Salí de mi cama y me fui al baño, estaba ya desnuda porque la ropa me molestaba mucho a la hora de dormir, pero bueno, mi cuerpo causaba más de una envidia, mis pechos tenían buen tamaño a pesar de mi edad y tenía las curvas donde las tenía que tener, me sentía a gusto conmigo misma, pero a pesar de mi edad, no había estado con ningún chico, ni siquiera me dejaban acercarme a ninguno, ni siquiera en la escuela. Me metí en la ducha, me duché con agua fría, odiaba el agua caliente ya que mi temperatura corporal siempre estaba alta.
Una vez salí, sequé mi pelo rojo y me vestí, salí de mi cuarto y me dirigí al comedor donde ya estaba mi hermano junto con su beta desayunando, me senté con ellos y me puse a desayunar mientras les escuchaba hablar de un sector que necesitaba vigilancia y no tenían a nadie para ello, así que me arriesgue y me ofrecí, total manos nos faltaban y ese sector no era peligroso, por extraño que parezca mi hermano acepto y pude ir a echar un vistazo al sector del que hablo, es una zona algo alejada de la manada, pero no era concurrido ya que había un lago al que decían estaba maldito, aunque yo lo amaba pero nunca se lo diría a mi hermano.
Salí corriendo de la casa antes de que él cambiará de parecer y me fui al lago, me transforme en mi hermoso lobo gris, era grande pero no tanto como el de mi hermano, una vez en el bosque fui corriendo a cuatro patas, estaba corriendo cuando pude percibir un olor a podrido, ese olor solo significaba una cosa, vampiros. Fui donde el olor sin hacer ruido y vi algo que nunca imaginé ver, vi a una niña pequeña ser atacada por esos seres, contacté con mi hermano a través de nuestro canal, toda la manada podía hablar con su alfa si así lo necesitaba, pero mi hermano y yo teníamos una conexión única por ser hermanos. Le avise que había vampiros y que estaban atacando a una niña, me dijo que esperara, pero no podía ver como poco a poco la niña se ponía más pálida, no podía permitir que se muriera, algo dentro mía me decía que la salvara, así que ignorando a mi hermano salí de allí con un gran gruñido, con un poco de suerte se irían o eso esperaba, pero al parecer, la suerte no estaba de mi lado ya que todos se giraron a mirarme enseñándome sus colmillos, así empezó la batalla de seis contra uno mientras la pequeña niña seguía respirado lentamente casi al borde de la muerte.
Los vampiros se lanzaron a por mí, conseguí esquivarlos y me lancé a por uno de ellos que estaba bebiendo la sangre de la niña, lo que no me imaginaba era que iba a ser tan poderoso, tanto que su propia aura hacía que mi pelaje se erizase, pero suponía que si le mataba, los otros huirían, además, solo debía hacer un poco de tiempo hasta que mi hermano llegará, conseguí clavarle mis colmillos en su brazo, pero él me zarandeo y me tiro lejos, antes de poder ponerme de pie ya estaba viniendo otro vampiro a atacarme, conseguí apartarme rodando y pude atacarle rápidamente a la cabeza para arrancársela, estaba en ello cuando se oyó un gran rugido, supe que era mi hermano nada más escucharle, una vez mi hermano llegó, el vampiro que tenía el aura más fuerte salió corriendo, junto a otro que le seguía de cerca. Me transforme en humana y fui corriendo hacia la niña, ella respiraba débilmente, su cuerpo estaba super delgado y lleno de mordiscos de esos seres, a saber cuánto tiempo había estado con ellos, estaba por cogerla en brazos cuando mi hermano llegó a mi lado trasformado en humano y la cogió en brazos y se fue corriendo a la manada, nunca había visto a mi hermano tan preocupado ni cogiendo a alguien con tanta delicadeza, me sorprendió bastante, fuimos corriendo hasta la casa de la manada donde ya estaba esperando un médico, dejó a la niña en una cama donde el médico se puso a examinarla, mi hermano se ponía nervioso cada vez que la tocaba, así que tuve que echarle para que dejara al médico hacer su trabajo. Yo veía a la niña, tenía un montón de mordiscos de esos seres y según el médico un par de costillas rotas, le hizo una transfusión de sangre y puso suero para que tuviera algo en el cuerpo ya que estaba muy delgada probablemente no le daban de comer, el médico me dijo que cuando se despertara que la bañará, la alimentará y tratará de sacarle quién era para llevarla con su familia, aunque yo dudaba mucho que tuviera familia, me senté en una silla cerca de la cama para vigilarla, de vez en cuando ella emitía sonidos muy bajos, parecía que se quejaba en sueños y su carita se llenaba de sudor como si tuviera una pesadilla, me fijé que tenía una pulsera bastante extraña en la muñeca, también vi que su pelo estaba muy enredado pero parecía muy largo, con un buen cuidado seguro sería hermoso, también hubo una cosa no tenía ningún aroma, no olía a nada, bueno a esos seres que le habían mordido, pero no olía a nada no tenía olor propio ¿Por qué sería? Desperté y no sabía dónde estaba, la luz me hacía entrecerrar los ojos, me dolía el cuerpo sobre todo el cuello, supuse que me había vuelto a dormir mientras bebían de mí, pero normalmente me dejaban en la celda a oscuras, así que no se donde estoy ni que es ese ruido tan molesto.
- Hola pequeña al fin despiertas, estaba preocupada
Delante de mí apareció una chica, su pelo era rojo y era muy guapa. ¿Por qué estaría hablándome? ¿Quién era ella? La mire ladeando la cabeza, mirándola con ganas de averiguar quién era y dónde estaba la voz de mi cabeza, me decís que estaba bien que ahora estaba a salvo, pero oye si escucho una voz en la cabeza ¿es normal? Quién sabe… nunca nadie me ha dicho nada, no sé ni lo más esencial así que igual si es normal.
- Pequeña me llamo Megan. ¿Y tú?
Negué con la cabeza, no tenía nombre y tampoco podía hablar. ¿Pero cómo puedo explicarle eso?
- ¿No tienes nombre? - Vio como negaba con la cabeza y eso hizo que frunciera el ceño, igual se había enfadado por no hablar – ¿No sabes hablar?
No era eso, pero tampoco podía explicarle, no sabía cómo hacerlo, la chica pareció que me veía indecisa por qué no me pregunto nada más.
- Ven Conmigo a ducharte si quieres – la chica trató de tocarme para ayudar a levantarme y yo solo me aparté y me hice una bola. No quería que me tocaran, que me hicieran daño… La ducha, eso era malo, era fría y dolía, y todos se reían, no quería ir a la ducha -Pequeña no te haré daño, no te dañare nunca, solo vamos a lavarte el pelo. ¿Vale?
¿Lavarme el pelo? ¿Que era eso? ¿Haría que mi pelo fuera pequeño como aquella vez el señor? No quería, me gustaba largo, aunque tampoco iba a poder hacer nada, ellos mandaban como siempre, solo tenía que agachar la cabeza y obedecer, si no sería peor. Me levanté despacio y seguí a la chica, entramos a un baño y eso me sorprendió, normalmente me bañaban con solo una manguera de agua fría en el patio.
- ¿Puedes quitarte la ropa sola o te ayudo?
Negue su ayuda y me la quité sola, no quería que nadie me tocará, aunque ella no me hubiera hecho nada ahora, tal vez en un rato si lo haría, no podía fiarme de nadie, me quedé mirándola esperando que me dijera que hacer ya que nunca había ido al baño por mi cuenta, mis necesidades las hacía en el patio en un pequeño váter que había y para bañarme era con la manguera y solo cuando ellos querían. Ella me indico la ducha, sabía que se llamaba así por el señor, pero nunca me habían permitido entrar en una, entré indecisa y la chica empezó a tocar varias cosas, el agua callo sobre mí y estaba caliente, me aparte de golpe ya que quemaba mucho, ella me pidió perdón y reguló la temperatura, o eso dijo, cuando volví a meterme el agua salía templada, estaba calentita pero no quemaba, me gustaba bastante, cerré los ojos sintiéndome a gusto, luego los abrí y vi que la chica arrugaba el ceño, tal vez había hecho algo mal aunque no sabía que era, o si, tal vez se estaba enfadando por qué el suelo antes blanco y ahora se estaba poniendo n***o por mi culpa. Sabía que estaba sucia, tal vez eso la enfadaba, ella suspiró y cambio la cara sonriéndome de nuevo, eso me hizo desconfiar.
- Pequeña, te voy a echar unas cosas en el pelo, pero tienes que cerrar los ojos para que no te entre en los ojos, voy a lavarte el pelo despacio no te hare daño. ¿Vale?
Yo solo me encogí de hombros me hiciera daño o no, no podía hacer nada, yo solo era… ¿Que era? No lo sabía, así que cerré los ojos y disfruté del agua. Imaginé que estaba en un campo con muchas flores a mi alrededor, siempre me habían gustado las flores, mientras imaginaba eso, era como no sentir las manos de ella, era estar en mi mundo donde nadie podía entrar, estaba tranquila hasta que pasó a los brazos y tocó la pulsera, eso hizo que me apartará y la mirara mal, no me importaba el castigo nadie podía tocar la pulsera, nadie podía quitármela no sabía el por qué solo sabía que nadie podía tocarla ya que estaba prohibido.
- Solo quería quitártela para lavarte ¿Me dejas?
Negue con la cabeza, nadie podía quitármela, ni siquiera yo..., ella solo asintió y me dijo que fuera debajo del agua para quitarme el jabón, luego me hecho un producto en el pelo, ella decía que era un producto hecho por una bruja que haría que el pelo se desenredase, no había necesidad de cortarlo, yo solo la miraba de vez en cuando. Estuve bastante tiempo debajo del agua, luego me pidió salir y me envolvió en una toalla, era suave y blanca, me gustó mucho, era como estar en una nube, me dijo de ir a la habitación de nuevo dónde estaba en la cama un vestido hermoso y unos zapatitos, ella me lo dio todo y me ayudó a ponérmelo. Ella se daba cuenta de que no me gustaba que me tocaran, así que se dio mucha prisa para no incomodarme, luego me dijo que la siguiera y eso hice, en el pasillo al que salimos estaba muy iluminado, no como en la casa, a él le gustaba que todo estuviera con muy poca luz para que yo tropezara y así castigarme. Seguí a la chica hasta una puerta, era muy grande y de color negra, nunca había visto una puerta así. Ella llamo a la puerta y se escuchó la voz de un chico, eso hizo que me pusiera nerviosa, estaría él allí, volvería a hacerme daño…, aunque su voz no era, parecía que era una distinta pero podría estar fingiéndola, la chica abrió la puerta antes de que yo pudiera salir huyendo y me metió con ella, lo que no me esperaba fue ver a un chico de unos 20 años, su pelo n***o y sus ojos marrones me miraban fijamente, yo me acerque a él, no sabía por qué pero algo me atraía a él como una polilla a la luz, y sin darme cuenta de lo que hacía salte a sus piernas y le abracé, apoyé mi cabeza en su pecho y respiré, él olía a pino y a frutos del bosque, me gustaba, me relajaba, me aferre a él, respirando su aroma y él me devolvió el abrazo acariciándome el pelo y susurrándome palabras tranquilizadoras, entre ellas que nada volvería a hacerme daño. Que equivocado estaba.