—No. Nos gustaría que tres o cuatro machos te reprodujeran durante tu fertilidad para aumentar las posibilidades de concepción. Nos gustaría elegirlos hasta cierto punto, pero podríamos darte la opción de elegir entre algunas de nuestras opciones. Lo que hagas cuando no seas fértil es cosa tuya. No tienes que tener sexo con nadie, aunque somos muy sexuados y nos encantaría tener sexo contigo, incluso con las hembras lobo, si te parece bien el sexo entre mujeres. Obviamente, independientemente de lo que elijas, no puedes hablar de ello.
—¿Tengo que ir a un hospital de hombres lobo para dar a luz?
—No. Como dije, el niño será esencialmente humano hasta que alcance la madurez a los siete u ocho años. El primer cambio suele ocurrir durante la luna llena, que es donde empezó esa fábula, pero aparte de eso, el cambio puede ocurrir en cualquier momento que queramos.
—El cambio fue más rápido de lo que pensé que sería.
—Los primeros años son más lentos, pero somos más vulnerables durante un cambio, así que aprendemos a hacerlo más rápidamente.
—Si acepto hacer esto, ¿cuál es el siguiente paso?
—Los demás miembros de la manada querrán conocerte, a ver qué les dice su propio olfato. Podría organizar algo esta tarde si quieres, o mañana por la mañana. Ah, hay algo más que debes saber: si aceptas aparearte, tendrás un par de guardaespaldas asignados, un macho y una hembra.
—¿Por qué necesitaría un guardaespaldas?
—Un humano que ha aceptado aparearse con una manada es una propiedad valiosa. Otras manadas podrían estar interesadas en ti. Podrían intentar secuestrarte para su propia reproducción. Todas las manadas tienen el mismo problema. Esta es la primera vez que decidimos intentar pagar por ello.
—¿Cómo lo sabrían las demás manadas?
—Otra manada de lobos nos olerá en ti.
—¿Qué solías hacer?
—Seducir a una mujer para que lo haga. Abordarla como humana, hacer que empiece a tener sexo y luego intentar convencerla de que lo haga con nosotros como lobos. El éxito es bastante irregular así. Que les guste follarnos como humanos no significa que les interese hacerlo como lobos. Pensamos que iríamos directos y les ofreceríamos mucho dinero.
—¿Y si hiciera esto cuatro veces, sería un millón ochocientos mil dólares más rico?
—Tener cuatro cachorros es un compromiso a largo plazo, probablemente de unos seis años de tu vida, si no más. Deberías recibir una compensación justa.
—¿Puedes comunicarte conmigo como lobo?
—Podemos entenderte, pero tú no nos entenderás a menos que entiendas a los lobos. Podemos enseñarte algunas formas de comunicación si te interesa. Normalmente, dejamos a alguien con forma humana para que interprete.
—Me gustaría que volvieras a ser lobo, y me gustaría acariciarte o acercarme a ti para intentar adivinar cómo sería tener sexo con un lobo. No es peligroso, ¿verdad?
—Te prometo que estarás a salvo.
—Hazlo.
Se movió. ¡Rayos, qué rápido! Bajé el arma y me acerqué lentamente. René se quedó quieto, sin gruñir, sin chasquear los dientes. Sus colmillos parecían enormes. Extendí la mano y le toqué el pelaje. Era áspero. Pensé que era como el pelo de un pastor alemán. Su pene estaba completamente extendido, unos veinte centímetros de fuerza masculina, extendiéndose desde la vaina peluda. Lo olí. Olía a limpio, no a madera, aunque no tenía ni idea de cómo olía normalmente un lobo. Podía ver la inteligencia en sus ojos. Definitivamente no era una bestia tonta. ¿Podría tener sexo con él? Esa era la pregunta.
Me senté en una silla y él se echó hacia atrás. Sí, tenía una polla más o menos del mismo tamaño, aunque con forma de pene humano, no de perro. Si fuera humano, no tendría problema en chupar ese trozo de carne. Pero no lo era, ¿verdad?
—Tendré que pensar en esto esta noche—, dije. —Hay mucho que procesar.
—Entiendo—, dijo René. —Puedes llamar al mismo número que me llamaste antes.
—¿Son todos los de tu manada tan guapos?
—Me considerarían promedio.
—¡Maldición!
René volvió a sonreír. Su erección no se había disipado en lo más mínimo. Debía oler lo en celo que estaba. Pero eso era por su lado humano. No sé si yo estaba en celo por el lobo. ¿Por qué tenía que follar con un lobo, si el humano era tan perfecto? Se vistió y se fue en cuestión de minutos.
******
El resto del día lo pasé en contemplación. Pensando en alquilar mi útero, en tener sexo con lo que, en esencia, era un animal. No, mejor dicho, algo no humano, algo que podía ser tanto humano como animal.
Luego estaba la logística. ¿Cómo se tenía sexo con un lobo? ¿Cara a cara, mirando su largo hocico y sus dientes afilados, o era la postura del perrito la única forma en que los perros lo hacían? De hecho, busqué en internet cómo lo hacían los perros y encontré videos de humanos haciéndolo con varios animales. Me dio escalofríos, pero me dio algunas ideas de cómo se podría lograr.
Menos mal que no hablábamos de centauros. Eso me hizo preguntarme si los centauros realmente existían, o habían existido. Hombres lobo. Todavía me asombraba. Y René había dicho que los vampiros habían existido, pero ahora creía que estaban extintos, o al menos escondidos. Supongo que lo bueno era que solo si era fértil tendría que aparearme con un lobo. El resto del tiempo, podría ser con un semental guapo con aspecto humano. Me preocupaba la idea de necesitar guardaespaldas, de que otras manadas quisieran secuestrarme.
También me pregunté sobre la relación de la luna con los hombres lobo y el ciclo reproductivo femenino. ¿Por qué la luna llena era un detonante de cambio en los hombres lobo?
¿Me pagarían si otra pareja me dejara embarazada? Necesitaba el dinero. Definitivamente tenía muchas más preguntas.
A la mañana siguiente me comuniqué nuevamente con René y le dije que estaba lista para conocer a los otros miembros de su manada y que tenía más preguntas que hacerle.
¿Te importa si envío a alguien más a buscarte? Estoy ocupado con un asunto de manada ahora mismo. Además, nos incomoda que sepas dónde está nuestro cuartel general hasta que aceptes la reproducción. Tendrás que tener los ojos vendados.
Entendí la importancia de protegerse antes de tomar una decisión. —¿A quién debo esperar y a qué hora?—, pregunté.
—A las once de la mañana y las dos personas que me gustaría asignar como tus guardaespaldas eventualmente, un joven llamado Conor y una perra llamada Brigitte".
—Por perra, espero que te refieras a su sexo de lobo y no a su temperamento".
René se rió. —Su sexo de lobo. De hecho, es bastante agradable. Brigitte está nominalmente al mando. Los lobos tienen jerarquía, y ella está por encima de Conor, que es solo un adolescente en la jerga de los hombres lobo. Brigitte tiene unos sesenta años.
—¿Alguno de ellos está apareado?
—Conor es demasiado joven para haber tenido a su primera compañera. Brigitte perdió la suya y no ha tenido otra. Si alguno de los dos estuviera emparejado, tendría que asignarle también la compañera. No separamos parejas emparejadas por periodos largos. Les daremos de comer. No desayunen mucho.
Salí a correr de nuevo, y esta vez no sentí que me siguieran por primera vez en diez días, lo que me hizo sospechar que la manada de René me había estado vigilando desde que me apunté. Otra pregunta para después.
Hoy fue el primer día que no intenté buscar otro trabajo. Supongo que, en mi interior, ya había decidido cuál sería mi próximo trabajo: ser la madre de una manada de hombres lobo. Recorrí dieciséis kilómetros, me duché, desayuné ligero y estuve hasta las once aprendiendo lo que decían las fábulas sobre los hombres lobo, ya que, según Google, no existían. ¡Ja!
A las once, un hombre y una mujer estaban afuera de mi puerta. Supongo que esperaba a alguien más joven, y a una mujer mayor, pues me dijeron que era un adolescente y una mujer de sesenta años, hasta que recordé que René tenía ciento treinta. Ambos eran guapísimos, tan guapos que podrían ser modelos.
La mujer era pelirroja, con aspecto de colleen irlandesa, solo que alta, casi un metro ochenta. El hombre tenía el pelo n***o, n***o brillante como los orientales. Era más alto, incluso más alto que René por unos dos centímetros. Su físico, ¡Dios mío!, debería ser ilegal verse tan bien. Sentí que me humedecía de nuevo y ambos olieron, y supe que mi secreto había sido descubierto. Era una zorra para hombres lobo, como humanos.
—¿Estás listo para ir?— preguntó la hembra.
—¿Cómo te llamas?
—Brigitte.
—¿Y su nombre, y quién te ha enviado?
—Conor, René.
—Entonces supongo que estoy listo para irme.
Ella sonrió, una sonrisa hermosa, dientes perfectos, sin colmillos. —Eres más cauteloso que la mayoría de los humanos.
—Nunca me habían dicho que necesitaría guardaespaldas. Pensé que tal vez debería ser más cauteloso.
Me llevaron a un Jeep Grand Cherokee, salpicado de barro, pero último modelo. Conor me abrió la puerta trasera.
—Espero que me permitan reproducirme contigo—, dijo con un profundo retumbar en su voz mientras pasaba junto a él para llegar al asiento.
—¿Cuántos años tienes?— pregunté.
—Trece.
No se parecía en nada a ningún chico de trece años que hubiera conocido. Parecía tener al menos veinticinco. Conor levantó una bolsa de terciopelo n***o.
—Necesitamos cubrirte los ojos.
—¿Cuánto durará el viaje?
—Alrededor de cuarenta y cinco minutos, más o menos.
Cuarenta y cinco minutos me situaban en un radio de unos sesenta kilómetros desde donde vivía, unos ciento treinta kilómetros cuadrados, quizá la mitad, ya que estábamos cerca del océano y no había que navegar. Se podrían enterrar muchos cadáveres en el bosque, donde jamás los encontrarían.
—Tengo una pistola en mi bolso.
—Lo olimos—, dijo Brigitte. —No somos un peligro para ti mientras puedas guardar un secreto.
—¿Tengo que empezar a usarlo ahora?
—Ni siquiera queremos que sepas en qué dirección salimos de la ciudad—, dijo Conor, levantando la bolsa.
Asentí y me puso la bolsa en la cabeza. Tenía un cordón que la ajustaba un poco. No era claustrofóbico, pero estar aislado en esa bolsa me ponía nervioso. Conor me abrochó el cinturón de seguridad y se subió delante, dejándome solo atrás.
—Normalmente —dijo Brigitte—, nos movemos desnudos por nuestro complejo. Eso nos permite cambiar de forma humana a lobuna más rápidamente. ¿Te importaría?
Su voz estaba amortiguada por mi bolso, pero aún así clara.
—Supongo que me gustaría verte en tu hábitat natural, por así decirlo. Quizás me ayude a decidir qué voy a hacer. ¿Cuál es exactamente la razón por la que los eligieron como mis guardaespaldas?
—Ambos hemos recibido entrenamiento como guardaespaldas, ninguno está emparejado y me gusta follar con mujeres, en caso de que normalmente fueras gay o bisexual—, dijo Brigitte.
—¿Los lobos tienen mucha homosexualidad?— pregunté.
—Todos somos principalmente pansexuales—, dijo Conor, —como te puedes imaginar de criaturas que tienen relaciones sexuales tanto con humanos como con lobos, a menudo al mismo tiempo. Todos tenemos preferencias, pero nadie rechazará por completo el sexo con otra persona.
—¿Tienes que tener sexo con todo el mundo?
—No todos, pero si un lobo de rango superior exige tu obediencia, no puedes negarte a tener sexo con él o ella, a menos que estés dispuesto a luchar por un rango superior—, dijo Brigitte. —Aunque seas fértil. Normalmente, un alfa no exigirá sexo si eres fértil, pero a veces ocurre.
—¿Es esa la única forma de ascender a un rango superior, pelear con alguien de mayor rango que tú?
—Es la forma más común— respondió Conor.
—Dime cómo hago para tener sexo con un lobo.
—Probablemente querrás que te monten desde atrás—, dijo Brigitte, —para fines de reproducción, pero cualquier cosa funciona siempre que el lobo macho esté sobre sus patas traseras.
—¿Tenéis relaciones sexuales de otras maneras como los lobos?— pregunté.
—Como lobos, nos lamemos mucho, sobre todo si somos fértiles. No queremos necesariamente tener más lobos—, dijo Brigitte. —En esencia, si estamos embarazadas, tenemos que mantener esa forma hasta que nazcan los niños. No podemos cambiar de forma durante el embarazo. Eso significa que estamos atrapados en forma humana durante nueve meses y en forma de lobo durante sesenta y tres días".
—Si follas como lobos, ¿tienes una camada de cachorros?
—Sí, normalmente de tres a cuatro. Por eso las hembras suelen ser cuidadosas durante la fertilidad—, dijo Brigitte. —Criamos una camada durante aproximadamente un año y luego las introducimos en una manada de lobos normal.