CAPITULO 1

2658 Words
Hoy es un buen día, el sol ha salido, las personas parecen caminar más relajada, o al menos esa era mi impresión. Estos días han sido un poco duros, pero he sabido sobrellevarlo, no hay nada mejor que trabajo acumulado para distraer mi mente, y por supuesto nada mejor que una amiga pesada esforzándose por curar las heridas abiertas que un idiota dejó. —¿Café señora Black? - dice la barista a modo de saludo. Hago una mueca al escuchar cómo me ha llamado pero decido pasarlo lo alto y asiento con la cabeza, es lógico que tenga ese tipo de equivocación, no es la primera vez que vengo y ella ya me conoce, a Derek y a mi, tal vez ya sea el momento de cambiar de aires, de frecuentar otros sitios, sitios nuevos. Tras informarme que pronto me llevarán el pedido a mi mesa, decido buscar a mi abogado, sonrío cuando lo encuentro sentado frente a los ventanales con vistas a las calles neoyorquinas, se le ve un poco nervioso, tal una vez ansioso, había quedado con él para terminar de firmar unos papeles y por supuesto para que me confirme que el trámite de divorcio se ha realizado correctamente. Mi hizo gracia la cara que puso cuando le dije que no pensaba pelear por nada, nada de lo que tenía en común con Derek me interesaba mantener, ni siquiera el dinero que teníamos en común en el banco, nada, se lo di todo salvo la empresa de seguridad privada que mi padre en su lecho de muerte me heredó, el no parecía contento, tal vez le excitaba la idea de enfrentarse a un “poderoso en el mundo de los negocios, en cambio yo solo quería terminar con todo lo más pronto posible. Después de una pequeña charla mi abogado decide que es hora de irse, no me opongo, con mi café en mano decido tomar una larga respiración, ya está, todo se acabó, vuelvo a ser soltera, debería sentirme bien, tranquila, feliz de no seguir malgastando mi tiempo con él, pero nada es como uno se espera, un vacío se instala en mi pecho amenazando con hacerse cada vez más y más grande, no puedo evitar pensar que todo lo malo que me pasa es porque realmente me lo merezco, mis ojos arden y sé que es por la pérdida de un amor que nunca me correspondió. De repente siento como una presencia toma asiento en el mismo sitio donde minutos antes estaba mi abogado, no levanto la vista hasta que siento que ya no queda rastro de esas lágrimas rebeldes que querían salir, no me hace falta ver quien es pues su peculiar olor inunda mis fosas nasales enviando olas de dolorosos recuerdos. Con un suspiro cargado de pesadez levanto la vista solo para confirmar mis sospechas, la fría mirada de Derek escanea mi rostro sin rastro de sentimientos, como si verme aquí no le provocase nada, salvo enfado y cierta desesperación, como si estuviese esperando a que yo diga algo ¿qué puedo decir? Nada - ¿no me vas a preguntar a preguntar cómo sabía que estabas aquí? - pregunta con una ceja enarcada con un tono casi burlesco. Me encojo de hombros, claro que estoy interesada en saberlo, pero no quiero demostrárselo, el solo sonríe como si supiera lo que pienso, como si se estuviera burlando de mi falsa ingenuidad, de mi amor por él, pero su mirada me pide algo ¿el qué? — sabía que estarías aquí, aún recuerdo aquel día — dice en un suspiro como si aquel recuerdo le doliese en el alma — Café Sabarsky, una de mis mejores paradas — mira a su alrededor con nostalgia en la mirada. Enarco ambas cejas sorprendida por su confesión, no pensé que lo recordase, aquí fue donde todo empezó, donde nos conocimos y paradójicamente pretendía que aquí fuera donde todo termine, cerrar un ciclo, pero a juzgar por la mirada que me lanza y su mera presencia, sé que esto no terminará aquí, él hará que esto se alargue más de lo que a mí me gustaría. — en fin, creo que no es momento de hablar de eso ¿no? — dice volviendo a clavar su mirada sobre mí, esta vez más decidido — Dime Alex ¿Como te está yendo en tu empresa? — pregunta de pronto interesado, más bien, con fingido interés. “ a que juega” pensé. No respondo su pregunta, sé que hay gato encerrado y antes de que pueda embaucarme, decido que ya es hora de irme, camino decidida al mostrador para pagar el café que me bebí, pero Derek tiene planes diferentes, no pierde un segundo y decide seguirme a sabiendas que su presencia no es lo que más necesito en este momento. — se lo importante que es esa empresa para ti, pequeña Alex— dice al tiempo que saca un billete del bolsillo y se lo tiende a la cajera. Casi sonrío cuando logro interceptar el guiño coqueto que le lanza a una de las camareras que se encuentra detrás de barra, por supuesto la chica se sonroja tímida por esa osadía. Imbécil. Desde que nos casamos no le he visto con otra ropa que no sea un impecable traje hecho a medida, pagando siempre una pequeña fortuna por lucir impoluto, siempre tan perfecto, tan elegante y suyo. Me muerdo el labio reprimiendo las ganas que tengo de retocar esa corbata torcida, soy perfeccionista y él lo sabe, suelto un suspiro a sabiendas que todo lo hace premeditando mi reacción, no funcionará, no tocaré un solo pelo de su cabeza. — ¿qué quieres de mí? — pregunto ya cansada de todo este teatro. La cajera nos mira extrañada, se puede decir que ella vio "nuestro amor" crecer, toda una bonita mentira. Espero unos segundos su repuesta, pero en vista que decide guardar silencio, decido seguir con mi camino, pero Derek no me deja avanzar, me coge del codo evitando así que pueda dar otro paso, por un momento veo indecisión en su mirada, pero al segundo todo rastro de sentimientos se borran, nuevamente su mirada no expresa nada. — dime, ¿qué estarías dispuesta a hacer por mantener esa empresa que tanto quieres contigo? — pregunta con una seriedad aplastante. De pronto mi mundo parece empequeñecerse por cada segundo que pasa, se lo que pretende, se lo que quiere, y sabe dónde atacar para conseguirlo. Mi padre murió hace cinco años, yo era todo lo que él tenía y él era todo lo que me quedaba, cuando falleció mi mundo murió con él, todo me venía grande, me vi sola de un momento para otro, frente a un mundo donde solo busca destruir a los más débiles, lo único que pudo hacer fue dejarme todos sus bienes materiales, entre ellas se encuentra la empresa de seguridad que él creó siendo aún muy joven, pasó la mayor parte de su vida intentando sacar adelante esa empresa, convirtiéndola en lo que es hoy, dejándomelo fácil continuar con tan ardua tarea, su esmero era tanto que llegó hasta casi descuidarme por crear un gran futuro para mí, hoy por hoy, ese sitio es la única conexión que siento con mi padre, estar ahí, es como estar en compañía de él, era su válvula de escape como ahora es la mía. — no te atreverías...— murmuro sintiendo como un gran nudo se forma en mi garganta. Me regala una sonrisa confiada antes de dar media vuelta y caminar hacia la salida, a sabiendas que iré detrás de él, camina con paso seguro, una mano en el bolsillo de su pantalones mientras que con la otra abre la puerta del establecimiento, no me pasa desapercibida las miradas de las personas que tienen la dicha de pasar por su lado, se puede decir que la belleza de Derek no es común, allí por donde pasa las miradas se desvían en su dirección, es el perfecto hombre de portada de revista, tan perfecto físicamente como imperfecto internamente. Por un momento dudé si seguirlo sea una buena idea, pero esa mirada que me dedica antes de cerrar la puerta fue muy reveladora, no era una amenaza, más bien una advertencia, suelto una maldición antes de emprender camino hacia él, por cada paso que daba sentía que más me ataba a él, sentía que aun estaba lejos de terminar esta terrible y dolorosa historia. — Espera! — le grito cuando hace ademán de subir a su espectacular Lamborghini n***o. Con una sonrisa triunfante se apoya en su coche y pacientemente espera que llegue hacia él, en mi mente maldigo una y otra vez a medida que acorto las distancias, reprimo el malestar en mi pecho, no entiendo que es lo que hice mal para merecerme todo esto, para mi corazón ya es duro verlo frente a mí, ver que realmente nunca le importé, duele saber que solo fui una inversión más, nada extraordinario, nada especial, más bien mediocre e ingenua, debí haber visto la señales, sin embargo el amor que le tengo me tenía cegada, me negaba a volver a cerrar los ojos, se acabó. — eres muy predecible — se burla triunfante. Suelto un suspiro pesado, sabía que esa era la única forma que tenía de mantenerme un poco más bajo su poder, yo en cambio solo quería terminar con todo esto, sé que tengo los medios necesarios para plantarle cara frente a la corte, sin embargo es una guerra que sinceramente prefiero evitar, conozco perfectamente su círculo en el trabajo, sé con qué clase de gente se rodea, entre ellos, políticos, abogados, jueces, en resumidas cuentas, gente importante con suficiente poder como para dejarme tambaleando y tal vez, solo tal vez en la ruina. — suéltalo de una vez — gruño perdiendo la poca paciencia que me queda. Derek me mira sorprendido, nunca le había hablado así, nunca me había atrevido, no por miedo ni mucho menos, nunca vi la necesidad de usar ese tono con él, al menos hasta ahora, necesitaba…no, quería que supiese que ya no me tiene. — mi madre se ha enterado que me he casado y ahora se empeña en conocerte, ya sabes cómo se pone cuando.... — No Derek, no lo sé — lo interrumpo con voz dura, nunca tuve la suerte de conocer a su familia y para ser sinceros, yo nunca me mostré interesada en ello — ve al grano, el resto es irrelevante — sentencio con una frialdad que hasta a mí me sorprende. Su mirada se oscurece y sé que me he pasado de la raya, me cruzo de brazos en un vago intento de ocultar lo que su mirada provoca en mí, arrepentimiento. — pretendía contarte como hemos llegado a esta situación, pero tienes razón, mejor ir al grano — dice pasando por alto mi osadía — mi madre nos ha invitado a pasar una semana con la familia, en la villa que tiene en su pueblo y vas a venir conmigo — sentencia sin dar cabida a réplica. — no lo sé...— finjo pensármelo, por un lado sé que no es buena idea, pero por otro lado, la idea de conocer a toda su familia llama mi atención, de todas formas no puedo negarme ¿o si? — ¿por qué yo? Pregúntaselo a tu secretaria esa, seguro estará encantada de hacer un falso papel en tu familia — le digo con la sonrisa más falsa que se poner. Derek me fulmina con la mirada con genuino enfado, siempre sospeché que me ponía los cuernos con esa mujer que parecía comerle con la mirada, pero nunca obtuve pruebas de aquella infidelidad, nada que lo incriminara a ninguno de ellos, al final desistí en esa absurda idea. — seguro que sí, pero lo que más le va a encantar será mi regalo por hacerme ese favor — dice acortando cada vez más la distancia — ¿crees que Hunter Security es un buen regalo? — pregunta en susurro a centímetros de mi oído. Un escalofrío recorre mi cuerpo entero erizándome la piel, como dije antes, el no vino a amenazarme, me estaba advirtiendo de sus movimientos y quería saber si podía contar conmigo. La idea de conocer a su familia no es algo que me apetezca especialmente, más aún en la situación que nos encontramos, además no entiendo porque hace eso, ya obtuvo toda su fortuna, no necesita hacer esto, algo se me escapa, lo sé. — que te hace pensar que yo voy.... — fingiremos que estamos "enamorados” — me interrumpe recalcando la última palabra— la pasaremos bien y después tendrás la libertad de hacer lo que quieras con tu vida, desapareceré— dice y por alguna razón no parece estar muy conforme con lo ultimo. En cambio, para mi parecía algo imposible, seguir con mi vida, después de él, después de nuestro matrimonio, sin embargo, la idea de que él desparezca de mi vida me parecía tan engañosas como su mera presencia aquí mismo, no le creo, tal vez no quería hacerlo, algo en mi interior me decía a gritos que era una trampa pero una pequeña parte me suplicaba entre susurros que lo mantuviese cerca. — fingir amor para ti no debe ser un problema ¿cierto? — pregunto con una media sonrisa — ¿cuánto llevas fingiendo? Tal vez.... — Alex…— advierte con tono de amenazante. Lo ignoro. — tres años, ¡es verdad! — exclamo como si acabara de recordarlo todo — ya casi lo olvidaba — sonrío. — Alex, yo siempre.... — no quiero escucharte — lo interrumpo esta vez enfadada — haré lo que me pides, como siempre he hecho, fingiré que aún te amo, fingiré que no me usaste, nadie se enterara de eso, mantendré tu reputación intacta, pero ten en mente una cosa, cuando toda esta pesadilla termine, para mi habrás muerto— sentenció a sabiendas que todo lo que sale por mi boca venenosa no es más que una parrafada de mentiras. Su mirada triste hace que por una fracción de segundo quiera confesarle todo, pero debía ser fuerte, mostrarme débil frente a él ya no era una opción. Suelto un suspiro y decido que hemos terminado de hablar, doy media vuelta y me marcho a sabiendas que pronto recibiré noticias suyas, no le pregunté qué día era, pero conociéndolo seguro querrá acabar con esto pronto por lo que no me extrañaría que nos fuésemos mañana. Distingo mi vehículo entre la columna de coches aparcados, un BMW i8 n***o, una belleza que me permito conservar de nuestro matrimonio, conduzco por la ciudad con la música a tope permitiéndome olvidar así lo sucedido minutos antes, necesitaba relajar mi cuerpo, pensar en otra cosa que en la tortuosa semana que me espera, un baño relajante parecía ser la mejor de las opciones. Entro en mi pequeño apartamento situado en los suburbios de aquella enorme ciudad que se hacía llamar "Nueva York ", es pequeño, de tal vez unos cuarenta metros cuadrados, una caja de zapatos en comparación a lo que estoy acostumbrada, pero no necesitaba nada más grande que esto, sentirme sola es lo que quería evitar, pero aun en este pequeño espacio, ese sentimiento no abandona mi ser. Entro a la pequeña cocina y cojo el resto del Bourbon que dejé la pasada noche, camino cabizbaja con botella en una mano y un vaso en el otro en dirección al salón, enciendo la tele buscando algo interesante que ver pero desisto en mi décimo intento, tenía la idea de volver al trabajo, seguir con mi vida, pero después de ese agrío encuentro, solo me apetecía emborracharme en casa con alguna mala película de fondo. Pérdida en mis más oscuros pensamientos termino la botella y abro otra dándole vueltas a todo lo sucedido hasta que mis párpados pesan tanto que me dejo vencer por la ebriedad y el sueño.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD