"Vista al Pasado III"
24 horas.
Ni eso pude tener con mi bebé en brazos, todo por culpa de ese demonio repugnante. Que, como un parásito entró para quedarse dentro de su pequeño y frágil cuerpo llevándose consigo la vitalidad de mi adorado hijo.
Demián y Barto se lo llevaron al bosque escondido en las montañas mientras aún descansaba y Allek, limpiaba el desastre que había creado con la batalla definitiva de quien dominaría entre las sombras. Lo arrojaron a uno de los pozos de almas sin retorno al mundo humano, que ellos suelen ocultar a los demás por miedo a que las roben y usen para propósitos destructivos.
Al despertar ni los lamentos y suplicas de mi marido, ni los gritos de dolor de aquellas madres a las cuales infectaron para obligar a dar a luz un niño merecedor de afecto y de la corona de Allek bastaron para sacarme de ese sufrimiento que yacía como puñal dentro de mi corazón desecho.
Los tres fundadores no tenían ninguna idea de lo que realmente sentía, siento y sentiré. Ellos solo pueden suponer, porque es de afecto y emociones de lo que carecen. No de fuerza, ni de valentía o ingenio, sino, más que nada de aquello que nos hacía tan diferentes.
Lo que a mí me hace humana, a ellos les falta.
Y, aunque Allek lo va sintiendo poco a poco los otros dos, no.
— ¡Quiero que la sanes ya!— gritó molesto a su fiel sirviente.
—Sí mi señor. — El velo blanco chocó con el suelo en momento de la reverencia, tras ver cómo mi marido salió azotando la puerta pude sentir su aroma a podrido muy cerca de mi rostro.
Era como las demás, con rostro pulcro y carente de color solo que con una excepción. No poseía ojos y aun así me miraba atenta podía sentirlo por debajo de la piel.
—No puedes sanarme. — Musité con amargura y ella vaciló un poco.
—Lo sé. Lo que sientes está fuera de mis límites. — Por primera vez en tantos años pude conectar con alguien en aquel mundo olvidado.
— ¿Cómo...— No me dejo culminar, sin más tomó asiento en una esquina de la cama donde estaba acostada y se acercó dejando ver un poco de complicidad, miedo y lo que podría llamar "rebeldía" por no acatar las órdenes de simpatizar con "la humana" perteneciente al Poderoso Allek el sanguinario.
—Le voy a contar un secreto que se de antemano usted va a callar... Lo presiento. — Dice acercándose confidente antes de que pregunte. — Puedo sentir diferente a las otras doncellas de los amos. Siento aquel dolor intenso en su corazón, la marea de emociones que se propagan por su ser y también, aquellas ideas suicidas que contaminan su mente.
Respiro profundo y salgo de entre las mantas que hasta hace poco me servían como escudo al mundo y todo lo que en el se encontrara.
—Tú no puedes sentir...— Humedezco mis labios y la retó con la mirada. — Fuiste creada solo para complacer a los oscuros de sangre pura.
Sonríe con cautela y se pone en pie, camina hasta la ventana cubierta que no permite las miradas ajenas. Juegas con sus manos en un gesto nervioso y da media vuelta para encararme mientras flota en el aire.
—Yo no soy igual a nadie de mi especie, así como usted tampoco es igual a los de carne y huesos que viven en aquel mundo en conflictos... Y me atrevo a decir, que tampoco a su pequeño que aún vive.
Mis ojos se expandieron tanto que pensé pendería el cabello tras caer de mi cabeza si eso se pudiera. Ella había dicho algo que los otros negaron al momento de haber preguntado y al darse cuenta de eso selló sus labios con ambas manos pidiendo piedad arrodillada a centímetros de la cama.
— ¿Cuál es tu nombre?— indague siendo un manojo de nervios, con las manos sudadas y temblando.
—Dimy...— La puerta fue azotada y por ella entró Demián con actitud arrogante, como siempre.
—Genial, ya hablas. —Aplaude mientras da grandes zancadas hasta los pies de la cama—Después de todo no eres tan defectuosa como dicen Allek y Barto—ese comentario iba dirigido a ella, a la mujer o cosa que mantenía bajo el rostro con miedo.
Los mencionados entraron discutiendo sobre fusiones y embrujos que podrían desequilibrar las cosas, pero al verme fuera de las mantas y sentada se quedaron estáticos, como si les sorprendiera verdaderamente verme así.
—Fuera de aquí, ahora. — Ordenó Barto a mi compañera sin dejarme replicar y preguntar siquiera por su nombre. —Tenemos buenas noticias para ti, encontramos la manera de que puedas procrear sin morir, ser raptada o poseída por demonios.
Allek sonrió, pero era una sonrisa vacía.
—Te llevaremos a la montaña, donde los cazadores protegerán los terrenos y las almas en penas encarceladas en los hoyos negros se encargaran de eliminar a quien desee llegar hasta ese lugar.
Esperaron expectantes ante cualquier reacción. Seguían sin comprender mi dolor, pero ya al menos estaba un poco más aliviada, así que tan solo les di un suspiro y una sonrisa de boca cerrada para que creyeran que estaría de acuerdo con traer otro heredero.
Algo que no podría nunca más.
Algo que no comprendían.
Algo, que nadie núnca lograría entender ni en esta, ni en otra vida.
Tuve suerte al tener un bebé, pero en el parto pude sentir como se desgarraban partes que no debían y también como las doncellas luchaban para mantenerme con vida por exigencia de Allek, aún si eso dependía de no traer de nuevo un heredero para el reino.
Nadie le llevaría la contraria a uno de los oscuros creadores y más poderosos de este mundo, así que por más que quisieran opinar acerca de lo que estaba y no bien para conservar su linaje, prefirieron callar y mantenerse con vida.
Sus miradas jamas se alzaron a verme cuando una de ellas, dio a conocer que no sería capaz de traer a otro hijo al mundo.
Eso él lo sabía bien y se lo ocultaría a su familia.