CAPÍTULO 07

1072 Words
"El limbo de los oscuros" <<Angy>> El cuerpo de Marcus reposa sobre su cama, tieso y frío parecido a un c*****r. Marco espera sentado cerca de la ventana, mirándome atento con ese aspecto tétrico que todos aquí menos yo, poseen. —Y... ¿Cuántos años tienes? — Digo, más para cortar de raíz el silencio abrumante que está por toda la habitación que para saber. —Sabes, tengo rato con unas ganas inmensas de picarte en tiritas mientras pides piedad—Ríe y señala a su hermano mayor —Pero Marcus es muy celoso con sus cosas y no quiero tener que aguantar su malhumor... Oh que me asesine mientras duermo. — Murmura por lo bajo mirando el suelo con pena. Trago grueso y disimulo mirando la habitación en busca de algo productivo por si vuelve lo que sea que arrojó los vidrios en nuestra dirección. Los minutos pasan y nada, ni los padres de los chicos ni Marcus vuelve a la realidad y ya me está entrando el pánico, tanto que las manos me sudan y muerdo la piel dentro de mis mejillas. —Deja de hacer eso, me estas sacando de quicio. — Sisea el chico frotando su cara con impaciencia— Detesto que sea así, detesto a las personas así ¡Odio ese comportamiento!— grita y el pánico se apodera de mi ser— ¿No puedes ser normal? así como nosotros... Suspira profundo y se va calmando poco a poco. Entonces, para destruir el momento mis tripas rugen y Marco alza una ceja divertido. —Lo siento. —Comento y eso parece divertirle. —Eso sí puedo tolerarlo. Mamá y papá deben de estar cazando a ese tipo y de no encontrarlo traerán algo, quizás uno de esos asquerosos venados de tres ojos que están al cruzar el bosque—Hago una mueca de asco y sonríe— Presiento que mi hermano no te comentó que fue lo que comiste en la mesa ¿cierto? — Niego y continua— eso era lagarto de cuatro cabezas y un venado de hace un mes que teníamos guardado para una ocasión especial la cual al parecer fue tu absurda llegada. —No es eso, es que comentó que comían oscuros débiles. Rueda los ojos y comienza un juego con las cortinas usando su poder con los dedos, meciéndose de un lado a otro al ritmo que lleva. Nadie ni nada es normal en este lugar, lo cual es una gran desventaja para alguien que tiene que saber al menos el terreno que pisa o los obstáculos que posee, en pocas palabras estoy muerta si pienso en huir sin ayuda. —No te voy a mentir, sí lo hacemos pero solo en nuestra forma bestial. Para todo lo demás seguimos siendo medio humanos, comemos animales—lo interrumpo. — ¿Animales? Pensé que no existían aparte de los enormes lobos grises que resultan ser ustedes. Respira profundo para no alterarse, supongo que detesta ser interrumpido. Me encojo en el lugar, apegándome más a la pared que está justo al lado de la puerta, frente a la cama de Marcus y la ventana donde está ubicado Marco. Los minutos se hacen largos, agobiantes de tanta espera. Por primera vez puedo decir que ansío que Marcus tenga cualquier tipo de expresión en su rostro, así sea una de molestia. Oh, que sus padres estén por allí siendo sarcásticos contra mi ignorancia, lo que sea es mejor que estar sentada a solas porque el cuerpo inconsciente del pelo blanco no cuenta a ver la cara fatigada de Marco. —Pensaste... Eso es lo malo de ustedes los humanos y lo que los hace presas fáciles. Si están siendo perseguidos piensan que los van a matar y se estresan, dejando que el miedo los controle y los lleve directo a su muerte o comienzan a alucinar cosas y esas cosas hacen el trabajo fácil de quien quiera herirlos. Toma una pausa, respira y empieza a tantear con sus dedos la pared. Está aburrido y perdiendo la paciencia, se nota pero no puedo hacer nada en absoluto para contrarrestarlo. Una idea se estanca de lleno en mi cabeza... Marco mencionó que comí pero ¿cómo es eso posible si estoy inconsciente y este sería más como mi espíritu vagando? además tampoco tengo ganas de ir al baño, no huelo mal pero sí puedo sudar. ¿Qué está sucediendo? Tampoco es como si hubiera visto a estos seres ir al baño, ni he logrado ver que sean una familia grande solo cuatro personas con problemas psicológicos es lo que hay y ahora que lo pienso las pocas puertas que he visto suelen estar cerradas y no emiten ningún aroma conocido. —Se te van a quemar las neuronas— Ríe poniéndose en pie— Iré a buscar a ese par, me parece aburrido estar aquí mirando tu espantosa cara. Dejaré unas cuantas sombras para que vigilen la casa y avisen, en lo que Marcus vuelva del mundo de Dylan sería bueno que le exijas explicaciones del lugar en donde estas antes de salir y no durar ni cinco segundos allá afuera. Dicho eso se desvaneció entre las sombras. Más minutos muertos y nada, estoy empezando a perder el apetito y ahora estoy peor que antes puesto que no tengo con quien conversar. Al menos el chico sádico de poca cordura era mejor que la soledad en la que me encuentro hundida. Escucho un rugido en la distancia y de inmediato me coloco en pie, asustada. Camino en la dirección dónde está Marcus dormido y me acerco a su rostro con lentitud para saber si proviene de él. Emito un grito de puro terror cuando siento su mano helada apretando mis muñecas, su risa maquiavélica saca lo peor de mí. Ya al menos no le tengo tanto miedo como antes. —Dylan, el tonto e inútil de Dylan está perdiendo la cordura por ti. No te imaginas como lo ataron y amordazaron para que deje de hacerse daño a sí mismo. —Eso no es gracioso Marcus, dile que estoy bien. — Vocifero molesta y él alza una ceja con arrogancia. —No eres nadie para ordenarme. — Refuta con desprecio. —Y tú no eres nadie para tocarme— digo azotando su mano lejos y me parece ver cómo sus facciones toman por segundos un aspecto de melancolía. ¿Qué está pasando con él en realidad?
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