Y si asi fuera

2189 Words
Los paisajes verdes y reconfortantes de siempre parecían perderse mientras se alejaba poco a poco de la hermosa mansión Black , las ideas revoloteaban como mariposas en su mente, todo parecía marchar bien, Melissa había recibido las llaves de su nuevo apartamento que estaría cerca de la universidad y esa mañana se dirigía a revisar que todo estuviera en orden con la mudanza, los recuerdos de su vida en soledad siendo la esposa de un fantasma finalmente quedaría atrás, era libre de prepararse para el futuro que siempre soñó...y quizás enamorarse, o quizás no...la refrescante brisa matutina golpeaba con suavidad su hermoso rostro sonriente, su auto finalmente estaba listo y parecía no haber problemas de ningún tipo, todo marchaba bien, había llamado a su querida amiga Stefany quien la ayudaría a acomodar las cajas de mudanza que seguramente ya habían llegado y estarían apiladas en la entrada del edificio, ese sería un día ocupado y había pedido a Jason (Elric) que la acompañase a su destino. Elric observaba la pequeña figura de su aún esposa, era increíble la emoción que desbordaba por montones por una razón tan simple como una mudanza, aunque, extrañamente, comenzaba a tomar cariño de aquellas actitudes tan simples y a veces infantiles que tenía la hermosa chica, aún recordaba su silueta delicada y femenina bañada por la luz de la luna, aquella visión le recordaba a las ninfas que jugueteaban y danzaban en los claros y lagos de los bosques en los cuentos de hadas o los mitos griegos, su figura envuelta de luz, lo mucho que le recordó a la belleza grácil y pura que una vez lucio con orgullo su hermosa madre...no entendía que tenía aquella joven de cabellera azabache que la hacía lucir tan diferente al resto de mujeres que había conocido a lo largo de sus muchas noches, era simplemente distinta. La carretera finalmente desaparecía de su vista dejando atrás los verdes prados y las omnipresentes montañas para dar paso al frio gris de los múltiples edificios de la ciudad, Elric podía ver el repentino cambio de semblante de la chica, parecía realmente decepcionada por dejar de admirar lo que madre natura regalaba a la vista para solo mirar la fría presencia de la urbanización. — ¿Sucede algo Melissa? Pareces decepcionada — pregunto el apuesto pelinegro. La azabache suspiro. — Aunque me emociona mucho la idea de finalmente dejar atrás la mansión Black , no puedo negar que extrañaré la hermosa vista de las praderas y montañas, creo que de cierta manera me había acostumbrado a mirar todo aquello durante el tiempo que estuve allí — respondió la chica. — ¿Y porque no te quedas? — pregunto Elric con intriga. La joven sonrió con resignación. — No, realmente necesito estar cerca de la universidad, además, solo es cuestión de días para lleguen los papeles que darán por hecho mi divorcio, sé que el señor Black es un hombre ocupado, pero en algún momento firmará, después de todo no es algo que le importe en absoluto, tengo muchos sueños que quiero realizar — dijo la chica estacionando su auto frente a un viejo edificio, ciertamente la universidad New York estaba a unos pasos de allí. Elric descendió del viejo coche en silencio, cada que ella lo mencionaba sentía una molestia en el pecho, el divorcio, el pésimo concepto en que lo tenía, y aunque no era para menos le causaba malestar saber que la chica lo considerara tan desalmado. Ingresando al edificio el pelinegro pudo observar que el lugar lucía bastante arruinado y viejo, si bien no parecía que fuera a derrumbarse de un momento a otro, podía mirar que la pintura lucía vieja y carcomida por el paso de los años, el portero, aunque muy amigable, se veía bastante mayor, parecía que había sido colocado a propósito allí para hacer juego con el ambiente decadente que se apreciaba en todo el inmueble, de ninguna manera podría permitir que su joven esposa viviera en tales condiciones deplorables, pero sabía que no había poder humano, demoníaco o divino, que hiciera cambiar de idea a la chica, había pasado la última semana tratando de convencerla por todos los medios de quedarse en la mansión, y todas y cada una de esas ocasiones se había negado rotundamente, era terca, no había duda de ello, no mansión, no dinero, no auto nuevo, todo se lo lanzó a la cara diciendo que ella sola podría hacerse cargo de ella misma, aquello le provocó varias jaquecas y Adam había pagado los platos rotos del malhumor que le ganó las muchas veces que desprecio su ayuda, el solo podía mirar un horrible y muy viejo edificio de apartamentos, perfecto escenario de aquellas películas hollywoodenses sobre asesinos en serie, pandillas callejeras o mafias internacionales tratando de ocultarse, ella, sin embargo, miraba su nuevo y dulce hogar cuál cuento de ensueño y de hadas, como si nada malo pudiese ocurrir allí, Elric se tocó el puente de la nariz previniendo que una nueva jaqueca llegaba. — ¿No crees que es fantástico? Vamos, ayúdame a subir estás cajas para comenzar a ordenar todo en mi departamento — dijo Melissa con alegría, aunque, desde el punto de vista del pelinegro, con un despreocupado y sonriente semblante la bella azabache. — ¿No crees que este lugar es un poco aterrador para una chica? — pregunto con horror el pelinegro al ver algo de moho en alguna pared ocasional. — Claro que no, es perfecto, no tenía demasiado presupuesto y por supuesto que no molestaría al padre con algo más costoso — refunfuño la chica inflando sus mejillas. Elric negó en silencio sintiendo ya la migraña invadirlo. Finalmente llegaron al departamento en el quinto piso del lugar, era bastante pequeño, quizás si era espacio más que suficiente para dos personas, pero Elric, acostumbrado a los grandes lugares lujosos, aquello lucía como un armario, al menos pudo sentir algo de alivio al ver que su lugar no estaba enmohecido o se veía deteriorado, ambos dejaron las pesadas cajas en el piso y la azabache extendió sus brazos. — Finalmente estoy aquí, este es mi propio lugar y es algo que conseguí con mi propio esfuerzo, ¿No crees que es maravilloso!? — pregunto con emoción la hermosa jovencita. Elric sonrió al ver el entusiasmo de su joven esposa, mirando de nuevo el lugar de pronto no lo sintió tan pequeño, ella estaba orgullosa después de todo, aunque él no podía entender del todo la emoción de la chica sabía que esto era muy importante y especial para ella, al final de cuentas él no podía comprender la emoción de pelear férreamente por algo, todo cuánto quiso lo tuvo en el momento que lo deseó, nunca se había planteado antes lo que podía valer y significar el esfuerzo propio para obtener algo que deseas hasta ese momento. Los minutos transcurrían entre bromas de parte de la chica y ambos acomodando todo en los lugares que ella creía convenientes, la simplicidad de Melissa lo extrañaba y al mismo tiempo lo divertía, debía admitir que la chica tenía un humor bastante bueno aunque algo ácido y sarcástico, era fascinante verla reír por la más pequeña tontería, había pasado un largo rato riendo por una pequeña araña que parecía pelear con el cuando esté destrozó su telaraña, la joven había tomado al pequeño arácnido en sus manos sin temor alguno y lo había dejado irse por la ventana, y luego comenzó a bromear diciendo que un poco más y había terminado convirtiéndose en la mujer araña, aquello le parecía absurdo pero ella parecía divertirse bastante con la idea de ella misma trepando paredes y edificios y golpeando maleantes en medio de la noche, pensaba y volvía a pensarlo, ninguna otra mujer que hubiese conocido habría tomado al arácnido en sus manos con tal confianza y normalidad, cualquiera de ellas habría gritado hasta ponerlo de los nervios, era tan diferente e indescifrable para el que quería ver más y más. Las risas de la chica fueron interrumpidas por el molesto sonido del timbre del departamento, Melissa entre risas se apresuró a abrir dejando ver a una pequeña y muy delgada jovencita de cabello corto y pelinegro y unos enormes ojos del mismo color que las hojas verdes de los arboles, era bonita, aunque su belleza era más infantil, junto a ella se encontraba un joven rubio de ojos azules que había corrido a abrazar a Melissa tan pronto como abrió la puerta, otro chico más de aspecto más serio y con gafas había entrado al departamento, aunque esté parecía tener mucha más educación que el otro joven, para su desgracia, conocía bastante bien a aquellos dos. — Stefany, Adrien, Erick, me alegra mucho que vinieran — dijo Melissa quitándose de encima al rubio y abrazando a la chica bajita. Erick observo con detenimiento al pelinegro y casi pudo descifrar lo que el Black que muy inesperadamente se encontraba con la hermosa azabache, estaba pensando, sonriendo de lado guardo silencio. — ¡Ah Meli no quiere que su padre la abracé! ¡Eso están cruel! — lloriqueaba el rubio mirando a su amigo pelinegro. Adrien, sin embargo, retomo una postura muy seria al notar a la presencia que acompañaba a la hermosa azabache. — Basta Adrien, sabes bien que no soy tu hija — reía Melissa. — ¿Melissa, nos vas a presentar a tu invitado? — pregunto Erick divertido con la situación, ellos sabían perfectamente bien que la azabache estaba casada desde hacía un año con Elric Black, pero aquel matrimonio no se había concretado jamás ya que el magnate no se había dignado a visitarla jamás. Adrien, había tomado una postura furiosa, cosa que Stefany había notado de inmediato y que la consternaba, no era para nada normal que su superior se enojara sin una buena razón. Melissa se secó las lágrimas que su ataque de risa previo le había regalado. — Que mal educada soy, lo siento chicos, él es Jason Black, es primo dé él señor Elric, ha venido por petición de este para cuidar de la mansión ya que finalmente el proceso de divorcio ha comenzado — dijo Melissa con una sincera sonrisa. La cara de Adrien parecía deformarse y a punto de decir algo fue interrumpido por Elric. — Veo que no has cambiado en nada Eccheli, lo mismo digo de ti Connolly, sus padres ¿Como se encuentran? ¿Todo va bien en los negocios? — dijo secamente el pelinegro. Erick sonrió de lado y con ironía nuevamente, había entendido perfectamente bien la sutil amenaza en las palabras del temible Black. — Así es Black, todo va bien, hacía tiempo que no se le veía en la ciudad, no desde sus días de estudiante en New York junto a su primo — respondió Erick mirando fijamente a Adrien advirtiéndole que se tranquilizara. Stefany observaba sorprendida la interacción de sus superiores con el apuesto hombre que parecía cercano a Melissa, era la primera vez que veía un respeto genuino de Erick Connolly hacía otro ser humano. Adrien sonrió a la bella azabache y tomo suavemente sus manos lanzando una mirada de advertencia al pelinegro. — Meli, vine hasta aquí para ayudarte con tu mudanza, aunque sigo firme en mi propuesta de que ocupes el departamento que tengo en el edificio New York, mi padre también estaría encantado de que una chica hermosa como tú ocupe el lugar, Stefany ya usa uno de esos apartamentos — dijo el rubio. — No te preocupes Adrien, realmente estoy feliz aquí, convertiré mi lugar en un palacio, ya lo verás — respondió la bella azabache al rubio. — Muy bien, tú ganas...¿Aunque hace algo de calor no lo creen? Quizás sea bueno ir por algunas bebidas para ustedes, ¿Porque no nos acompañas Black? Será agradable recordar viejas hazañas de la universidad no lo creen — dijo el rubio caminando a la salida del departamento siendo seguido por Erick y después por Elric. Las chicas se miraron entre sí y rieron, sí que hacían falta algunas bebidas, sin embargo, lejos estaban aquellos jóvenes de reír entre ellos. El silencio reinaba entre los jóvenes, silencio que finalmente fue interrumpido por un furioso Adrien que tomo al pelinegro por el cuello de la camisa. — ¿Se puede saber que es esa mierda de Jason? ¿Sabes que Melissa realmente la paso muy mal sabiéndose monumentalmente ignorada por su esposo? ¿Qué demonios haces aquí? — pregunto enfurecido el rubio. Elric sonrió y elegantemente aparto las manos del rubio de su camisa para luego acomodar los pliegues de vuelta. — Ese no es asunto tuyo Eccheli, pero creo que no está de más advertirte sobre soltar la lengua de más, tu padre y el de Connolly tienen varios proyectos en puerta conmigo, y no deseo que se vean estropeados por nimiedades ¿No lo crees así Connolly? — rio de lado Elric. — A mí no me interesa lo que hagas con White, pero creo que es bastante descortés mentirle a una dama, en especial a una tan linda como lo es ella — rio Erick.
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