Luego del día de campamento, pasé lo que quedaba encerrado, hice lo mismo tanto ayer como hoy, evité lo más posible el contacto con Ricardo. No quería saber nada de nada, no quería ver a nadie. No quería estar con nadie. Más decaído no podía estar, esto era lo peor que a una persona le podía pasar. No era justo. Justo ahí lo veo llegar. Lo miro de manera rencorosa. No importa cuánto se esfuerce, no va a ganarse mi cariño de nuevo. Me mira con esa sonrisa celestialmente maravillosa. Era él, mi mayor maravilla. Lo que más amo y lo que más protegería con todo mi ser. Pero él... Todo su ser era mentira. Se acercó para darme un beso. — Hola Alex— me dijo tiernamente, casi juntaba sus labios con los míos de no ser porque yo mismo lo impedí. Él se quedó sorprendido, no se lo esperaba ¿Eh? — Ma

