54— Juana, fuego que no se apaga

1976 Words

Capítulo — Juana, fuego que no se apaga Juana mandaba en la cocina de Mateo como quien no pide permiso para mandar en la vida. Era empleada de la casa desde que Clara y él eran niños. Sus manos tenían memoria de ollas, de sartenes, de paños que limpian lo que otros ensucian: la ropa, las cuentas, los silencios. La casa olía siempre a guiso y a café cuando ella estaba, y también a disciplina. Conocía la hacienda y conocía a Mateo desde la cuna; lo había llevado en brazos, lo había criado como al hijo que la vida nunca le dio. Había presenciado sus arrebatos, sus amores, sus caídas. Por eso, al verlo ahora con la pierna en alto y la mirada hueca, la rabia le hervía por dentro. Ya no quería ser cómplice de un terco que nunca supo escucharla. Esa tarde, Martín llegó destruido, con la frente

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD