El último sábado del mes de septiembre llegó pronto y, con ello, la llegada de Jesse a Nueva York. Lyanna estaba emocionada, después de todo, vería a uno de sus tíos favoritos. Tras la partida de Noah, Jesse había estado al pendiente de ambas, tal y como se lo había prometido a su mejor amigo. A falta de la presencia física de su padre, había tenido a Jesse y Dominic. Sin embargo, ya hacía cinco años el moreno se había mudado a Toronto por cuestiones de trabajo, y Lyanna sentía la falta que le hacía. Su visita había sido improvisada, nadie sabía que estaría en el país y había decidido aterrizar en New York primero. A Melissa le tomó por total sorpresa recibir su llamada a las seis de la mañana, donde le pedía que lo recogiera en el aeropuerto lo más pronto posible ya que moría de sueño.

