La noche después de la barbacoa en casa de la familia Davis, Melissa volvió a encerrarse en su despacho y trabajó toda la noche. Sin embargo, no abrió el documento que había empezado hace varias noches atrás después de que el insomnio la levantara, sino uno completamente nuevo. Sus manos se deslizaron a través del teclado de su computadora, con la música resonando de sus auriculares a todo volumen. Llevaba mucho tiempo sin escribir con algo de música de fondo debido a que sentía que se distraía y perdía el hilo de lo que pensaba, pero esa noche se sintió diferente. El cosquilleo por escribir no provino de sus manos, sino de su entrepierna. La declaración de Brooke de no alejarse la perseguía, y necesitaba desahogarse de alguna manera.
Eran las cuatro de la mañana cuando decidió tomarse u
