El pueblo estuvo de luto, era común que se dejara, por respeto al muerto, una semana sin música ni algarabía, en las casas se mantenían las ventanas cerradas y las señoras salían en la mañana muy temprano a asear los andenes, todas en silencio, sin dar espacio a murmullos o chismes. A veces izaban la bandera nacional, pero esas costumbres no eran tan regionales, algunos decían que eso lo impusieron militares que llegaban a establecerse en el pueblo y para darle peso a su estatus inventaban ese tipo de cosas y los que se creían de mejor familia, las adoptaban y mantenían con fundamentos vacíos. En la casa rosada no se abrieron sus ventanas en toda la semana, pero tampoco la puerta principal, ni hubo restaurante durante el día, y mucho menos se asomaron las mujeres en la noche como era cos