Capítulo 2

1833 Words
Los Ángeles, California. Mi no ciudad natal, pero si un lugar magnifico para disfrutar. Estoy eufórica, emocionada y todas las palabras que se relacionen con los sentimientos de felicidad. Quizá no estoy tan feliz desde que nací. Frente a mí, el majestuoso ¡¡¡Disney's Grand Californian Hotel!!! Una excelente elección para una gala. Por Dios, estoy maravillada con tanto paisaje que se posa frente a mí. Podría tener una aventurilla por ahí, aunque va encontra del reglamento de "Señoritas Decentes". Tengo un asombroso y dichoso amor por este maravilloso lugar. Sobre todo ciertos modelitos que pasan por ahí. Kiera al ataque. Uau. Debí usar gafas 3D, estas oscuras dejan demasiado que desear. Las personas disfrutan y pasean con diminutos trajes de baños. Y vaya que se ven muy bien. Hace un calor terrible, pero veme aquí, con un suéter. Paseo por lo largo de la entrada de las piscinas. Quiero darme una nadadita, pero la gala es en unas horas. Debí haberlo hecho en cuanto llegue. Que clase de turista, no disfruta de las piscinas de un maravilloso hotel. Dirijo la vista hasta un tipo trajeado, Uau, un traje blanco y camisa rosa pálido. Excelente combinación, aunque por un lado está bueno... y... quiero ver... por el otro también. El sujeto me dirige la mirada. Kiera, deja de verlo. Me mira seriamente, me cojo de hombros haciendo una mueca. -¿KIERA?- doy una vuelta completa esperando encontrar a quien me hablo. Ladeo un poco. No! —¿Kiera, eres tú?– ese acento italiano inconfundible. ¿Quien mas seria? —¡MASSIMO!– grito eufórica. Salgo casi corriendo. —¡Dios Mío! ¡Kiera!– corre hasta mi lado. Extrañe a semejante italiano guapo y mejor amigo. Me coge en brazos dándome un par de vueltas. Me abrazo a su cuerpo completamente emocionada. Le eche de menos. Tengo casi cuatro meses de no verle, desde que regreso a Italia básicamente. —Te eche de menos. ¿Como esta todo?– pregunto. —De maravilla, aunque mis padres ya sabes, siguen con lo mismo.– rueda los ojos. —Internado, yo he podido desligarme por un rato.– me cojo de hombros. —Qué te parece ir por unos tragos después de la gala, oh bien podemos escaparnos en medio de la gala- Arque ambas cejas. Más que tentador. Y mas que dispuesta a hacerlo. —¿Fiorella?– pregunto por su novia —No ha venido con vosotros?- —Está en exámenes, recuerda que es menor que yo– se sonroja. Cuatro años no es la gran cosa. Yo Salí con un chico menor que yo, aunque todo salió mal al final. Seis meses han pasado ya, desde eso. Recuerdos dramáticos. —Entonces perfecto, podemos irnos al bar. Tenemos mucho de qué hablar- sonríe. Nos despedimos con otro abrazo. Tenía tantas ganas de verle, es mi mejor amigo y es con el único que puedo desahogar mis penas. Desahogar mis penas y otras cosas. Ya saben cosas de amigos. Doy la vuelta chocando con el tipo de traje blanco. —Lo siento, mil disculpas- dice. El trajeado me mira con expresión inescrutable. —Que va, fue mi culpa. Lo siento- me cojo de hombros. Le hago un saludo con la mano despidiéndome. El sujeto me observa, siento su mirada sobre mi. Si es guapo, pero no es mi tipo. Parece mayor. Últimamente nadie es mi tipo. ¿Un anciano? ¡Podría salir con un anciano guapo! Uau. Podría ser. Tal vez, ellos son mas sinceros, divertidos y fieles. ¡Oh, Claro! Ellos aman ir de fiesta y buscarse una chiquilla. Sinvergüenzas, todos los hombres son unos picaros. Camino hasta el vestíbulo. Mi padre se encuentra enfrascado en una conversación con unos sujetos. Paso de largo antes que me llame, conocer a viejitos cascarrabias no es meramente lo mío. Aunque el fin de semana de fiesta que menciono mi madre, haya sido parte de la noche y el domingo. Un viaje de nueve horas, cansado pero tiene su recompensa. Al final, Harry no quiso venir con nosotros. Se ha quedado en casa de nuestros abuelos en Manchester. Creo que Milian tiene algo que ver, pero no puedo corroborarlo. —¿Mamá, y mi vestido?- pregunto. Mi madre sale como un molino del baño. —Cariño, está sobre la cama de tu hermano. No le gustó mucho que usaras ese vestido blanco. Dice que no va de acorde a la ocasión. Pero ya sabes, hombres.- se coge de hombros. —Mamá, aquí todos usan algo blanco o rosa. Me gusta y además la gala es a las cinco de la tarde, en L.A no anochece tan rápido- ruedo los ojos. Camino hasta la habitación de mi hermano, en efecto, ahí está mi vestido blanco, es bonito, algo informal pero bonito. No sé qué tiene mi hermano en contra de las cosas blancas. Dios Bendiga y Perdone a la mujer que se case con él. Entro a la ducha rápidamente, ya quiero que llegue la noche. Escaparme con Massimo, es algo que quiero hacer, sera una estupenda noche. —Mamá, sabes que me encontré con Massimo- sonrió. Mi madre entra a la habitación emocionada. Hecha una bola de emoción, me abraza fuertemente. —¿Se han declarado su amor?- pregunta esperanzada. ¡Dale! —¡Madre! Solo somos amigos, tiene novia y yo...- —Y tú, necesitas un novio. Edward ya es pasado- hace un ademán. —Pasado seis meses- rió. —Edward, fue Edward. No quiero saber de romance por un tiempo- me encojo de hombros. —Oh, cariño. Vosotros no tenías futuro- se coge de hombros. Tengo una madre, tan linda y encantadora. Si desean una buscar en MadresRompecorazones.com —Uau, gracias madre- gruño. Aunque tiene algo de razón. Lo que si no me gustaría es encontrármelo en esta gala. Terminamos en buenos términos, pero esos buenos términos pueden llegar a ser un fastidio. Termino de arreglarme. Se supone que me veo bien, pero no estoy meramente segura. A las 5 menos 30, salgo disparada hasta donde mis padres. No quiero llegar sola, seria incómodo. —¡UAU! Hermana, si estas más que bella. ¿Es por Massimo? Le he visto esta tarde- arquea ambas cejas. Otro que bien baila. Que se traen todos contra mi? —Sí y no. Massimo es mi amigo y tiene novia- repito. —Sí, sí, sí. Como tú digas- me ofrece su brazo. Entusiasmada lo tomo. —Me gustaría veros en una boda- sonríe mi padre. —¿Anthony y yo? Somos hermanos y creo que es ilegal- digo pensativa. —Me refiero a Massimo y a ti. Serias una estupenda pareja- Ignorando la conversación, sobre una boda. Me encamino con mi hermano hasta la dichosa gala. Se que no sera para nada aburrida. ¡La gala! Consiste en presentar los nuevos proyectos para hacer de la globalización un medio importante para los países en vía de desarrollo y que esta también alcance a llegar a los países con subdesarrollo. Interesante, pero no era exactamente a lo que quería venir. Termino comiendo bocadillos por un largo rato. Por lo menos la comida es mas que deliciosa. Lo unico insoportable, son algunos viejetes que se acercan a mi. Mi hermano se acerca con una mirada divertida. —Anthony, creí que esto sería... algo más... "juvenil"- me quejo. Pasa su mano por cabello jalándolo. También se ha aburrido pero no lo acepta. —¿Piensas que esos viejitos cascarrabias han venido a la gala porque es Juvenil?- jala mis cachetes. -—Duele- gruño. —Te quiero, pecosa- deposita un beso en mi frente. —No tengo pecas- me toco la cara. El ríe a carcajadas. Papá, está haciéndonos miradas de. "Vengan y compórtense". Ambos caminamos hasta el lugar donde esta conversando con un trajeado, para mi sorpresa, mi padre habla con el mismo trajeado de hoy en la mañana. —Cariño, él es Demian Daghetti- nos presenta. El Señor Doghetti o como se pronuncie, me dedica una sonrisa cortes. Estrecho su mano, la toma sin dejar de verme. Me mira raro y frío. —Hola- sonrió. —Un placer, Srita Reeves- hace una media sonrisa. Hay sí, si no le agrado para que me habla. Creo que le he visto antes, pero no estoy segura. Me refiero de antes de chocar en la mañana. —Le he visto antes- digo. —¿Asi?- frunce el ceño. Interesante. —Sí, chocamos hace un rato- rió. El asiente. Su mirada me repasa completamente. Si, si quieres una foto pídela, ruedo los ojos mentalmente. —Lo lamento otra vez-repite. ¿Se habrá dado cuenta, que me molesto el hecho? Neh, no lo creo. Tiene ese acento italiano combinado con el inglés. Ya saben cómo cantadito pero suena bonito. Anthony le hace unas preguntas, el italianito le responde cortes. Dirijo la mirada hasta la otra punta de la sala, aunque siento la mirada de Donatti sobre mi. Incomodo. —Massimo- susurro. —¿Mmm?- pregunta. Esta pendiente. Ruedo los ojos mentalmente otra vez. Le obsequio una sonrisita. —Si me disculpan, tengo que ir por ahí- me despido. Los tres asienten. ¿Soy yo o sigo sintiendo la mirada de Demian sobre mi espalda? Me niego a girar la mirada. El tío es algo raro. Al otro extremo está mi madre charlando con la madre de Massimo, espero no le este diciendo alguna tontería. Camino rápidamente al lado de Massimo, aun es temprano. —Uau. Estas, espectacular esta noche- sonríe. Doy una vuelta modelándole. —Tu, también- rió. —Tonta, me sonrojas. ¿Estas lista? Después de los fuegos artificiales, nos vemos en la parte de enfrente. Te enviare un texto- asiento. —Kiera, cariño. Un placer verte- el Señor Michellini me abraza. —Les echo de menos- rio. —Nosotros a ti, este niño ya no es el mismo. Necesita de tus pantalones- ríe. —Papá, no me hagas ir con mamá- advierte. —¡Madre Mia! ¡No!- pide. Los tres reímos. Quedamos en vernos después de los fuegos artificiales. Después de otro discurso de no sé qué y las gracias por no sé qué otra cosa, avisan que los fuegos artificiales serán antes de la cena. Camino hacia la mesa por una copa de champaña. He perdido a mi familia de vista, supongo que me tocara ver los fuegos artificiales sola, no veo a Massimo por ningún lugar. Todas las personar ya se acercan hacia el patio trasero. —Señorita Reeves- saludan. Me giro sobre mis talones con la copa en los labios. —Demian- sonrió. Prefiero llamarlo por su nombre, no es que no sepa pronunciar su apellido. —¿Me invita a un copa?- pregunta. Tiene una expresión muy dura, aunque es guapo. No aparenta ser un hombre de más de 30 años. Atractivo para las mujeres que le gustan lo "serio y formal".          Cojo una copa, se la entrego dedicándole una sonrisa cortes. Hace rato tuvo una actitud rara conmigo y ahora vemos aquí tomando una copa. —Aquí tiene, una deliciosa copa de champaña- —Gracias- hace una pequeña mueca. —¿Le gustan los fuegos artificiales?- pregunto. —Bonita noche, ¿no es asi?-Levanto la mano señalando el cielo. Creo que se sorprende pero no estoy completamente segura. ¿Ha sucedido algo malo? ¿He dicho algo? Bueno si he dicho, pero ¿he dicho algo malo? —Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate- dice con voz dura. Uau. ¿Por qué parece enojado? ¿Qué tiene que ver? ¿El tatuaje? —Abandonad toda esperanza, aquellos que entréis aquí- le muestro el tatuaje. Me quedo algo confundida. Es un tatuaje bonito pero también tiene su pasado. —La Divina Comedia- espeta molesto, creo. Siempre he considerado esta frase como una advertencia a lo diferente o desconocido. —Es una...- —Advertencia- responde. ¿Como lo sabe? Me dedica una mirada dura, una mirada intensa y una mirada con algo mas que no descifro. Sus bonitos labios se tensan en una fina linea. ¿Como dedujo eso? Se supone que nadie lo sabe, mi hermano, Massimo y Dio pero no creo que se conozcan. ¡Tony! —¿Como lo sabe? ¿Fue mi hermano? ¡AGH! Voy a matarle- gruño. Si que es pesadito. Contando de mi vida por ahí. —Tú eres...- dice. —Dem, cariño. Vamos a ver los fuegos- Una chica morena se acerca a él. Oh, es casado. Debí suponerlo, tiene una bonita esposa, supongo. —Si me disculpan, me esperan- sonrió despidiéndome. ¡Que extraño! Creo que le conozco de antes.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD