Capítulo : La Jaula Dorada Paula despertó con el cuerpo adolorido, la garganta seca y el peso del miedo hundiéndose en el colchón. Por un momento, pensó que todavía estaba en Alemania, en la pequeña pensión con Carmen. Podía imaginar el aroma del pan recién horneado y la calidez de la voz de la mujer española que le había brindado refugio. Pero cuando abrió los ojos y vio las cortinas gruesas, los muebles elegantes y la luz dorada filtrándose por la ventana, la realidad la golpeó con la fuerza de un puño en el estómago. Estaba de vuelta en la mansión. El mismo lugar del que había escapado dos meses atrás, con el rostro desfigurado, con el cuerpo cubierto de golpes que tardaron semanas en sanar. Su pecho se contrajo con angustia. Dios, no. Otra vez no. Sergio dormía a su lado, su peq

