bc

Amargo

book_age18+
1.0K
FOLLOW
4.2K
READ
dark
contract marriage
manipulative
omega
drama
bxb
evil
ABO
abuse
mpreg
like
intro-logo
Blurb

El dar el sí en el altar no fue el inicio de una hermosa historia de amor. No cuando sólo uno de los involucrados sentía amor y el otro lo estaba haciendo por obligación; convirtiendo los siguientes cuatro años de matrimonio en un infierno, en el que el haberse enamorado fue el peor error de Han Do, porque no importaba si llevaba un anillo en su dedo y una marca en su cuello, eso no significaba que los sentimientos del alfa que se convirtió en su esposo, eran buenos hacia él, quien al verse envuelto en ese matrimonio había decidido hacer pagar al omega hasta que deseara nunca haberse casado con él y le diera el divorcio.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1.
Sus ojos se esforzaron por permanecer abiertos, pero estos comenzaban a pesar demasiado y la silueta que antes había sido clara ahora era borrosa, junto con ello su nariz y garganta ardían por cada vez que intentó inhalar para tomar algo de aire, sin lograrlo y por mucho que sus manos se hubieran aferrado a todo lo que pudo a su alrededor, incluso arañó varias veces la mano que se aferraba a su cuello sin embargo no fue soltado, y cada vez que parecía que iba a lograr llegar a la superficie, era empujado una vez más hacia el fondo. Sus dedos que se aferraron al borde de la tina poco a poco fueron perdiendo la fuerza y sus ojos pesaron más hasta casi cerrarse por completo, sintiendo como el agua volvía a entrar por su nariz y boca en un intento desesperado por respirar, pero en mitad de aquella acción, algo de aire logró entrar en su cuerpo, provocando que tosiera y se aferrara con todas sus fuerzas al borde de la tina, en un intento desesperado por no volver a caer en el agua, aunque en ese momento su cuerpo parecía tan fácil de manipular. Sentía que su cabeza daba vueltas pero no por el alcohol bebido hasta una hora antes, sino por la falta del oxígeno que sus pulmones reclamaban en ese momento, y no se sabía si eran lágrimas o sólo gotas de agua cayendo por sus mejillas, pero eso no pareció importarle a la persona arrodillada al borde de la tina, quien miraba con aburrimiento y desprecio la situación, como si todo fuera una exageración y no se tratara de su esposo abriendo su boca y jadeando en una búsqueda desesperada de conseguir aire. Los débiles dedos blancos del omega dentro de la tina se aferraron al pantalón n***o del alfa cuando este se levantó del suelo, pasando las manos sobre la tela como si quisiera quitar las arrugas que se habían formado poco antes por sus acciones. —Dije que yo no… Hubo un bufido por parte del alfa que apartó la mano que sostenía su pantalón y salió del baño, sin deseos de escuchar a ese omega que era un experto en mentir, ¿acaso creía que él era ingenuo? porque ya había escuchado sus dulces palabras y casi por un momento se dejó engatusar por él, pero no volvería a caer en sus mentiras. En cuanto salió del baño metió la mano en el bolsillo de su pantalón, sacando una cajetilla de cigarrillos junto a un encendedor, sintiendo que necesitaba la nicotina para tranquilizarse, para no regresar a ese baño y terminar con la vida de ese omega que siempre pareció querer mostrarse como la víctima cuando no lo era, y lo que más le enojaba era el hecho de que casi había caído en sus redes. Se había empeñado tanto en representar su papel como si él fuera un tonto, y quizás lo que más le enojaba era el hecho de saber que estuvo a punto de creerlo. Sentía su sangre hervir por el enojo, y si ese omega no tuviera el respaldo de tres alfas poderosos, hace mucho que se hubiera desecho de él; si no hubiera sido por la vía legal, había otros modos de hacerlo y ninguna le molestaba cuando las pensaba, sino que se podía ver a sí mismo feliz, rehaciendo su vida como siempre la imaginó. Dentro del baño el omega se esforzó por salir de la tina de baño, abriendo el agua caliente de la ducha y mientras esta calentaba se quitó la ropa mojada, mirando en el espejo las marcas rojas que había dejado sobre su cuello la mano que lo sostuvo bajo el agua, así como su mejilla que muy probablemente tendría que maquillar si deseaba salir de casa, porque nadie podía ver moretones en su cuerpo, eso sólo significaría problemas. Cerró sus ojos un momento mientras pensaba en el joven omega rubio que vio en la fiesta de esa noche, en lo hermoso y elegante que lucía mientras entró del brazo de un alfa que él no conocía, pero en realidad, no podía decir que sabía exactamente cuáles eran las novedades de la sociedad si ni siquiera le interesaban, no obstante, suponía que aquel hombre era alguien influyente si todos a su alrededor parecían querer complacerlo. Nam Sang Bae era el nombre del omega rubio, quien al solo verlo le hizo sentir como si su sangre se le hubiera enfriado, como si el aliento se le secó y estaba seguro que incluso se olvidó de respirar, sintiendo como el alfa a su lado se había tensado y su cuerpo pareció querer apresurarse hacia él, pero sus dedos se afirmaron en su brazo sosteniéndolo a su lado. —Woo Sik —había murmurado para recordarle que él estaba ahí. Y claro que lo hizo, pero no pudo más que ganarse una mirada de advertencia como si le dijera que se callara, y su esposo, no había tenido consideración en si todos iban a murmurar a su alrededor cuando lo dejó solo, sino que se acercó al rubio, casi imponiéndose a la pareja que acababa de llegar, pero no se ganó más que sonrisas educadas y una mirada de sorpresa, y un buen recibimiento por parte de Sang Bae, como si reencontrarse luego de tantos años le hiciera feliz. Las miradas de lástima no pudieron evitar caer sobre él, casi como si le dijeran que todos sabían que aquel omega era el verdadero amor de su pareja, que ellos únicamente eran una farsa creada sólo porque la familia Min no tuvo otra alternativa, y que le hizo beber copa tras copa sin siquiera contarlas, y con pasos un poco inestables moverse por el salón hasta llegar al baño cuando sintió que no pudo soportar más la situación, cuando todo lo que deseaba era acercarse y lanzarle la copa de vino a Sang Bae, porque desde que llegó tenía la atención de su esposo. No estaba seguro de si estuvo mucho tiempo ahí mirándose en el espejo, pero cuando la puerta del baño se abrió, sus ojos se encontraron con los de aquel omega que sentía que quería golpearlo con solo verlo, llevando su mano a la parte posterior de su cuello, al lugar en la que estaba su marca de emparejamiento, como si eso pudiera darle una seguridad que había perdido en menos de una hora atrás, cuando lo vio ingresar en el salón junto a aquel alfa. —Han Do —jadeó el omega rubio al verlo, pareciendo inseguro al estar ahí. —Sang Bae. La emoción de Han Do no se pudo identificar exactamente, al menos no para Sang Bae que no entendía si estaba enojado o le daba igual su presencia, y miró a su alrededor como si buscara una vía de escape rápida, porque no quería estar en el mismo lugar que él, casi como si sintiera a los alfas que lo protegían respirándole en el cuello y dándole advertencias de alejarse. —¿Por qué regresaste? —Han Do, no podía quedarme afuera por más años, mi familia está aquí. —¡Woo Sik todavía está obsesionado contigo! —gritó. Junto con aquel grito Han Do tomó la copa que había dejado a un lado en el lavabo de manos, lanzando el contenido sobre Sang Bae, quien no pudo esquivar el licor, y fue en el preciso momento en que la puerta volvió a abrirse, llenándose de feromonas dominantes que hizo estremecer a los dos omegas, pero esa reacción fue más notoria en el de cabello n***o que incluso tembló un poco cuando se encontró con la mirada del alfa que parecía lanzar dagas en su dirección. —Sang Bae, ¿estás bien? —preguntó el alfa. —Sí —miró a Han Do —no pasó nada. —Han Do, discúlpate. Han Do sabía que tenía que hacerlo, que había actuado impulsivamente en ese momento, como queriendo marcar un territorio que dudaba que alguna vez hubiera sido de él, ya que en ese momento tenía a su esposo parado al lado del hombre que había sido su primer amor, al cual sabía que nunca había olvidado, sin importar que llevaran cuatro años de casados, porque ese alfa nunca lo amó pero él había sido su única opción para poder evitar que la empresa de su familia fuera a la bancarrota, ya que sin su matrimonio, la familia Seo ni siquiera hubiera pensado en ayudarlos. —Woo Sik… —observó a su esposo, únicamente para encontrarse con su mirada de desprecio. —¡Dije que te disculparas! Woo Sik dio un paso hacia Han Do, dejando que sus feromonas empezaran a inundar aquel pequeño espacio del baño y con una clara intención de que el omega lo obedeciera, sin embargo, una mano posándose en su hombro lo detuvo, viendo como Sang Bae negó con la cabeza e incluso sus labios parecían querer sonreír mientras esforzarse por seguir de pie ahí. —No es necesario, sé que Han Do está arrepentido. —¡Él…! —No es el lugar ni el momento. Sang Bae miró en dirección hacia la puerta del baño, en donde vio a algunas personas curiosas paradas ahí, que parecieron incómodas en el momento que fueron descubiertas, y más cuando la mirada del alfa se posó en ellos, porque había sido tan intimidante que les hizo que quisieran correr y esconderse bajo la protección de un alfa poderoso. El omega rubio no se despidió de ellos más que con un asentimiento, mientras el alfa lo siguió con la mirada hasta que desapareció, volviendo su intimidante mirada a su esposo, que jugaba con la copa en sus manos, haciendo que sintiera que lo correcto era irse de ahí. Dio un paso hacia la puerta pero su antebrazo fue tomado con fuerza. —Tú y yo arreglaremos esto después. La mirada y tono fueron de advertencia que le dijo a Han Do que lo mejor era mantenerse alejado de Woo Sik hasta que se le pasara el enojo, y fue lo que hizo cuando salieron del baño, bebiendo un poco más e ignorando las miradas que le eran lanzadas, porque todos parecían haberse enterado de lo que pasó en el baño, como si hubiera sido el mejor espectáculo de la noche, o quizás porque su esposo no se había alejado de Sang Bae incluso después del incidente. Han Do había comenzado a considerar el hecho de que esa noche era buena para ir a visitar a sus hermanos mayores y quedarse con ellos, pero no quería levantar sospechas de que las cosas entre él y su esposo no estaban bien, y antes de que lograra tomar una decisión, Sang Bae ya se había ido, lo que hizo que la atención de Woo Sik regresara a él. Sin darle tiempo de escapar lo tomó del brazo, informándole que era momento de retirarse. En el auto de regreso ninguno habló, era como si lo de momentos atrás no hubiese sucedido, pero Han Do sentía las feromonas del alfa dominar el lugar, diciéndole que todavía estaba enojado y lo mejor era guardar silencio, quizás murmurar una frase de buenas noches antes de encerrarse en la habitación para dormir, o al menos eso fue lo que el omega creyó, ya que en el momento que las puertas de la casa se cerraron, ni siquiera tuvo tiempo para darse cuenta de lo que pasaría e intentar huir, ya que fue tomado del cabello y arrastrado al baño de la habitación principal en el segundo piso. Antes de salir de la fiesta, Woo Sik había llamado a su ama de llaves para informarle que quería que la tina de la recámara principal fuera llenada con agua fría y agregada hielos, por lo que, cuando llegaron su idea de castigo que había estado pensando en toda la noche, fue fácil de realizar, aprovechándose de que su fuerza era mayor que la del omega para arrastrarlo a la habitación. —No, Woo Sik, no, ¡me equivoqué! —suplicó. Desde que el aura del alfa se volvió más dominante y no controló sus feromonas, Han Do sabía que las cosas no estaban bien, y fue ingenuo si creyó que podía huir, pero fue demasiado tarde para asumir que se había equivocado, que no debió de regar sobre Sang Bae el vino, porque su esposo estaba usando una vez más aquellos métodos de castigo que parecía amar y que hacía que el omega se estremeciera. Han Do solía ser un omega que amaba los baños relajantes, con sales, pétalos de rosas en el agua, acompañado por una suave música y velas aromáticas, pero desde que Woo Sik comenzó a usar la tina como un método de castigo empezó a tenerle temor, sentía que se ahogaría, por lo que prefería tomar duchas rápidas. Después de que su cuerpo regresó a la temperatura normal, apagó la ducha, secándose con una toalla antes de cubrirse con una bata de baño para salir a buscar su ropa, pensando en que debía de asegurar la puerta de la habitación, porque lo último que deseaba era verse sorprendido en mitad de la noche con otro castigo; lo cual su esposo era muy capaz de hacer. Al abrir la puerta fue recibido por el olor a humo que le dijo que Woo Sik había estado fumando, mirándolo apoyado en la pared junto al baño, en mitad de la obscuridad, cuando pudo haber encendido la luz, salido al balcón y fumar ahí si lo esperaba porque necesitaba hablar con él de algo, pero Han Do tenía claro que a su esposo no le importaba si él odiaba el humo del cigarrillo, si pudiera cada vez que lo exhalaba, lo haría en su rostro para molestarlo. Woo Sik que hasta el momento se había relajado con la nicotina y el sonido del agua cayendo, sintió como si el enojo volviera a avivarse por el solo hecho de tener al omega frente a él, sintiendo que su castigo fue muy poco, y quería golpearlo hasta que cada sentimiento malo fuera drenado. El alfa miró el cigarrillo en su mano y aplastó la punta encendida en la madera del tocador a su lado, importándole poco si se dañaba o no, sin embargo, cuando el fuego estaba casi por extinguirse, miró al omega, que pareció leer sus intenciones, ya que dio un paso hacia atrás. —Ven —ordenó. —Woo Sik… —Han Do retrocedió, encontrándose con la pared —lo siento, ¡le pediré perdón a Sang Bae! No tenía intenciones de hacerlo, pero tampoco quería ser castigado otra vez. Mentalmente se sentía hecho pedazos, porque durante el momento en el que estuvo bañándose, no dejó de repetirse que se había equivocado, porque si no le hubiera lanzado aquella copa de vino a Sang Bae, nada de lo que ocurrió después habría pasado, quizás pudo ser una noche tranquila. —¡Dije que vinieras! A pesar de que su orden fue de que el omega se acercara, fue Woo Sik quien dio los pasos hacia él, todavía teniendo esa mirada de desprecio que Han Do conocía bastante bien, y que le hizo que se encogiera de hombros. —¿Por qué vas a pedir perdón? La mano de Woo Sik abrió un poco la bata blanca que Han Do usaba, sintiendo como su cuerpo temblaba bajo su tacto, y colocó la colilla de cigarrillo a medio apagar en mitad de su pecho, en donde no se vería fácilmente la quemadura. Observó como el rostro del omega se contraía de dolor, y aquello le causó satisfacción, era como si de esa manera pagara todo el daño que había hecho. —¿Por lo de esta noche? —aplastó más la colilla —¿o por obligarlo a dejar el país? Dejó caer la colilla de cigarrillo al suelo, posando su mirada en la piel quemada que seguramente dejaría cicatriz, igual que las que estaban en la misma área y que sabía que nadie descubriría, mucho menos los hermanos de Han Do, quienes si veían el daño que el omega estaba recibiendo, probablemente matarían a Woo Sik sin pensarlo dos veces. —¿Qué? Yo no… —Si quieres reparar el daño, solicita el divorcio y deja tu obsesión conmigo. Han Do no respondió, porque debió de suponer que Woo Sik encontraría una oportunidad para pedir el divorcio, pero sabía bien que su esposo no podía ser el primero en pedirlo legalmente, porque en el momento en que lo hiciera, su familia retiraría toda su ayuda a los Min y muy probablemente poco después les tocaría declararse en bancarrota. La empresa familiar estaba dirigida por el hijo mayor de la familia Seo, Taek Soo y como su vicepresidente estaba su segundo hermano Han Soo, ellos llevaban las riendas de la compañía, sin embargo, a veces cuando alguno estaba en el exterior, su tercer hermano, Do Soo, era su respaldo. Los tres eran los alfas que decidieron ayudar a la familia Min porque a Han Do le gustaba Woo Sik, y el trato fue fácil, si ellos se casaban, la ayuda llegaría, sino, simplemente desaparecerían frente a otras empresas. —No —dijo Han Do con firmeza —no voy a divorciarme. Han Do sintió que Woo Sik había esperado esa respuesta, que él se negara para castigarlo una vez más, porque vio sus ojos brillar con una malicia que decía que nada bueno le esperaba bajo sus manos.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.8K
bc

Only Mine

read
10.7K
bc

Entre mi salvador y mi verdugo

read
4.7K
bc

TÚ ME PERTENECES (BL)

read
18.3K
bc

(+18) 40 Días de Sexo - Quédate en Casa

read
191.3K
bc

Navidad con mi ex

read
8.9K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
51.9K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook