Llevando ya sus buenos minutos despierto, Jude no podía dejar de apreciar al hombre que se encontraba entre sus brazos, durmiendo felizmente frente a él con respiraciones lentas y constantes, tranquilas y sin alteración alguna. Admirando la belleza de su pareja, el alfa no podía dejar de tener presente una cosa sorprendente, y era que no había tenido pesadillas. Tampoco había despertado en medio de la noche sintiendo a su lobo inquieto como acostumbraba. Él realmente había tenido una tranquila, agradable y larga noche de sueño como todos. Pero claro, todo eso tenía una explicación y se debía a que un humano muy apreciado para él y su lobo, su destinado, se encontraba durmiendo tranquilamente entre sus brazos. Tener a Nathan entre sus brazos era tan agradable, se sentía tan bien, corre

