Mientras Alex se despedía del hombre en la entrada, Nathan aprovechó para internarse en la supuesta sala de emergencia para limpiar. Había esperado encontrar un montón de sangre adornando el suelo y la camilla después de tremendos gritos dolorosos que expresó el hombre, pero con suerte solo estaban manchadas las cosas que utilizó el médico y la camilla. Tomando las cosas, las echo dentro del bote de basura y se aseguró de cambiar la manta que cubría la camilla, la cual estaba manchada con lodo y sangre. Cogiendo un juego nuevo, frunció el ceño cuando sus costillas protestaron en dolor al agacharse para colocarlas. —Tomate las cosas con calma, Nathan —ordenó Alex volviendo con él—. Solo han pasado tres días desde que te lastimaste —expresó—. Pasará al menos dos semanas antes de que te s

