12

1244 Words
Dante estaba enojado conmigo. Eso era obvio. —Cuéntamelo todo. —Judas estaba en primera fila para escuchar el chisme que le traía. Me encogí de hombros. —No hay nada que contar. Solo fuimos a cenar y hablar un poco, como amigos —entrecierra los ojos. —Hay más. Puedo olerlo en ti —sonrío al ver que hace su nariz como si estuviera oliendo algo mal en la mesa. —Suéltalo, ahora. Me lo debes, te llevé anoche con él. Dejé escapar un suspiro. —Ok. Solo me dijo que le gustaba y que iba a luchar para que yo pudiera darle una oportunidad y que confiara en él. —El perro tiene agallas. —Lo hace. ¿sabes? Esperé por mucho tiempo esto, y ahora que ha pasado no encuentro tan satisfactorio que mi crush haya venido por mi, para conquistarme. —¿Enserio? Tal vez te dejó de gustar. —Me sigue gustando, pero ya no es como antes. Solo un gusto y ya, que sé que pasará en algún momento o ya esté pasando. —¿Te gusta Dante? —mi cuerpo se congela. —¿A qué viene tu pregunta? —He visto como lo miras, vi lo que pasó en la casa de la playa. Había mucha tensión s****l entre ustedes. —Eso no fue nada. Estas imaginando cosas. —Sigue creyéndote eso, al final vendrás a mi con un corazón roto, si no dejas esos sentimientos tontos que están nublando tu juicio. —Judas. —Te amo y como tu mejor amigo. Estoy tratando de salvarte de un abismo que te consumirá. —Agradezco tus palabras, pero no hay nada de qué preocuparse, —sonrío falsamente y me repito esto mentalmente. ¿No hay nada de que preocuparse? ¿verdad? El beso en la casa de la playa no fue nada. No significó nada para ambos, no hay nada entre Dante y yo. Fin de la discusión. *** Hay una llamada entrante de México, tan solo ver la lada, puedo sentir escalofríos recorrer mi cuerpo. Espero a que deje de sonar y trato de controlar el pánico que me invade, tomo un vaso con agua y lo bebo deprisa que chorrea por mi mandíbula. Madre no está en casa y la ansiedad está matándome, ¿por qué no pueden dejarme en paz? El número vuelve a marcar más veces y lo bloqueo. Azael me envía mensajes sobre quedar y respondo que estoy ocupada. No puedo lidiar con él. ahora. Tomo las llaves de la casa y salgo a caminar con mis audífonos. Necesito que mis pensamientos se liberen, no necesito tensión ahora en mi vida. Tengo suficiente con los sentimientos encontrados de dos chicos. Paso por un helado de cono y en el camino, una moto se estaciona enfrente de mí. Es un chico vestido de n***o y toda su moto igual. ¿Asesino? he dejado mi arma de defensa personal y gas lacrimógeno. ¿Cómo he podido salir así? Fue estúpido de mi parte. Aferro mi helado como si fuera un arma para atacar, como si un cono de helado fuera a salvarme, que patética. El sujeto alza sus manos y espero un arma disparándome, pero no sucede eso, solo se quita el casco. —¿Vas a matarme con un cono de helado? —¿Qué rayos? —No es lo que esperaba que me dijeras, hola a ti también. —¿Qué esperas que te diga? si solo te estacionas enfrente de mi como un matón —¿Matón? ¿Es así como me ves? Ruedo los ojos. —Dante, te ves como un matón. —Cómo sea, me gusta el n***o. —Ya me di cuenta. —Te estuve llamando, no me respondiste. Así que, en el camino devuelta a casa, vi que ibas caminando con tu helado asesino. —No es un helado asesino. —Como sea, sube a la moto. —¿Disculpa? —Quiero llevarte a un lugar. —No me subiré a la moto contigo. —No discutiré esto contigo. Sube, ahora —dijo en tono autoritario. Y eso me hizo sentir colera. —Habla otra vez así y te tiro de esa moto. —Nat, no quiero parecer un machista de mierda. Solo quiero, que por favor subas a la moto. Eso esta mejor. —Está bien, hubiera funcionado con el ´por favor´ Sabía que había acabado con su poca paciencia. Sonreí.   El camino en moto fue un viaje fantástico, sentir el aire en tu rostro, el cabello ondearse, me hizo sentir que estaba viva. Era la primera vez que me sentía feliz de estar en España. Nos estacionamos en una iglesia. Estaba una pareja saliendo de casarse, había algunos invitados tirando flores para los recién casados. —¿Por qué me trajiste aquí? —Quiero que captures ese momento de felicidad de esas dos personas que se acaban de jurar amor eterno. —¿Estás bien? —Si, Nat. Me he enterado por parte de mi hermana que te gusta la fotografía. Tomar fotos de esos momentos inolvidables. Había olvidado que crucé unas cuantas palabras sobre mí con Catalina. Pero nunca creí que fuera a decirle esas cosas a su hermano. —¿Por qué haría eso? —Porque es algo que te gusta y me gustaría ver tu trabajo. —Aún así, no tengo una cámara, ahora. Ni he traído mi celular. —Abre la mochila. Lo hago. —Dentro hay una cámara que hará que captures esas emociones. —¿Siempre cargas una cámara a todos lados? Sonríe. Jodido bastardo, me gusta su sonrisa. —Solía hacerlo, pero ya no. Tomo mi posición de la moto, aunque es algo difícil pero no imposible, y decido capturar ese momento inolvidable para dos personas. —Ahora te llevaré a otro lugar, sujétate. Me llevó a un mirador, donde se podía ver parte de la ciudad. —Puedes tomar más fotos si quieres, la vista es impresionante. Lo era, no me tomó minutos para empezar a tomarlas. —Eres feliz cuando haces lo que amas. —¿Por qué lo dices? —Te veo ahora, y no puedo contener la felicidad de ver que estas sonriendo de oreja a oreja. Nunca te había visto así. —¿Por qué me ha traído aquí? ¿Y me has llevado a la iglesia? —Quería mostrarte lo bello que es vivir, las emociones que sentiste hace un rato al ver esa pareja casándose, y ahora el ver esta vista; puedes darte cuenta que hay más de lo que uno ve. Ya sé por dónde iba esto. —Detente. —No. —Para. No es necesario que me des la charla de motivación por lo que pasó en el mar. —¿Por qué ibas hacerlo? —No iba a suicidarme. —Mentira. —No eres nadie para que me des reprimendas. —No estoy juzgándote. Solo quiero ayudar. —Nadie te la pidió. —Lo hago porque me importas. Cortó el espacio que había en nosotros y sus manos fueron a los lados de mi cabeza sujetándome y besando. El beso fue urgido y brusco, pasional. Mis manos se quedaron en la cintura de él, no sabiendo que hacer. Esto me tomó desprevenida. ¡Por todos los aliens! ¿Qué estaba pasando aquí? Cuando se separó de mí, solo me miró a los ojos con una intensidad que no pude descifrar, y con eso siguió el beso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD