13

1397 Words
Tener pensamientos de Dante en mi trabajo no ayudaba mucho. No lograba concentrarme por más tiempo que lo botaba de mi cabeza. —¿Sucede algo? —la chica que iba a cubrirme esta tarde estaba sonriendo. —Parece que ese chico te trae descolocada. —No hay ningún chico. —Lo dudo. ¿Tanto se me nota? No trabajaba todo el turno hoy, porque había quedado de verme con mamá para cenar. Ella insistió que fuera esta noche, por lo que me sorprendió, pero accedí. Pocas veces puedo cenar con ella por su trabajo. *** —¿Cómo van tus notas? —Bien. He estado estudiando duro, madre. —Llevo un tenedor lleno de espagueti a mi boca. —¿Y los chicos? —¿Cuáles chicos? —¿No te gusta uno? Casi me ahogo con el agua. Para ser sincera madre, me gustan dos. Pero no puedo tener a ambos. —No. —alza las cejas. —Bueno si, pero no pienso intentar nada. Se me pasará el gusto. —Eso es como decir, que dejaras que la vida pase enfrente de ti. No estoy de acuerdo. —hace una pausa. —Cuando quieres algo, tienes que ir por ello. —Lo sé, pero no pienso pelear por un chico. Sabes que no estoy preparada aún. —Ha pasado muchos años, y siempre me dices lo mismo. No quiero presionarte tampoco. —¿Entonces por qué lo haces? Ya te dije que todo a su momento. No me siento capaz de sobrellevar una relación, justo ahora. Todavía no estoy bien. —Cuando terminaste las terapias, tu psicólogo me dijo que estabas mejorando ¿Qué cambio? —Todo. El hecho de que alguien me guste no significa que dejaré que venga a mi y yo le cuente todo sobre mi. Porque eso es lo que pasa en una relación. Se cuentan casi todo, y no estoy preparada para contarle lo que me pasó. Lleva sus manos y las pone encima de las mías. —Está bien, comprendo tus razones. No insistiré más en el tema —toma agua de su vaso. —De hecho, quería hablarte de algo. —¿De qué? —El abogado que nos ayudó en México, me ha contactado. Dijo que ha estado llamándote y enviándote mensajes, pero no respondes. Sabía que había algo detrás de toda esta cena. Pero nunca me esperé que fuera sobre esto. —He bloqueado el número, porque no quiero saber nada que tenga que estar relacionado con México, me trae malos recuerdos. Deja escapar un suspiro. —Él me ha contactado, porque dice que se ha abierto de nuevo el caso. —¿Y eso que tiene que ver conmigo? —Él lo hizo de nuevo. Atacó a una chica, que pudo huir y denunciarlo. Y en la investigación que hicieron, se toparon con tu caso. Quiere el abogado que testifiques en contra de él. —¿Qué? —Si. Estas siendo llamada a los tribunales, como testigo en un mes. Si tu llegases a testificar lo que te hicieron, sería una prueba más para que pudieran encarcelarlo. —¿Estas pidiéndome que regrese a ese infierno? —sentía impotencia y coraje a la vez. —Eres mi madre ¿cómo me pides que haga eso? —Cariño, solo le dije que te iba a comentar. No estoy obligándote a ir. Se como te sientes. Sentí dolor en mi pecho, quemaba. Lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas. —No, claro que no sabes cómo me siento. —silencio —Recordar todo eso, y verle a la cara, es lo menos que quiero hacer ahora. Todo lo que he conseguido hasta ahora se vendría abajo. Mi estabilidad emocional y mental se irían por el caño, una vez que le vea. —Tranquila, no estas sola en esto. Estaré allí para ti. —No iré. Es mi ultima palabra, dile al abogado que deje de molestarme. No quiero volver a hablar del tema. ¿cómo o mi propia madre pensó que iría? ¿no sabe cómo me siento? Imágenes fugaces vinieron a mi cabeza, y con eso bastó para hacerme un ovillo en mi cama y llorar. No volveré a pasar por eso, otra vez. Esa era mi elección. *** —¿Está todo bien? —Azael estaba a mi lado en el pasillo rumbo a la cafetería. Me veía como la mierda toda esta semana, me sentía una basura. Poco a poco sentía como m i estado mental estaba bajando sus barreras. Y si dejaba que se derrumbe, estaba jodida porque entonces iba a ser muy difícil volver a levantarlas. —He cogido un resfriado, solo es eso. —Debiste quedarte en casa a descansar. —Lo sé, pero tengo que presentar algunos exámenes. —Entiendo. ¿Crees que estarás mejor la próxima semana para salir conmigo? No tenia ganas de verle y hablarle. Sonreí forzosamente. —Tal vez, yo te envío un mensaje. —Está bien. Te veo después. Se fue a la mesa con sus amigos, y yo me senté con Judas donde me esperaba con un rostro de pocos amigos. Estaba decepcionado. —¿Qué mierda estas haciendo con mi chica? Te ves terrible, amiga. —Me siento como tal. —¿Qué ha sucedido? Esta semana te vi triste, y distraída. —Los exámenes. Tengo mucho que estudiar. Además, he cogido un resfriado. —¿Hay algo más? —sacudo la cabeza. Saco mi celular para ver una llamada perdida de Dante. Lo busco en la cafetería, pero no está. —No. Iré a lavarme la cara, ahora vuelvo. Dejo mis cosas y voy directo al baño, echo un poco de agua fría que hace que me sienta mejor. Cuando salgo, hay un chico recargado en la pared y me está mirando. —Pareces que te sientes mal, toma esto te hará sentir mejor. —me da un jugo a base de frutas y verduras. —Esto me ayuda cuando estoy pasándola mal. —Gracias, —lo tomo y abro para beber. Es bueno, se siente refrescante. —¿Por qué me haz estado evitando toda la semana? —Eso no es cierto. Alza una ceja. —He tenido muchas cosas en la cabeza. —¿No quieres hablar de nosotros? —¿Nosotros? —Si, del beso que nos dimos ese día. Se que sientes algo por mí. Y me siento de la misma forma contigo. —No creo que sea un buen momento para hablar de esto ahora, Dante. —¿Cuándo lo será? ¿Nunca? Estaba cabreado, lo veía en toda su cara. —En algún momento, pero no ahora. —Pero si tienes tiempo para Azael ¿es eso? ¿sientes algo por él? ¿por eso estas rechazándome? —No estoy rechazándote. Solo te estoy pidiendo tiempo, por favor. —Como sea, esto nunca existió. —Espera ¿Qué? —No voy a esperar nada, Natalia. Creo que fue un error de mi parte, creer que estaba pasando algo con nosotros. —sonríe sarcásticamente —De hecho, creo que es mejor así. Adiós, Natalia. Y se fue. Mi corazón dolió con su partida. No me dejó que le explicara nada. ¿así deberían ser las cosas? Esta bien, vete Dante. Creo que era lo mejor. Así dejaba de pensar entre Azael y él. Justo ahora no quería saber nada de ninguno de los dos. Debería hacer lo mismo con Azael cuando lo vea la próxima semana. Regreso a la cafetería con Judas. —¿Qué ha sucedido? —Judas esta alarmado por mi estado, me veo más mierda de lo que ya me sentía. —Dante se ha aparecido fuera del baño, quería que habláramos. Pero le dije que no era el momento adecuado. Lo malinterpreto todo y llego a la conclusión que elegí a Azael por sobre de él. —me encojo de hombros. —No quise discutir con él y solo se fue. —Mierda. —Así me siento. Tomo mi celular de la mesa donde lo dejé, para ver mis ojos que no estén rojos. Pero se ven normal o eso creo. Lo enciendo y veo un mensaje remitente del abogado. Me dice que le gustaría que fuera en unas semanas a México para testificar, que me pusiera en contacto con él cuando estuviera lista, que él arreglaría todo. Lo elimino. Doble mierda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD