Capítulo 6
– Aun no me dices porque no te pudiste quedar en la manada – Jara resopla, no le gusta tener que explicar tanto las cosas
– Si lo hice, su pareja me tiene miedo – ella mira la bolsa con la que entro Arlan en la habitación, él la toma y se la lanza
– Cuando yo no esté aquí mantén tu ropa puesta – Jara se pone en pie, él no lo hace por ella, es que se siente incómodo con que algún lobo que no sea el vea su magnífico cuerpo desnudo.
– ¿tienes algún tipo de fetiche? – Arlan se ríe
– No Jara, simplemente te muestro tu lugar, no hay nada más que eso – aunque no es tan cierto lo que acaba de decir, comenzó de esa forma, pero ya no es tan cierto, le gusta lo que está viendo.
Llaman a la puerta, Arlan se pone en pie y abre, es un Omega.
– Espero que sea algo de vida o muerte para que te atrevas a llamar a mi puerta – lo toma del cuello y lo levanta del suelo, Jara no se asombra, su propio Alfa era mucho más agresivo que eso
– Si…. – el Omega intenta hablar, pero le es imposible, Arlan se percata y lo regresa al suelo, el pobre lobo carraspea – el Alfa de la manada de medianoche acaba de enviar un mensaje – Jara escucha lo que acaba de decir, de seguro le va a pedir como favor personal que termine con su vida.
Arlan no comprende que es lo que sucede, baja las escaleras y encuentra a un Omega arrodillado en el suelo del pórtico mientras su Beta impone su autoridad.
– ¿tu Alfa cree que esto es un parque de diversiones o te odia tanto como para enviarte a morir? – le pregunta
– Mi Alfa quiere saber ¿Qué es lo que piensa hacer con la Luna expulsada? – A Arlan no le queda claro que es lo que quiere ese lobo cobarde aun, pero mira al Omega y se agacha a su lado.
– Dígale a su Alfa, que si es una Luna expulsada no debería de interesarle en lo más mínimo lo que haga con ella, que la próxima vez que alguien de tu manada cruce a mi territorio, no van ser solo ese el que pierda la vida, me voy a encargar de demostrarle a la manada de medianoche porque me llaman el Duque Oscuro, ¿comprendes? – se pone en pie – Beta Max – el beta se acerca a él, sabe que lo que dice es cierto – sáquenlo de nuestro territorio, envía a algunos lobos a que lo acompañen hasta la mitad del camino de regreso a la casa de su manada, no quiero que se pierda con un mensaje tan importante como el que acabo de darle.
La frustración está volviendo loco a Arlan, se siente inquieto, no sabe cuál es el motivo de reaccionar de esta forma, pero va de regreso a la habitación, Jara está de pie mirando por la ventana.
– ¿Qué quería ese Omega? – le pregunta cuando siente su presencia
– Preguntar tonterías, o al menos eso pienso, parece que tu Alfa está preocupado por lo que pueda sucederte – Jara se ríe y lo mira a los ojos, no es algo que debería de hacer, pero Arlan ve furia en sus ojos y comprende por qué se atreve a tanto, su mirada arde mostrándole que tan fuerte es en realidad.
– Ese idiota no es mi Alfa, lo único que hace es comprobar si estoy viva, debe querer que muera – Alfa sabe que probablemente tenga la razón, Arlan comienza a desnudarse para cambiar sus ropas, no lo asombra que ella no deje de mirarlo.
– Y sabiendo que es lo que quiere ¿aun así decidiste morir? Eres aún más idiota – el regresa al mismo tema que lo incomoda desde que la conoció, no comprende por qué razón le molesta tanto que ella quiera morir, en definitivas, eso no tiene nada que ver con él, no es de su incumbencia.
– Tome una mala decisión, tenía que haber formado mi propia manada y haberle demostrado a ese Alfa que no debió deshacerse de mí, no tienes idea de cuanto lo odio, mi cuerpo se tensa solo de escuchar su nombre, o de pensar en él. Saber que sus ansias de verme muerta lo dominan hace que mi razón se nuble e incluso me parece aceptable estar junto a ti – esa es una idea razonable, o al menos, suena más a lo que diría una loba como ella.
– Pero ahora estas aquí – Arlan se acerca – y no puedes hacer nada más que lo que yo te pida que hagas
El está frente a ella, Jara lo mira directo a los ojos y el siente que su pecho se oprime de una forma que no puede comprender, todo con ella es tan extraño, no sabe por qué es así hasta que mira a su Lobo, está mirándola, la mira como si su vida dependiera de ella, niega y retrocede.
– ¿Qué sucede? – Jara le pregunta porque no sabe a qué viene ese comportamiento, él se sienta en el borde de la cama, la ve como se arrodilla
– ¿Qué estás haciendo? – le pregunta, no creyó que fuera posible que Jara se arrodillara por voluntad propia
– Es obvio que me estoy poniendo a tus pies, lista para aceptar lo que sea que quieras hacer conmigo. Estoy aceptando mi situación y quiero ganar tu confianza.
– ¿Por qué querrías ganar mi confianza? – el asombro el Arlan por su cambio de actitud no pasa desapercibido para ella
– Claro que es porque quiero que me conceda algo, debería de concederme algo, sabe que de no querer nunca iba a tenerme arrodillada ate usted de esta forma – a pesar de estar de rodillas su actitud es aún retadora y eso hace que Arlan quiera seguirle el juego, es tan excitante que lo llama a seguirla mirando, el deseo de tomarla y demostrarle que es lo que en realidad quiere no sale de su cabeza.
Arlan se queda en silencio mirando a Jara, no sabe que puede estar tramando, no piensa liberarla ni hacerla parte de su manada hasta que esté completamente seguro de lo que es capaz y de lo que no.
Jara está siendo sincera, sabe que necesita la fuerza de una manada si no quiere que su loba siga sufriendo, su loba quiere mantenerse fuerte y eso la hace sufrir, y por alguna razón reconoce al lobo de Arlan como su Alfa, si su loba es capaz de hacerlo, ella y su soberbia no son nadie para impedirlo.
– Demuéstrame que puedo confiar en ti, si lo haces, y también comprendes que esta manada tiene una Luna y que eso no va a cambiar, entonces te hare parte de mi manada – es una promesa, una que le están haciendo el y también Katcha, su feliz lobo, está sentado frente a Jara, no sabe por qué esta tan feliz de saber que ella está dispuesta a ser parte de su manada, o puede que este tan feliz porque al fin consiguió que de alguna forma cediera un poco ante el
– Como usted ordene, Alfa – Jara mira al suelo – pero cuando yo sea parte de su manada, voy a pedirle un favor – Arlan se imagina que es lo que quiere pedir.
– No concedo favores a mis esclavos – le aclara Arlan
– Por eso es que aún no estoy pidiendo nada, Alfa
Arlan le entrega unas mantas y le señala el sofá.
– Puedes dormir en el sofá – la mira – mañana voy a pensar en la petición que me hiciste, sin embargo, no creo que vaya a suceder – no la engaña.
Arlan se acuesta en su cama, se queda allí hasta que siente que Jara se durmió y no soporta seguir acostado sin poder dormirse, se para frente a ella y se le queda viendo, no sabe qué posibilidades hay de que lo que piensa sea cierto, ella no puede ser su vita, la mate que nunca pensó encontrar no puede ser la loba que ahora es su esclava, pero está casi seguro de que es así, después de que lo comenzó a sentir, después de que vio la intensidad de su mirada y el efecto que tenía en él y en su lobo, está casi seguro de que si es ella, y también sabe que eso es algo que no puede ignorar, y aunque lo haga, ella también se va a percatar en algún momento de ello.