El CEO miro la hora del reloj poniendo los ojos en blancos ya habían pasado más de las 11 de la mañana para su reunión. Frustrado peina su cabello con la mano, es que nada le salía bien cuando ella estaba a su lado. Y lo peor de todo es que seguía tan duro como una piedra, no se podía sacar de la cabeza ese culo tan redondo que se gastaba su secretaria. —¡Qué diablos! Esto es un desastre —Irritado pone el coche en marcha para ir en busca de un buen bar para tomarse un trago, falta que le hacía. Mientras que Theo se marchaba con un montón de pensamientos revoltosos y una entrepierna bastante alterada, Yoelis ingresaba en la casa de reposo donde su nana se hallaba recluida. Fue directamente hasta su habitación, encontrándola sentada tejiendo. —¡Abuela! —Grita de la emoción corriendo hacia

