Salí de abajo de la cama y me levanté aún mareada, tenía que escapar ahora o nunca, baje las escaleras tratando de no hacer ningún ruido. Estaba por dirigirme a la puerta principal cuando escuché voces afuera, corrí a la cocina, me escondí y esperé. Los escuché subir al segundo piso porque iban hablando.
-¿Dónde estará? Habrá huido o nos habrán engañado.
-No lo creo hermano, estas personas lo único que quieren es su protección y para ser sinceros también yo.
-Claro hermano es el amor nuestra vida como podríamos no preocuparnos por ella.
-¿Enserio? quieres tocar ese tema ahora.
Cuando ya no escuché sus voces corrí al patio trasero, no había alguna salida por ningún lado, alrededor había un muro enorme que encerraba todo el patio, intenté una manera de trepar por la pared, mi única salvación era el árbol que había visto antes, subí en el para tratar de alcanzar lo más alto del muro, no me di cuenta que estaba lleno de espinas hasta que caí sobre el, tenía espinas clavadas en las piernas, los brazos y en el pecho, las espinas parecían ser de un rosal seco había de diferentes tamaños una de ellas me abrió el ante brazo casi hasta el codo. Cuando me pude sentar arriba del muro volteé a ver si no me habían escuchado por qué gracias al dolor había hecho un poco de ruido, cuando levanté la mirada pude verlos como me observaban desde la ventana de la habitación, no me di cuenta en qué momento tomé valor y me tiré sin pensar al otro lado creo que prefería morir que averiguar que sería de mi si me quedaba, gracias al cielo caí en algo muy blando era como montones de pasto y musgo.
Cuando pude recuperarme del golpe corrí con todas mis fuerzas pero no veía nada, solo bosque, recordé el pueblo que vimos cuando llegamos y corrí en esa dirección. Me detuve un momento en lo que parecía una casa en ruinas, tenía que cubrir mis heridas y sacar las espinas que tenía clavadas en mi cuerpo. Me recupere un poco pero sentía que me moría ya corría sin sentido parecía que me desmayaría, había perdido mucha sangre, no sabía si lograría escapar, pero no había duda, moriría en el intento.
Después de mucho correr llegué al pueblo y toque todas las puertas que veía, nadie abrió , me asusté mucho porque no encontraba quien me ayudara, hasta que vi una casa con una puerta abierta sin pensarlo entre había una señora mayor y me dijo...
-¿Que haces aquí? ¿Porque entras sin invitación a mi casa?
-Diculpe señora pero necesito su ayuda. Estoy muy lastimada y hay alguien que me persigue.
- Largo de aquí no quiero problemas con los de tu clase - No sabía de que hablaba como que clase, a ella no le importaba como estaba, lo único que quería era sacarme de su casa.
Pude escuchar a los tipos de antes que decían que matarían a quien me ayudara. Cuando la señora estaba a punto de sacarme me solté de su mano y le supliqué que me ayudara al no ver respuesta corrí a su patio las paredes eran más pequeñas que podría haberla saltado fácilmente pero me detuve porque escuché un par de disparos fuera de la casa, me espante y quise subir la pared del patio pero sentí como goteaba sangre de mis brazos, era muy doloroso e iba a rendirme pero no, eso jamás, volví a intentar subir en la pared y cuando estaba a punto de subir sentí como mi pie se atoró en algo cuando quise ver era uno de los tipos que me sujetaba del tobillo, después de eso pude sentir como mi cabeza golpeó el piso.
Mientras estaba inconciente recuerdo verme jugando en ese lugar con mis primos todo era tan verde y había caballos, era tan hermoso y tranquilo. También recordaba la casa yo vivía ahí con mi madre solamente, era hermosa y parecía de otra época usaba unos vestidos hermosos y sombreros que se veían carísimos.
Abrí los ojos y estaba en una habitación muy oscura, se parecía a la de "mi casa" si le podía decir así, ahora los ventanales estaban cubiertos por unas enormes cortinas rojas que hacían que todo se viera oscuro, estaba pensando tantas cosas que olvidé que estaba herida solo vi mis brazos cubiertos de vendas casi rojas de la sangre que aún salía de las heridas, me descubrí las piernas y también estaban llenas de vendas, lo único que tenía puesto era una camisa de hombre con botones al frente también estaba manchada de sangre, me preocupe al no ver mi ropa interior, pero hasta mi pecho estaba cubierto por vendas, estaba en shock por cuánto me había lastimado, cuando levanté la mirada pude ver la puerta entre abierta y escuché de nuevo a los tipos hablando por las escaleras, no podía huir de nuevo estaba muy herida.
- Estás loco no debiste matar a esas personas - dijo el de la voz dulce.
- Tenía que hacerlo, esas personas son tan pobres que son capaces de venderla.
- Pero no debiste
- Lo que no debió pasar era que ella fuera vista por el pueblo, ahora todos saben que Giselle volvió y harán hasta lo imposible por encontrarla. Solo había un testigo de que yo me la llevé y acabé con el o mejor dicho con ellos.
- Tenemos que ocultar esto de ella o no confiara en nosotros, por lo menos hasta que ella nos recuerde.
- No, hermano tenemos que despertarla ahora y decirle quienes somos y que tome una decisión justo ahora.
- No podemos, gracias a qué hiciste que se golpeara la cabeza, escuchaste al doctor eso podría hacer más difícil que nos recuerde.
- Bueno y que sugieres
- Tenemos que esperar- dijo el tipo de voz más dulce y suspiró.
- Como si tuviéramos todo el tiempo del mundo ¿no?
Pensé que entrarían pero no fue así, al parecer entraron a la puerta que antes estaba cerrada.
Me levanté de la cama y fui directo al baño puse seguro y ahí me quedé un rato sentada en el piso sentí como empezaron a rodar lágrimas por mi mejilla.
Me dolía todo mi cuerpo, estaba abandonada en un lugar que recordaba muy poco, con gente que quizás querrían matarme, no sabía que pasaría conmigo de ahora en adelante aún así me relaje y me recosté en el piso del baño sabía que no podría huir en estas condiciones se sentía tan bien el piso frío en mis heridas.
Me quedé dormida casi al instante, el piso frío ayudaba mucho a mi dolor, desperté cuando escuché los gritos.
- Hermano ya no está
- Cálmate, herida no creo que fuera muy lejos.
- Tal vez se llevó el auto, ve a revisar.
- Es de noche, cálmate tal vez ya se estrelló en algún árbol.
-No digas eso hermano, espero que esté bien.
-Si, si yo también vamos a buscarla
Entraron en pánico cuando al parecer me buscaron por toda la casa y no me encontraban por ningún lado. Escuché como tocaron la puerta del baño.
-Giss ¿Estás ahí? - No hice ruido alguno.
-Creo que esta ahí- dijo el de voz dura y fría - derribare la puerta si no abres.
-No lo creo hermano tal ves ya habría abierto no tiene a dónde ir.
Y era cierto no tenía a dónde ir, si me iba a dónde iría, probablemente mi familia ya no me quería, me abandonaron, recordé que aún tenía mi celular conmigo estába dentro de mi maleta podría llamar a mis amigas y explicarles lo que pasaba tal ves podría quedarme con alguna de ellas.
- Vamos al pueblo, tal vez está allí.-Los escuché alejarse.
Me levanté del piso, tome una bata de baño y con mucho dolor salí del baño y busque mi maleta no encontraba por ningún lugar el maldito celular y mejor baje las escaleras salí por la puerta principal, corrí con las pocas fuerzas que me quedaban hacia la oscuridad del bosque. No pude seguir más cuando sentía de nuevo como escurría la sangre por mi cuerpo, mis heridas se habían abierto, me desmaye en medio de la nada solo podía sentir el pasto húmedo entre mi cabello, no sabía si era agua o sangre. Estaba segura que moriría, pero estaba en paz porque morí tratando de escapar.