-¿Qué la Dra. Plieguizabeth Connor te ofreció que?- Leen la llama así porque dice la leyenda (inventada y esparcida por ella dentro de la facultad) que en su juventud trabajó siendo salvavidas en las playas de California para así pagar su doctorado y eso le valió para cometer un cruel elastinocidio o traducido al castellano popular asesinar cada una de las móleculas de elástina de su cara. Menuda idiotez, y mientras yo la quiero multiplicar por 1.000
-No la llames así- la reprendo mientras vierto el sobre de comida humeda premiun de nuestro tiranogato Sr.Mendel, la huele y comienza a comer sin dejar de menear la cola.
-Si lo sigues alimentando mejor que a nosotras terminará pareciendo un cerdogato con bigotes, menudo engendro de Cleopatra. Y tu, su pequeña Dobby. Dobby ha venido a salvar al amo Mendelpig- Ambas reímos, HP es nuestro mayor poliamor, sin mencionar las tazas a juego que compramos para esta navidad, Leen con la caricatura de Hermione y la frase “Buen día sucia Muggle” y la mía con el adorable Ron Weasly y su alentador “Levántante y trabaja recuerda que eres pobre”
-¿Lo harás?- pregunta borrando su sonrisa infantil rápidamente y adoptando su postura de “tenemos que conversar”
Recuerdo la conversación en el despacho de la Doctora Connor…Maya, creo que estás lista para dar el siguiente paso. ¿Qué te parece si postulamos a un doctorado en Harvard?" Harvard. ¡Harvard! Era como si me hubieran ofrecido que J.K. Rowling autografiara mi ropa interior.
-Claro que lo haré- la comisura de los labios de Leen se torció levemente hacía abajo, espera esto es…¿un puchero?. Sucia Leen atacando otra vez a mi corazón de anciana diabética. Me quedo inmóvil esperando que hable.
- Un doctorado son muchos años…¿12 o 15?
-En promedio son 6, y quizás un poco más si tu mentor es despiadado y te hace añicos cada dos por tres tu tesis doctoral, pero eso no tiene porque pasarme a mí- aunque el desafío me parecía algo inquetante.
-Aún así es mucha pasta ¿no?. Espera…¿no éramos pobres, May acaso te has ganado la lotería sin decírmelo? oh Dios mío te has hecho un OnlyFans y ahora eres una clase de magnate exhibe ombligos de botón, he escuchado que en ese mundillo hay toda clase de fotografías, Tomás el chico de la biblioteca me ha contado el lunes pasado cuando devolvía la tesis de pregrado del chico más absurdamente guapo de la facultad y que curiosamente tiene un idea increíblemente sexy sobre las manzanas injertadas, que a su prima que es coja le pagaban una pasta por exhibir su pierna más corta en distintas poses. ¿Somos millonarias May?.
Lanzo una sonora carcajada -Lamento decirte MarLeen que no somos millonarias y que jamás de los jamases mostraría mi horripilante ombligo de botón para ganar dinero. Existe algo que se llama beca para extranjeros y pretendo ganármela- digo con orgullo porque logré una vez más ocultarle a la humanidad mi aberración de hoyo estomacal.
Veo que a Aileen no le hace mucha gracias lo que le estoy contando, entonces me acerco a ella y le tomo de las manos.
-Puedes venir a verme cuando quieras, y es más te prometo que cuando me gradúe te llevaré conmigo a vivir a Estados Unidos, y es más-más me casaré contigo para que te den la Visa- Ahora sí Aileen ríe pero solo con sus labios, sus ojos siguen demostrando un dejó de melancolía.
-Creo que tu pulgoso gato guatones quedó con hambre- dice apuntando hacia la olla con estofado que lame vigorosamente Sr. Mendel
o-o-o-o-o-o
Cuando me rechazaron, sentí como si me hubieran quitado el suelo de debajo de los pies. Aileen, siempre lista con una poción multijugos (te de manzanilla con canela) , una frase motivadora y cientos de horas de Harry Potter, me ayudó a levantar el ánimo y sacarme de la tercera mayor decepción de mi vida, la segunda era mi ombligoforme y la primera, de esa no quiero ni acordarme por el bien de mi salud mental.
Me pregunté durante horas por que mi ensayo sobre semillas de girasol y generación de lípidos no había sido aceptada, si hasta pasé noches enteras debatiéndome sobre el título de mi tesis doctoral hasta llegar al correcto: "Optimización de la producción de lípidos en semillas de girasol transgénicas para aplicaciones terapéuticas en enfermedades genéticas", moví de un lado al otro las semillas de girasol dentro de su placa Petri. Todo se fue al carajo, sin fondos no podría continuar con mi investigación, en Chile las condiciones para la investigación eran mínimas sin mencionar que era mal visto alterar el ADN de las plantas con ingeniería genética dentro del territorio nacional. Mi única alternativa era realizar ciencia en el extranjero, Estados Unidos era mi meta, Harvard era mi objetivo y ahora no tenía nada de Estados Unidos ni Harvard, más bien solo una carta de rechazo.
No dejé que la noticia me derribara por completo aún me quedaban algunos ajustes y observaciones que podía hacer en el nanolaboratorio de semillas con el nanomicroscópico simple que databa de… ¿Antes de Cristo?. Me dediqué arduamente durante un mes a tomar notas de todo lo que veía en las semillas de girasol y su comportamiento a diferentes reactivos vietnamitas comprados por Aliexpress en un Black Friday, y memoricé el protocolo de extracción de tejido vegetal para convertirlas en muestras viables para alterar su ADN, pero hasta allí podía avanzar en Chile, tristemente solo hasta allí. El resultado fue un borrador sobre como quería realizar mi investigación, sus posibles resultados y contribuciones a la salud humana y un exhaustivo estudio del arte. Sin dudarlo cuando estuvo listo se lo envié a mi mentora, en busca de comentarios.
Mi futuro imaginario en donde convertía mi triste y pobre vida de ayudante de laboratorio a una vida igualmente pobre pero inmensamente feliz por ser candidata al doctorado de ingeniería genética de la Universidad de Harvard, se había tronchado, había tomado un rumbo peligrosamente torcido, tan torcido como el dedo meñique del pie de Aileen. Esboce la sonrisa más sombría de mi vida.
Pero nada, nada me podría haber sacudido tanto como la noticia que llegó unas semanas después: el borrador de mi artículo sobre las semillas de girasol y la biosíntesis de lípidos había sido aceptado para revisión en una revista científica de renombre, según me contaba la doctora Connor que se encontraba parada al lado de mi taburete en nuestro lugar feliz.
-Me tomé la osadía de enviarlo a revisión, espero no te moleste ya que no pedí tu consentimiento- ¿Molestarme? Por favor podría hacerme calzón c***o en medio del patio de la facultad y no me molestaría. Sin duda era una pasada, era una pequeña pero intensa luz al final del túnel, era fantástico, era asombroso, pensar en la posible revisión de este borrador podría convertirse en mi futuro Patronun, aunque fuese un primer ensayo sobre lo que quería hacer con estas maravillosas y oleosas semillas de girasol, era un gran avance, ¡enorme para un simple ayudante de laboratorio!….esperen, luego de obligar a regresar mi alma a su cuerpo, enfoqué mejor la vista y distinguí con menos dificultad la pantalla del iPad de mi mentora, en donde estaba abierto el mail con un fragmento de mi borrador, volví a pestañar aturdida por la conmoción, no podía ser, claro debe haber un error de tipeo, esta todo bien, esta todo muy bien, excepto por que la doctora Elizabeth Connor había olvidado poner mi nombre junta al de ella, había cometido ese pequeñísimo gran error, tragué saliva con dificultad… claro debió tener una mañana ajetreada y solo olvidó escribirlo, o quizás estaba añadiéndolo y justo sonó la alarma de incendio de su departamento la cual la obligó a salir disparada hacia el exterior y luego el mail se envió instantáneamente. Si eso debió ser, respiro hondo y la miro, estaba sonriendo con esos pequeños pero profundos surcos alrededor de sus ojos.
-Te haré un gran carta de recomendación, tengo unos amigos científicos en Stanford…
-Mi nombre no está en el mail- dije sin rodeos. Plieguizabeth abrió tanto los ojos que todas sus arrugas se estiraron automáticamente haciéndola ver como en sus mejores tiempos, debió ser una mujer muy hermosa en sus veintes, con ojos verdes profundos y nariz respingona, la frase soy gringa saltaba por todos lados cuando la veías. Pobre sin tan solo hubiese usado filtro solar.
-Cielos Maya, tienes razón, no entiendo como pude olvidarlo, disculpa creo que con la emoción de tu ensayo lo olvidé. Pero no te preocupes esta misma tarde reenvió el mail añadiéndolo- Lo sabía solo se trataba de un error, una equivocación sin intención. Elizabeth Connor era fantástica y la mejor mentora del mundo mundial.