CAPÍTULO1
La bata blanca me quedaba grande y me hacía sentir como una niña jugando a los científicos. Pero aquí estaba yo, en el laboratorio de genética de semillas de la Universidad del Estado de Chile (UECH), rodeada de tubos de ensayo y placas Petri y con el inconfundible aroma a tierra mojada que se colaba por la micro ventana del micro laboratorio, por que sí, aunque estuviese en la universidad más prestigiosa de mi país, parecía ser que el estudio de los genes de las semillas no eran para nada prestigioso, las semillas eran consideradas las hermanas pobres e infravaloradas de los frutos hermosos, coloridos, dulces, atléticos, saludables y fornidos….vamos si solo son unos facetas de la naturaleza, te enamoran con su físico y su atrayente apariencia, pero luego ¡zas! Cuando menos lo esperas su interior es harinoso y te saluda un gusano decapitado. No entiendo por que todos alaban una sandía bien roja y jugosa, pero nadie quiere a las oscuras y duras semillas, y como si fuera poco las escupen con asco como si estuvieran cubiertas de cianuro, pobres incomprendidas. Si solo supieran que gracias a esas asquerosas pepitas todos los años tienen fruta fresca en su picnic de verano. Estoy pensando seriamente en armarme un movimiento pro semillas, quizás no sea mala idea desempolvar mi vieja cuenta de X, claro que tendría que cambiarme el nombre, tan solo tendría que reemplazar la M por S, la B por la L, la J por la…, a quién engaño mi nombre es fatal, en ningún mundo @Mayabeja podría liderar una campaña chula pro semillas.
Doy un pequeño salto que me devuelve a la realidad cuando mi compañera de aventuras y desventuras, mi partner in crime, mi ying, mi Ringo Star, mi mejor amiga y compañera de piso Aileen me habla mientras muerde la punta de un sándwich de atún y lechuga.
-¡Ey May! ¿te vienes a almorzar?- Aileen también es ingeniera agrónoma pero ella decidió ser popular y trabajar en el laboratorio de frutales con sus lindos, famosos, irresistibles y doble cara frutos comestibles.
-¿Me invitas cuando ya te has engullido la mitad de tu almuerzo?
-Error, cuando me he engullido un cuarto de mi almuerzo, también traje crema de zapallo- me responde mientras se limpia con el pulgar los rastros de mayonesa de la comisura de sus…un momento, ¿esa es la mayonesa casera que he preparado ayer con los huevos de gallina libre y feliz? Esos que me han costado una odisea conseguir en esta ciudad que solo tiene gallinas encerradas y tristes.
-Leen esa no será mi mayone…
-Si lo es y estaba deliciosa- contesta mientras traga el último trozo de su sándwich hecho de pecado capital. Antes que pueda responderle algún improperio o mejor aún soltarle un sermón sobre que robarle a tu mejor amiga y casi hermana está mal, me da un sonrisa complaciente y afectuosa, y si señores el Mago Marleen lo ha hecho de nuevo ha ocupado el sucio truco de tocar las narices de mi corazón de abuela. Que monstrua. La adoro.
Nos acomodamos bajo un viejo Álamo que está alejado del bullicio del centro de la facultad, estamos técnicamente en nuestro sexto año de universidad, como le gusta decir a Aileen, la pobre aún no supera el hecho de que nos titulamos la temporada pasada y estamos trabajando como profesionales en el campus. Y que además irremediablemente cada año cumplimos un año más. Aileen sería la mejor amiga Jennifer Aniston, sin duda.
-No entiendo por que te gusta alejarte tanto de los seres humanos
-Esos seres humanos como tu le dices son alumnos de pregrado, y se comportan como si estuviesen dentro de una jaula de monos, con decirte que ayer escuché a uno decir a viva voz que Bad Bunny inventó la canción Bad Romance y que luego se la vendió a Lady Gaga- le doy un largo sorbo a mi jugo de Chía y Fresa
-¡Que hereje! Como se debe estar revolcando en su tumba Lady Gaga- dice mientras hurga en su bolso comprado en las rebajas de H&M, es lo que nos podemos permitir con el sueldo de ayudante de laboratorio, nuestro salario combinado consiste en dos tercios para el alquiler y el resto va en ofrenda para el pequeño y peludo tirano que ronronea en nuestro hogar.
-Leen, creo que te confundes con Lady Di…- volteo los ojos cuando me doy cuenta que ya se ha puesto sus audífonos inalámbricos y comienza a tararear Rah, rah-ah-ah-ah Roma, roma-ma Gaga, ooh-la-la…e inevitablemente se me escapa un risita.
o-o-o-o-o-o-o
Me seco las pequeñas gotas de sudor que se formaron en mi frente gracias a que debí correr desde la entrada de la facultad hasta donde se encontraba el pequeño edificio de laboratorios, vale decir en el cagadero de los edificios de pregrado, para no llegar tarde a mi trabajo.
Inhalo y exhalo vigorosamente para poder estabilizar mis signos vitales, esto debe contar como ejercicio ¿no? Quizás esta semana pueda saltarme la rutina de pilates que Aileen me obliga a realizar cada martes por la noche, si le muestro el gráfico de mi reloj inteligente c***o, y mis honestas 78 pulsaciones por minuto …debes estar en forma May, no sabes cuando pueden asaltarte, esta ciudad no brilla por su seguridad, además que eres blanco fácil, eres tan menuda que sería como asaltar a un niño o quizás a una anciana muy desvalida de esas que andan con un burrito por que la diabetes se ha comido todos los dedos de sus azucarados pies…saco la lengua y hago una morisqueta al recordar a mi amiga Leenminator y sus nalgas de acero.
-¿Te encuentras bien?
La Doctora Connor, Elizabeth como me recalca que la llame, se paró junto a mí y puso una mano sobre la manilla de la puerta que nos da acceso a nuestro lugar feliz, el laboratorio de genética de semillas.
-Eee..si solo estaba realizando unos ejercicios faciales que me enseñó Aileen para evitar el envejecimiento prematuro de la cara, sabía usted que desde los 25 años comenzamos a perder colágeno y elastina y si sumamos el estrés y la exposición al sol podría en mi caso, terminar con una pasa vieja de rostro…- estoy roja como un tomate, maldigo a Aileen en mi mente y deseo que mi mayonesa libre y feliz le ocasione la cagadera del siglo. Y además me doy cuenta que seguía siendo yo a pesar del intenso ejercicio matutino, mi verborrea nerviosa estaba intacta.
La Dra. Connor sonrió sin entender ni pizca y con un expresión maternal me tomó el hombro para dirigirme hacia el interior del laboratorio.
-Vamos tengo algo muy importante que decirte- ¿Estaré despedida, descubrieron que fui yo la que se comió la última galleta de chocolate y no lavó el plato luego de la reunión de departamento del viernes, les podría decir que juré haber visto una última galleta fantasma sobre el plato, o peor aún leyeron mi mente y descubrieron mi plan de organizar una mini sexta pro semillas ? Le dije a Aileen que no era buena idea que me pusiera el casco de realidad virtual en la feria de ciencia e innovación del semestre pasado.
-Toma asiento- me estira la mano para señalarme la única silla acolchada del laboratorio a parte por supuesto de la suya, la oficina de Elizabeth Connor flamante doctora de Biotecnología Vegetal de la más aún recontra flamante Universidad de Stanford (CA, USA), era nada más que sencilla, humilde, modesta, quizás ¿minimalista? No minimalista es un concepto más ligado a lo moderno y su despacho era totalmente opuesto a moderno. ¿Por qué una doctora con tres publicaciones importantísimas en dos de las revistas más prestigiosas del mundo plantil (Nature y Sciencie) aceptaba este sucucho de oficina?
-¿Cómo has estado Maya?
-Bien, me encanta mi trabajo (salvo el paupérrimo salario de esclava y el casi nulo descanso diario) y disfruto mucho haciendo ciencia- Connor le da un sorbo a su café de maquina y esboza una pequeña curvatura de labios contra la taza, eso fue…creo que eso fue una sonrisa. Asiento con la cabeza sin dejar de mirarla.
-Bien, eres una chica muy talentosa- y eso que no ha visto como me toco la punta de la nariz con la lengua. Vuelvo a sonreír
-Tengo muchas expectativas puesta en ti, me recuerdas a mi yo de hace 30 años- ¿Connor tiene 50 y pico años? Será bueno que hable con Aileen para integrarla al club de los ejercicios faciales
-Gracias Dra. Connor
-Llámame Elizabeth- por vigésima vez me lo repite, pero yo simplemente no puedo, no me sale, sería como transgredir un línea invisible entre las dos, de pupilo y mentor, de Padawan y Jedi, de alumno y aprendiz. Me rehúso mentalmente pero no se lo digo.
-Maya creo que es hora- miró de reojo mi muñeca buscando disimuladamente los números verde limón de la pantalla
-Creo que estas lista…- desliza sobre el escritorio una hoja impresa con un logo que podría reconocer hasta en mis 4 próximas vidas, VE-RI-TAS, las tres sílabas que están plasmadas sobre libros abiertos, el logo del conocimiento y la educación, el logo de “LA” Universidad de Harvard, de “LA” única e irremplazable Universidad de Harvard. Siento vibrar mi muñeca, mi reloj me esta dando sacudidas, alerta de estrés, presión arterial elevada, 130 pulsaciones por minuto y subiendo, un p**o constante que me confirma que me acabo de saltar el entrenamiento semanal de pilates.