El domingo por la mañana, el sol de Mayo se filtraba por las rendijas de mis cortinas, invitándome a un nuevo día en Stanford, estábamos a mediados de primavera, y hoy iba a “celebrar” que había superado con no tanto éxito mi primera semana en el laboratorio de ingeniería genética. Me levanté con una mezcla de angustia y crisis existencial. Hoy, Taylor y yo habíamos quedado para tomar un café y hablar (despotricar) sobre el laboratorio. Necesitaba desahogarme con alguien que entendiera por lo que estaba pasando. Y tenía a Aileen tan lejos, que dolía pensar en ella.
Cuando llegué a Starbucks, Taylor ya estaba allí, sentado en una mesa cerca de la ventana, agradecí que eligiera la mesa más agorafóbica de la cafetería, estaba ya con una taza de café humeante frente a él dándome una de sus sonrisas amables y cálidas, Oh Dios faltaba poco para que se convirtiera en mi Hermione . Con sus brazos largos me indicó que me sentara a su lado.
Mientras disfrutábamos de nuestras bebidas, hablamos sobre todo lo que había sucedido en el laboratorio, incluidas las cientos de placas Petri fallidas con moco verde vegetal que apilé en el basurero de mi mesa. Taylor me escuchó atentamente, y me dio consejos sobre cómo lidiar con la actitud de Saint James. Me dijo que no me tomara las cosas tan a pecho, que era normal sentirse así al principio, y que con el tiempo las cosas mejorarían, si claro todo mejoraría cuando me fuera de su lúgubre y congelado laboratorio, seguramente de esa forma el laboratorio volvería a ser el lugar feliz del Doctor “Misogeno Saint James”
Justo cuando empezaba a botar toda la mala vibra, el martes 13 se hizo presente, la puerta de Starbucks se abrió y Saint James entró…¿Qué posibilidades existían que un domingo por la mañana el estuviese entrando al Starbucks estudiantil?. Hubiese sido más probable que yo completara una ultramaratón y terminara de las primeras. Iba vestido con su habitual traje oscuro y llevaba una taza de café para llevar, maldito ecologista biodegradable y autosustentable, no me extrañaría que en breve lo viéramos alimentándose de luz solar. Saludó a Taylor con un simple asentimiento de cabeza, pero a mí me ignoró por completo.
Sentí una oleada de frustración y ….rabia, mucha rabia, quería arrancarle el salchichón con un cortaúñas e exhibirlo en la conferencia de fin de curso ¿Cómo podía ser tan arrogante y desconsiderado? Era como si yo no existiera. Empecé a pensar en todas las veces que me había hecho sentir pequeña e insignificante esta semana. Estaba a punto de levantarme y confrontarlo, lo iba agarrar de su impoluto suéter n***o hecho a base de fibras de resina reciclada y le iba a cantar las cuarenta, pero Taylor me detuvo con una mano en mi brazo.
—Tranquila, Maya. No vale la pena- me mordí el labio con fuerza y ¡diablos! Esta era mi segunda marca labial en una semana, maldito Saint James me cago en tu puto barco vikingo. Sin embargo, Taylor tenía razón, pero no podía evitar sentirme invisible, descalificada e insignificante. Estaba empezando a cuestionar mi decisión de venir a Stanford. ¿Había sido un error? ¿Sería capaz de soportar esta presión durante todo el programa?
Saint James se pidió algún brebaje en base a plancton y algas marinas y se marchó sin más.
-¿Vives sola?- la pregunta de Taylor me sacó del trance y llamó mi atención, aflojé los hombros que hace 30 segundos los tenía como rocas y lo miré.
-Eh…sip, estoy en un Airbnb mientras encuentro algo definitivo, no alcancé habitación dentro del edificio para alumnos- subí los hombros mientras Taylor asintió pensativo.
-Sabes…-dijo luego de una pausa de un largo minuto- no quiero que suene que me paso de la raya, recién nos conocemos, pero pienso que congeniamos muy bien -Yo también lo pienso Taylor tu podrías se mi Aileen estadounidense sin problemas- y yo estoy buscando un roomate, no quiero poner un aviso por que no quiero lidiar con el problema de las entrevistas, solo si tu quieres y no te incomoda…
-¿Tienes un gato?
-Eh…si
-Acepto
-o-o-o-
-¿Estamos rompiendo?- Leen apretujó al Sr. Mendel contra su mejilla haciéndolo ver la criatura más adorable del planeta, mientras ella ponía una cara de falsa pena.
-Vamos a compartir gastos, y resulta que el ha sido un buen apoyo para mi en el laboratorio de Voldemort y no, no estamos rompiendo tu siempre serás mi mejor amiga.
-¿Voldemort?
-Saint James
-Ah
-Taylor me contó que se rumoreaba que el era un especie de traidor, por querer trabajar en la industria y no en la academia
-Taylor…
-Vamos Leen, tu siempre serás mi favorita, son solo 3 meses…si es que aguanto- dije un tanto melancólica
-Te prohíbo volver antes que acabe tu pasantía, bastante ya nos has hecho sufrir a Mendelpig y a mí con tu actitud de aventurera científica, te lo acabas y vuelves con los honores, sino haré una fogata en la terraza con tu versión inédita del cáliz de fuego.
-Leen no serías capaz…
Al final del día, recibí un correo electrónico de la Dra. Connor. Me felicitaba por mi perseverancia y me recordaba lo importante que era esta experiencia para mi futuro. Sus palabras me conmovieron y me hicieron sentir un poco mejor. Me di cuenta de que no podía rendirme tan fácilmente.
Esa noche, mientras me acostaba, pensaba en todo lo que había pasado. Me sentía agotada, pero también determinada. Sabía que iba a ser un camino difícil, pero con el apoyo de mis amigos y de mi mentora, estaba segura de que podría superarlo.