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Fuego con Fuego

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*SPOILERS "ATRAPADO CONTIGO"*

Arwen Marshall es la hija del hombre que domina la ciudad de Nueva York. Cuando cumple los 18 y su hermano pasa a ser la cabeza del clan de su familia, ella lo ve como la oportunidad para conseguir lo que siempre ha querido... ser una de las mujeres más poderosas.

Va a emprender un camino largo, pero está dispuesta a todo por conseguir lo que desea.

Cuando el mejor amigo de su hermano se cruza en su camino, todo su mundo se sacude.

¿Logrará mantenerse firme en su objetivo? ¿O se dejara llevar por los sentimientos que surgen entre ambos?

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Capítulo 1
*SPOILERS "ATRAPADO CONTIGO"* Arwen Marshall.  Ese es mi nombre. Reténganlo y no lo olviden, porque ese nombra va a lograr muchas cosas. **** - Buenos días, señorita Arwen. - me saluda el chofer, cuando me subo al auto.  - Hola Glenn.  Me observa extrañado por el retrovisor, mientras comienza a conducir. - ¿Por qué no lleva el uniforme de tenis? - Que observador. - me hago hacía adelante. - Porque no me dejaras en el club, iremos al asilo.  - ¿Su padre está al tanto de eso?  - Claro, como lo está que la semana pasada te estuve esperando 10 minutos luego de que terminaran mis clases en la universidad.  - Tenía poco combustible y la fila era larga. - se excusa.  - No importa el motivo, sino el que hayas dejado a la hija de Kian Marshall sola, aguardando, siento un blanco fácil de secuestro.  Suspira. - Será la muerte para mi, señorita Arwen.  Si me pagaran cada vez que alguien me dice eso, sería billonaria.  Palmeo su hombro. - Tranquilo Glenn, solo debes aguantar un poco más, ¿Qué acaso no estás cerca de jubilarte?  - Si. - me responde. - Si es que llego... - se dice a si mismo.  Regreso a mi asiento. - Tú tranquilo, no te meterás en problemas. Mi padre no se enterará.  - Su padre se entera de todo.  - No cuando tiene que ver con su hija favorita.  - No será solo la muerte para mi, señorita Arwen, sino también para su padre. Y eso lo que lo consideran el hombre más invencible.  - Si, bueno, de algo hay que morir. Todos tenemos una debilidad.  - ¿Y cuál es la suya? - pregunta con curiosidad.  - Yo soy la excepción a la regla. - respondo. - Ahora andando, que no quiero llegar tarde.  - Si señorita Arwen.  Glenn conduce el largo recorrido hacía la ciudad. He hecho este trayecto la mayor parte de mi vida, pero nunca me puedo contener de mirar por la ventanilla y no quitar mi vista de está. Nueva York. Nuestra ciudad.   El auto se detiene una vez que llegamos al frente de la pizzería, que es la fachada del "asilo". El asilo vendría a ser algo así como nuestro cuartel general, es como el corazón del clan. Todo funciona dentro de esas paredes subterráneas. Mi padre tenía tan solo 25 años cuando levanto su clan de la nada y tomo la ciudad como suya.  Sin duda la persona que más admiro en el mundo es a mi padre. Es el hombre más poderoso, más temido y respetado. Sus hazañas son increíbles. Se abrió paso por la ciudad, no tardo en convertirse en una de las personas más influyentes de Nueva York, porque no solo es la cabeza del clan, sino que también es el dueño de muchos negocios que están más a la vista y que son legales... hoteles, casinos, restaurantes. Desde que soy niña que siempre lo he admirado y he querido ser como él. Toda mi vida me he pasado viéndolo y analizando cada movimiento y cada expresión de su rostro. Nunca me ha importado lo que las malas lenguas digan de él, yo se bien quien es y solo puedo decir que mi padre es alguien maravilloso. Si, muchas personas no van a coincidir con mi definición de maravilloso, pero ¿Qué pretenden? Soy una Marshall. No nací para ser una suave brisa de viento, nací para ser tormenta y arrasar con todo a mi paso. Nací con un inasible apetito por la destrucción.  - La aguardo aquí, ¿si? - me informa Glenn cuando abro la puerta trasera para bajarme.  - Oh no, no me esperes...  - Señorita Arwen... - comienza a replicar.  - Mi hermano me llevara de vuelta, el tiene que ir a lo de mis padres. - miento.  Gira su cabeza para observarme, entrecerrando sus ojos. Le sonrío, con esa sonrisa que uso para convencer a mi padre de todo.  - Está bien... - accede. - Me llama si su hermano cambia de planes.  - Claro. Que tengas un buen día. - me apresuro a decir y a bajar del auto, antes de que me siga diciendo más cosas.  Entro por la parte trasera de la pizzería y desciendo hacia el asilo. Es realmente como un enorme sótano, sin ventanas, sin que pueda entrar luz natural o aire. Puede ser algo asfixiante si no estás acostumbrado. Es seguro, eso es lo más importante. Cada área se encuentra divida por paredes que vidrio que desde en la entrada te permite observar todo con mucha visiblidad. Veo que algunos están entrenando en la sala de entrenamiento, otros están charlando en la sala de descanso, también se encuentran en la sala de armamentos, acomodándolo.  Entre tanta gama de colores oscuros, distingo el brillo de su melena dorada que logra resaltar. Y como si lo hubiera llamado con el pensamiento, enseguida clava sus ojos azules en mi. Sonríe de costado. Levanto mi mano y lo saludo moviendo mis dedos. Ríe y regresa su vista a quien se encuentra de espaldas hablando.  - ¿Qué haces aquí? - la voz de mi hermano mayor me trae de vuelta a la realidad.  Poso mi mirada en él. - Vine a hablar contigo.  - ¿Qué no deberías estar en la universidad? - pregunta extrañado, comenzando a caminar.  Avanzo a su lado. - No. Y entre nos, solo he ido a unas... cinco clases.  - ¿¡En medio año has ido a cinco clases!? - exclama abriendo sus ojos ampliamente, sin dejar de caminar.  - Tú fuiste un mes, tampoco te hagas el hijo modelo.  - ¿Nuestros padres saben?  - No. Porque cuando les diga que deje, quiero irles con el plan de respaldo.  - ¿Y que sería eso? ¿Te vas a abrir una floristería? - entra en la sala de reuniones.  Mi mayor sueño de pequeña era conseguir mi silla alrededor de la larga mesa que está dentro de la sala de reuniones. Aquí solo tienen acceso los miembros principales del clan. Y cada uno se ha ganado su silla. Yo quiero la mía. Pero no cualquiera, la de la punta. La que rige todo.  - No. - niego firme. - Sabes bien porque estoy acá y que día es mañana.  Se detiene y me observa. Suspira. - Diablos. Creí que tendría más tiempo.  - Tuviste dos años y medio.  - Si, creo que no fue suficiente. - queda pensativo.  - No. - vuelvo a negar con firmeza, ya sabiendo que es lo que está pensando.  - Veintiuno. - es lo unico que dice. - Es la edad legal aquí.  - Dime Renn, ¿tú tienes ganas de buscar lugares donde rentar?  Me mira confundido. - No... - dice extrañado. - ¿Qué? ¿Por qué lo dices? - Porque tendrás que comenzar a buscar otro lugar donde instalar todo, luego de que te prenda fuego todo el asilo. - amenazo sin quitarle la mirada. - Y no estoy bromeando.  - Créeme, no necesitas aclarar. Se que no estás bromeando.  - Tú eliges. Por las buenas o por las malas. Pero que no te quepa duda de que de una forma u otra yo siempre consigo lo que quiero.  Puedo notar algo de preocupación en sus ojos de ese color celeste tan trasparentes, que son característicos de los Marshall, al igual que el cabello n***o.  - Voy a convocar reunión. Esto no es una anarquía.  - Si yo fuera la jefe, lo sería.  - Si, pues agradezco al universo por esos 10 años de diferencia.  **** En la sala estamos con mi hermano, además de todo sus secuaces. Clover, una joven china que tiene la cara más amigable y simpática, pero que es letal con todos los tipos de cuchillos, navajas que existen, además también en diferentes aspectos físicos. Sin duda es mi modelo a seguir. Mason por otro lado no solo su aspecto es adorable, sino que el también lo es. Solía ser el abogado del clan, pero una vez que probó la adrenalina de estar en el lado táctico, ya no quiso seguir haciendo ese trabajo aburrido de escritorio. Quien si lo tomo a ese puesto fue Peter, el mejor amigo de mi hermano. Hasta hace un tiempo atrás estaba enamorada de él, era algo que lo veía y me paralizaba, además de que me portaba como una tonta. Pero eso cambio cuando por suerte maduré y me di cuenta de que sigue siendo un niño fresa como solía ser Renn. Y no está mal, solo que no es mi tipo. El que si es mi tipo es Demian. Aunque le va mejor el apodo de "rubiales" por su larga melena rubia. Aunque ese lo menos excitante de él. Tiene una altura que sobrepasa 1.90, su espalda es ancha y musculosa. Me gusta su torso con tatuajes. Y sus manos grandes y firmes.  Mi hermano me observa pensativo. Yo solo lo observo fijo. Se le va a desatar un infierno si se atreve a negarme lo que me prometió hace dos años atrás. Me estuve entrenando sin parar todo este tiempo para cuando al cumplir los 18 pudiera formar parte del clan. Necesito iniciar cuanto antes si quiero lograr ser la mejor antes de cumplir los 25. Mi intención es superar a mi maestro, ósea mi padre. Y si, porque no también a mi hermano. Que solo por ser el hijo mayor tiene ese puesto.  - Una vez que lo digas no habrá marcha atrás. - me susurra Peter, quién está a su lado.  Idiota. Como si no lo oyera.  - Ya lo sé... - dice Renn dubitativo.  - Tendrá más poder que todos nosotros. - le susurra Demian, al otro lado. Otro idiota. El es porque me siente miedo y no está preparado para estar conmigo 24/7. Pero por más excitante que me parezca Demian, no tengo que permitir que me distraiga de mi objetivo.  - Ya lo sé... - Nos va a mandoñar... - sigue Peter. - Ya lo sé... - ¿¡Y AÚN ASÍ LA QUIERES AQUÍ!? - exclaman a dúo. - Oigan, no soy sorda, los estoy oyendo, par de idiotas. - digo con fastidio. Clavo mi mirada en mi hermano. - Un trato es un trato. Suspira. - Ya lo sé... - Ya lo sé... - me burlo, imitando su tono de voz. Es lo unico que viene diciendo desde hace 10 minutos. - ¿Y bien? - exclamo, ya harta. Tener que depender de que un hombre me de el ok me pone muy de malas.  - Está bien... - accede al fin. Lanza un suspiro pesado. - Arwen... oficialmente eres un m*****o fijo del clan. - ¡SI! - exclamo con victoria levantando mis brazos.  1 paso, listo.  - ¡NOOOOO! - se quejan Peter y Demian, apoyando sus rostros sobre la mesa. - ¡Bienvenida! - exclama Clover con alegría. - Será muy bueno tener a otra chica que patee traseros conmigo. - Es todo lo que quiero. - digo con una sonrisa. Significa tanto que ella lo diga.  - Procura que sean los de nuestros enemigos, no los nuestros. - dice Peter. - No empieces a fastidiarme, que comenzare a usarte como mi saco de practica. - Muro por oírlos pelear todo el día. - dice mi hermano con sarcasmo.  - Otra parejita tenía que completar el cupo que dejaron Clover y Evan cuando terminaron con sus peleítas. - sigue Mason. - ¡No somos una parejita! - grito al mismo tiempo que Peter.  Lo que me faltaba oír.  - ¡No son una parejita! - grita mi hermano a la par nuestra.  - No lo decía en forma romántica, relájense. Renn posa su mirada en mi. - Estás a prueba, no lo olvides. ¿¡QUÉ!? ¿¡A PRUEBA!? ¿¡YO!? - ¿¡Qué!? ¡Eso no es justo! - exclamo.  - Claro que si, todos pasan por su periodo de prueba. - Pero ninguno de ellos es un Marshall. - sigo. - ¡Soy una Marshall! - Que va, si no me había dado cuenta. - dice con sarcasmo. - Hasta le iba a sugerir a papá que se haga una prueba de paternidad contigo. - Pongo mis ojos en blanco. Maldito Renn. - Yo cumplí lo que prometí, tú has lo mismo, que es seguir mis ordenes. Porque por más que no te guste, ni estés de acuerdo y aunque seas la mejor, sigo siendo el imbécil que nació primero, así que... Siempre sale con lo mismo. Me tiene cansada con ese cuento.  - Si, si, no necesito que me expliques la grafica de jerarquía. - me cruzo de brazos, sentada en mi silla.  - Va a depender de ti como vayas subiendo de rango. No basta con ser una Marshall, debes esforzarte. Debes probar que en verdad lo eres. - ¿Papá te dio tanto la lata? - No, de hecho fue Rocco. - Ni me sorprende. - Así que ya sabes, no haces nada sin supervisión, sigues las ordenes de los que están arriba tuyo y... y deja de atormentar a todos, por favor, que me estoy quedando sin personal. Suspiro. - Está bien, lo siento... - accedo de mal modo.  - ¿Cómo se me borran los traumas? - dice Demian. - No seas llorica rubiales, que solo me entrenaste una semana. - ¡Gracias a dios! - exclama. - El seguro laboral te cubre la terapia, tramítalo. - le dice Peter. - Bien, ya me hartaron, largo todos de aquí, la reunión semanal finalizo. - anuncia Renn.  - Aguarda, que tengo mi primer anuncio oficial como m*****o del clan. - me apresuro a decir.  - Dejen hablar a la dictadora. - susurra Peter. Estoy por responderle, pero Renn me frena antes de darme tiempo siquiera de abrir la boca.  - Arwen, le respondes y los mando a ambos al rincón. - sentencia mi hermano. - ¡NOOOOO! - grita Peter escandalizado. - ¡SHIRLEY TEMPLE! ¿¡QUÉ HAS HECHO!? Miramos hacía donde él lo hace y vemos a Evan entrar por la puerta. - Necesitaba un cambio, me aburría. - dice este, refiriéndose a que su característica melena larga con rulos despareció.  Evan es el hermano de Mason. Él es de los que aparentan ser unos chicos rudos, pero en el fondo son muy adorables. Es el rey del sarcasmo.  - Te ves sexy, primor. - dice Clover picara. Se sienta en su silla. Dirige su mirada a todos. - ¡Dejen de mirarme! - Creo que ahora yo voy a necesitar terapia luego de este shock. - sigue Peter. - ¿Qué decías Arwen? - me pregunta Renn.  - ¡Nada! ¡Por qué no dejan de interrumpirme! - me quejo.  - Creo que olvide algo afuera. - dice Evan haciendo ademan de pararse. - ¡Te sientas! - exclamo, apuntándolo con el dedo. A mi me escuchan. Queda petrificado en su asiento. - Bien. Este fin de semana será mi gran fiesta de cumpleaños, así que están todos invitados. - ¿Enserio nos invitas a una fiesta repleta de pubertos de 18 años? - pregunta Evan. - ¿Qué a esa edad tú no habías ido como dos veces a la cárcel? - digo con sarcasmo.  - Si, pero no todos son geniales como yo. - Además, la mayoría de mis amistades son mayores. - sigo.  No he ido a la universidad a las clases, pero si para hacer sociales. Lo que me ha facilitado relacionarme con personas mayores que yo. Me siguen pareciendo idiotas, pero al menos están en un nivel más elevado que los de mi edad.  - Disculpa, ¿como? - pregunta mi hermano.  - No empieces.  - ¿¡Papá sabe!? - exclama.  Mi papá y mi hermano tienen pocas cosas en común, salvo la similitud en su color de cabello y ojos. En personalidad son bastantes distintos, pero si hay algo que tienen en común es que se ponen en ese papel de sobreprotectores que me asfixian. Se piensan que aún soy una niña de 10 años. Estoy algo harta de que me estén pisando los talones a cada rato.  Aún así los amo con mi vida.  Me pregunto, ¿Qué opinara Renn si se enterase que su hermanita ha tenido sexo más de una vez con uno de sus miembros del clan? Y que encima le lleva 8 años. No podría enojarse con rubiales, no sería justo, él no tiene la culpa de tener esa falta de control hacia conmigo. Si. Eso es lo que más me gusta de él. Que puedo ejercer mi voluntad como me plazca.  - ¿Quien crees que paga la fiesta? - sigo diciendo.  - Me refiero a tus amistades. - Sigue llevándome cada año a ver Disney On Ice, ¿tú que crees? - Un día de estos lo vas a matar a de un infarto. Me encojo de hombros. - Tuvo 18 años para prepararse. - Me voy, no quiero seguir hablando de esto, porque siento que a mi también me va a dar algo. - Renn se para. - ¿Cuándo vuelve Nat de Pekín? - le pregunta Evan. Natalie es mi adorada cuñada. Ella es el cerebro del clan. Es la que está en área de informática y es realmente muy inteligente. Aunque comencé a dudar un poco luego de esa decisión que tomo... La pobre está casada con mi hermano. Supongo que también se vio cegaba por su belleza. Los Marshall tenemos cierto magnetismo, de eso estoy segura. Y no es por ser presumida.  - Hoy. - responde Renn. - Por eso mi apuro por largarme. - ¿Sigue sin superar a los asiáticos y se busco un amante? - bromeo. - Ja, que chistosa. - dice con fastidio. - No, se fue a un curso de programadores. - ¿La extrañas? - pregunta Mason. - Como loco, así que no me llamen, ni me busquen, en lo que resta del día... o mejor, en lo que resta de la semana. - Sexo candente todo el fin de semana. - dice Clover divertida. - Pues claro. - responde. - Así que me voy antes de que llegue a casa, quiero sorprenderla. - ¿Te vas a acostar en la cama todo desnudo cubierto por pétalos de rosas? - dice Peter. - ¿¡PERO QUE CARAJOS!? - grita Evan. - ¡NO NECESITABA ESA IMAGEN EN MI CABEZA! - Oye, que tú has sido el pervertido que se lo ha imaginado. - Necesito unas vacaciones de todos ustedes. - Pero que dices, si cuando se fueron de vacaciones a Tailandia y no se donde más, llamabas todos los días. - sigue Mason. - Si, ¡Para asegurarme de que no se hayan matado entre ustedes y hayan quemado el asilo! - Pues, aquí estamos todos. - agrega Demian. - Por el momento. - finaliza Renn y sale de la sala.  Los demás siguen sentados en sus asientos, mientras charlan de tonterías. Noto que Demian me observa con una leve sonrisa . Él sabe cuanto quiero esto y cuanto lo venía esperando. Giro mi silla y observo el asilo, como todos van pasando o entrenando. Vuelvo la vista a la sala y me quedo mirándolo, a mi nuevo equipo.  Estoy en mi lugar. - pienso con satisfacción. - Al fin llegué.  *** Hola! Bienvenidos a está nueva historia.  ¿Qué opinan de este nuevo capítulo? 

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