Si hay algo raro en el mundo, en este mundo, son los nombres de los huesos del cuerpo humano, la persona o personas que los hubieran decidido , estaba claro que estaban borrachos cuando lo hicieron, tibia, peroné, femur, traído, cubito, quizás sean los más normales de todos los que hay, pero cuando hablamos de los del pie la cosa se complica demasiado y se hacen demasiado ridículo.
Me había roto el escafoides del pie derecho.
No se que parte del cuerpo es, creo que hasta ese momento no tenía ni idea de que existía esa parte del cuerpo, no sabía que se podría romper un hueso tan pequeño del cuerpo de forma tan sencilla. Aunque quizás me judía más lo cansado y molesto que puede ser algo tan pequeño.
Por suerte no tuvieron que operarme.
Odio los hospitales.
Pocas veces nos reunimos en un hospital por cosas buenas, solo rodeaba los nacimientos las cosas buenas que pasan en los hospitales.
¿Para que va la gente al hospital?
Para buscar soluciones cuando se encuentra mal, puede que sea desde la cosa más sencilla del mundo a quizás algo que te quite la vida, pero nadie va al hospital a pasar la tarde, a ver que pasa, a ver como son las cosas, nadie va por el hospital paseando a ver si ve noticias algo buenas, sino que se va cuando las cosas están mal.
Si quieres una noticia buena, lo más seguro es que te vayas a un parque o algún sitio yendo a un sitio donde claramente la alegría es superior al gris de las paredes del hospital.
Odio los hospitales.
Al igual que hay una norma no escrita que dice que nada bueno pasa a partir de las dos de la mañana, nada bueno pasa en los hospitales, las películas de miedo siempre ocurren alrededor de las casas viejas y en teoría encantadas, porque las cosas serían demasiado aterradoras, nadie iría a un hospital si se cuenta la verdad si se dice todo lo malo que hay en ellos, la gente jamás ira a ellos, la gente se quedara muriendo de dolor o lo que sea en sus casas por el terror pero nadie ve todos los muertos y fantasmas que debe haber en el hospital.
No me gustan los hospitales.
Tuve que pasar hay la noche para que controlaran el dolor y como estaba el hueso.
Tenía una escayola en el pie, que quizás era una de las cosas más complicadas del mundo, más molestas y más pesadas, no es tan sencillo llevar casi todo el peso de tu cuerpo en un trozo de mierda que esta atado a ti, porque es un trozo enorme de algo que no te puedes quitar por mucho que lo desees.
—Enseguida iras a casa—me dijo mi tío mientras se acomodaba en el asiento alado mío.
No dije nada, solo quería esperar e irme a casa antes de que las cosas se complicaran más, cuanto más tiempo pasará más tiempo iba a necesitar para recuperarme de las cosas que buscaran en mi.
Los medicos no son unos matasanos.
Tengo demasiado claro que son de las mejores personas del mundo, paran sus vidas port ayudar a las personas del mundo, paraban todo para ayudar a los demás, eso era una cosa demasiado buena, que ayudaban a las personas sin dudarlo. No estoy diciendo que son de las mejores personas del mundo, prefiero mil veces a los músicos que a los medicos porque para mi son los errores, salvan el mundo sin ni siquiera intentarlo, por lo que aprecio más su labor que el de otros, aunque puede ser que mi parte de amante hacía la música.
—Espero que sea ya—deje claro.
Mi tío río demasiado divertido.
—No seas histérico, las cosas terminaran ya y podrás descansar—.
No respondí a mi tío por la clara razón de que estaba histérico, no podía evitar el sentimiento que me daba los hospitales, el color y el agobio que me traía todo en general rodeando estos lugares, pero lo peor es las sensaciones que me trae de todos los hospitales que he estado, es este en concreto, el hospital universitario, un lugar en el que murió mi abuelo, no puedo lidiar con la sensación de andar en un lugar donde puede estar el alma de mi abuelo. No soy, para nada religioso, mp puedo estar atado a personas que criminalicen lo que amo, por lo que no puedo ser religioso, no puedo estar atado a algo que me hace daño, pero si creo en el karma, en que si haces una cosa, puede ser que te devuelva algo en la vida, si haces cosas buenas, la vida te da cosas buenas, si eres malo, la vida te da cosas malas, creo en eso, creo en que las cosas que no se pueden explicar, no hay razón, simplemente, es algo en lo que creía.
—Buenos días—comento el medico entrando al lugar, mire a mi tío con demasiado miedo, como me fuera a dar malas noticias como fuera a decirme, no quería tener que esperar a que me dejaran mucho más tiempo, no quería estar aquí más tiempo de lo que pudiera necesitar, más de lo deseado.
—¿Me puede decir si me puedo ir ya?—le pregunte.
El medico se río.
—Veo que no le gustan mucho los hospitales—comento el doctor.
No iba a responder a eso, no podía responderle diciendo que odiaba estar en el hospital porque quizás eso traía que me hicieran estar más tiempo en este, como una forma de joderme, los hospitales funcionabas así, castigaban a las personas que estaban en ellos cuando creían que era adecuado y les dejaban sufriendo, quizás no era así, quizás solo era una locura que se me había ocurrido, una cosa rara ideada por mi cabeza para intentar entender porque tardaban tanto en dar unos resultados de unas pruebas o en general, atenderte.
—No me gusta para nada—deje claro.
—No tendrá que estar más, se puede ir cuando lo desee—me dijo el doctor dando el informe medico a mi tío.
Salió en silencio para irse a atender al resto de sus pacientes, me destape rápidamente, para sentarme en la cama y empezar a prepararme e irme a casa, no puedo desear tanto el irme a casa, el tumbarme en mi cama y dejar de estar en un lugar que me trae tanto estrés y agobios.
—¿Que haces?—me pregunto mi tío levantándose.
Se acerco a mi, para ayudarme a estar bien sentado en la cama y colocado de la mejor forma posible para ayudarme a prepararme.
—Quiero irme ya—le deje claro.
Me vestí, ya que estaba en pijama, me puse la ropa de ayer pero no es que fuera una cosa que me importara, solo deseaba ir a mi casa donde seguro estaría mucho más tranquilo y mejor, quizás no tendría la medicación en vena, de efecto rápido, quizás el dolor iba a ser más lento de curar, iba a ser horrible tener que lidiar con ello pero no me importaba, no me importaba pasarlo mal solo con tal de salir de aquí.
Una vez estuve listo me senté en una silla de ruedas para que mi tío me llevara fuera.
Tuvimos que pasar por la zona de urgencias, de forma normal esto no me importa, solo ignoro a la gente que estaba agonizando y haciendo el tonto mientras que los medicos intentaban organizar las cosas, intentaban hacer cosas bien y la gente no estaba colaborando con los medicos, solo les ponían complicaciones a su trabajo, demasiado cansado.
Pero no cuento esto porque sea importante, sino porque en este momento es el precioso momento que mi vida cambio.
Si me estaba quejando de salir del armario con las personas de mi alrededor, si me estaba quejando de lo malo que era eso, aseguro que lo que estaba apunto de pasar en mi vida, era mucho peor, no me puedo ni imaginar como la vida puede haberme dado un golpe tam leve mientras yo me quejaba y lloraba por eso, cuando realmente no estaba pasando nada malo, nada que no se pudiera solucionar.
Mi hermano Connor entro histérico por la puerta del hospital.
Le mire demasiado asustado, mi hermano no hubiera venido por mucho que me quisiera, mi hermano es una persona demasiado tranquila que no se altera si sabe que las cosas están bien y obviamente mi tío le habrá dejado claro que estoy perfectamente.
—Te he dicho que no era necesario que vinieras—le regaño mi tío.
Connor nos miro histérico.
—Nicolas—dijo con bastante dificultad, estaba sudando por lo que claramente vino corriendo de donde fuera que estuviera.
Estaba claro que no había dormido en casa.
Nicolas tenía una enfermera muy agradable que se encargaba de sus cuidados siempre, en cualquier momento del día, cuando lo necesitase y sin decir nada malo de él, siempre estaba en sus cuidados, era una mujer de gran corazón y paciencia que se ganaba nuestro amor cada día por su forma de hacer las cosas.
Mi familia no es fácil.
Empezando por mi padre que es quizá la persona más complicada del mundo, la más cabezota y la que menos se puede manejar del mundo, ya que él solo piensa en lo que desea, lo que quiere y que se haga tal y como sus deseos lo mandan, pero ya te digo que por mucho que le hayas hecho caso, nunca llegas a sus deseos, y la pobre enfermera de Nicolas, aguanta eso, aguanta el dolor y la rabia de mi padre mientras que mi madre, aunque sea la mejor persona del mundo y llena de amor, no es una gran madre que sepa hacer las cosas bien, pero siempre estaba pendiente de todo, por eso hizo a mi tío venir aquí.
—¿Que ha pasado?—pregunto mi tío mientras intentaba mantener la calma.
Calma que claramente mi hermano y yo no podíamos mantener.
Nicolas no es una persona de la que mi hermano y yo podíamos disfrutar, cuando nacimos, lo hicimos porque él no podía cumplir con el objetivo de nuestro padre, así que nos tuvo, dos por uno, pero no es algo que sea agradable, no es bonito vivir con un plan ya hecho incluso antes de que se organizara el tema, antes de que se organizara todo lo que pasaría en nuestras vidas, era demasiado incomodo, demasiado violento pero no era algo con lo que pudiéramos lidiar, solo se podía aguantar e intentar buscar tu camino a escondidas.
—Me ha llamado al enfermera, no respiraba—dijo mi hermano.
Agarre las ruedas de la silla con brusquedad para girar con fuerza e irme a donde fuera que estuviera mi germano.
Puede que Nicolas sea el mayor.
Quien debiera tener todas las responsabilidades.
La persona que nos tenía que proteger a mi y a Connor.
Pero las cosas eran demasiado complicadas.
Mi hermano no podía apenas recordar su nombre como para protegernos, pero aunque no supiera su nombre, sabía quien era su familia y quienes eran las personas que marcaban su vida, quien eran las personas que debía querer y tratar bien, quizás mi hermano y yo, no estábamos siempre con él, no le ayudábamos mucho con su educación, con su cuidado pero no era para nada nuestra intención, le llevábamos a donde nos dejaban y pudiéramos, pero nuestro padre no nos lo dejaba fácil, ya que odiaba que la gente supiera que tenía una cosa defectuosa.
Pero Nicolas no era defectuoso.
Era de las mejores personas del mundo, puras y que no se debía no amar.
—Ethan—me llamo mi tío.
No le dije nada, estaba intentando respirar y calmarme mientras que pensaba que hacer o como lidiar con la situación en la que estábamos lidiando.
Respire.
Recordé.
Nicolas había tenido muchos ataques, su cuerpo no funcionaba bien por muchas razones pero eso no era razón para que le dejáramos o le prohibiéramos vivir, debíamos dejarle libre, pero la cosa es que había tenido ataques, los tenía cada mes por lo que era demasiado normal que estuviéramos en el hospital y que Connor se alterara, ya que era su punto débil.
Vimos a la enfermera salir de uno de los boxes llorando.
Sin dudarlo me acerque a ella lo más deprisa que pude.
—No lloré, no es su culpa—le deje claro mientras intentaba mirar por los cristales de la puerta.
Mi hermano estaba tumbado en la camilla, mientras varios medicos y enfermeras le atendían demasiado histéricos y preocupados.
Se alejaron de él.
Nadie se movió, todos miraban en silencio a mi hermano mientras que yo rezaba para que esto fuera señal de que todo iba bien, de que se había recuperado, mire al monitor, la linea que debía moverse marcando el pulso era recta, sin picos, me dieron enormes ganas de gritar a los medicos que se movieran e hicieran algo, que no dejara a mi hermano morir.
Nicolas era la mejor persona del mundo, era quizás la persona que más se merecía vivir en el mundo, pero ahora, su vida se iba de una forma demasiado dolorosa, de una forma cruel y mala.