Wilder New York, Estados Unidos. Estaba sentado el sillón de mi hermano pensando que es lo que haría para no regresar a Los Ángeles, las llamadas de mi padre seguían entrando a mi celular y sabía para lo que me buscaba, pero yo en estos momentos yo necesitaba buscar un nuevo departamento ya que quería irme antes para evitar encontrarme con William. Me había perdido como hace mucho no lo hacía antes de casarme con Lauren. Con ella tenía estabilidad, un hogar administrado, sexo caliente y una buena comida en la mesa. Pero la rutina ya fue insufrible. —Ya tengo un departamento listo para que lo habites. —dijo Antonio, mi nuevo amigo de la parranda de hace dos noches. —Solo que está al doble del precio que buscas. —miré hacia a él. — ¿Cuánto es? —Antonio sonrió. —Dos millones. —torcí mi b

