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Eternidad Herederos del futuro

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Eternidad Herederos del futuro es una novela de ciencia ficción que nos lleva al planeta Eternidad, ubicado en el sector 707 de la galaxia. Allí conviven dos razas enfrentadas: los Eternos, seres perfectos creados por Yahvéh, y los Broken, humanos modificados genéticamente cuyos orígenes se desconocen. ¿Qué pasará cuando una Eterna y un Broken se enamoren y descubran un secreto que puede cambiar el destino de ambos mundos? ¿Podrán escapar de la guerra que se cierne entre las sombras del reino? ¿Qué significa ser eterno en un universo en constante cambio? Acompaña a los protagonistas de esta apasionante historia, llena de acción, romance y reflexión, y descubre el verdadero valor de la vida y el amor.

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Capítulo 1 El derecho a ser soldados (El soldado caído del cielo)
Eternidad, planeta ubicado en el séptimo canon del universo conocido como el sector 707, siempre ha sido referencia de poder, tecnología y gloria por las diferentes razas que hacen vida en toda la vía láctea, fue creado por un Ser cósmico de nombre Yahveh el más joven de un linaje de cinco sabios que provienen de la luz de Ein-Sof el creador. Yahveh fundó la hermosa nación tecnológica y con otro ser, su hermano y mentor Beriah, dividieron el terreno y gobernaron en conjunto todos sus territorios, desde su fortaleza principal conocida como Infinitum en el Norte, hasta Justicex en el Sur. El gobierno de estos dos seres se extendía hasta las afueras de la poderosa nación. Dentro de sus muros habitan ciudadanos de la quinta dimensión conocidos como los eternos, creación viva del Rey de infinitum Yahveh, que viven en absoluta paz y armonía bajo la mirada de estos dos seres divinos. En las afueras de tan poderoso imperio yace una nación muy organizada llamada Broken. Los ciudadanos de Broken se dice que son descendientes directos de los primeros humanos que habitaron Tierra, un sistema solar primitivo que fue creado hace millones de eones, conocido también como planeta T-8. Ellos, a diferencia de los de su nación hermana que nacieron del conocimiento genético del rey Yahveh, sus orígenes son desconocidos, algunos afirman que fueron creados por un antiguo celestial de nombre Lucy Afer mientras que los más radicales afirman que su poder genético proviene de la casta inmaculada de uno de los primeros sabios de nombre Atziluth. Dentro de esta nación poseen una tecnología algo primitiva para los actuales tiempos, muy parecida a la tecnología que solían tener los humanos antes de la última guerra aunque Yahveh supervisaba los movimientos socio económicos y diplomáticos de Broken sus tres naciones Arquis, Belfast y Cene eran gobernada por una familia noble que era escogida por el rey de Infinitum. Nuestra historia comienza en el décimo siglo de Eternidad, finalizando el quinto periodo de los dioses, en los alrededores del distrito Arquis, capital de la nación Broken. Esta es una metrópolis con mucha afluencia de ciudadanos, posee también grandes y sofisticadas edificaciones lo que hace que conserve la esencia de lo que alguna vez fue el sistema solar T-8. Era una hermosa y cálida mañana en la zona residencial de la familia Síferi, donde como de costumbre los trabajadores se encontraban en su jornada en uno de los galpones dentro del enorme complejo residencial. La prestigiosa familia Síferi se desempeñaba en la distribución de alimentos de la nación, teniendo cobertura en gran parte de Arquis como algunas sucursales muy eficientes en la zona montañosa de Belfast. Sato, el hijo mayor de Locris ayudaba con la carga que sería distribuida, él, era un joven de unos veinticinco años, cuerpo fornido y atlético, rasgos perfectos y con un gran sentido de responsabilidad, a pesar de ser el heredero directo de ese gran emporio alimenticio, le gustaba ensuciarse las manos, ayudando a los obreros en el trabajo forzado. — ¡Sabía que te encontraría aquí! —menciona desde la distancia su padre Locris Síferi que se acercaba con un computador portátil transparente donde llevaba anotaciones, el joven voltea con una sonrisa colocando una enorme res de animal en la cámara refrigerante del transporte, mientras todos los empleados hacían su parte. —Creo que llegas tarde. —Un Síferi nunca llega tarde querido hijo, ¡vamos, ese cargamento ya lleva cinco minutos de retraso! —menciona en voz alta a sus trabajadores, Sato colocándose a su lado menciona. —La sutileza nunca fue lo tuyo padre. —Cuando esta compañía te pertenezca me entenderás. El joven seca el sudor de su frente con su camiseta y tocando el hombro de su padre dice: —Te lo agradezco, pero te delego para siempre esa responsabilidad a ti. El padre sonríe por el comentario mientras observa a su hijo marcharse del galpón siendo despedido con cariño por varios empleados. — ¡Si lo que aun quieres es esa loca idea de pertenecer a la armada de Eternidad, déjame decirte que es un mero sueño! —dice en voz alta. Sato levanta su pulgar continuando su camino a las afueras del galpón, observando con tranquilidad el hermoso paisaje que el enorme complejo residencial Síferi ofrecía, caminos de piedra rodeados de una hermosa vegetación. Avanzaba hacia su casa por el sendero que unía la fábrica con su hogar cuando su comunicador personal se activa dando una video llamada, estos dispositivos poseían una tecnología nueva siendo totalmente holográfico, Sato contesta la llamada apareciendo su amiga de Belfast Rena Nodris mientras que continuaba su camino. — ¿Interrumpo? —pregunta la joven. —Realmente no, ya me dirigía a casa, cuéntame, ¿aun tienes ánimos de acompañarnos de cacería? La joven sube su mirada de forma pensativa: —Cazar no es algo que realmente me motive, pero los acompañare, quiero ver lo torpes que son con el arco—dice entre risas Sato sonríe con calidez por el comentario ingresando a su casa, la enorme mansión de la familia. —No vemos a las cero con veinte en las afueras de Arquis, ¿te parece? La joven broken mira su reloj con normalidad y haciendo una mueca de fastidio responde: —Es algo apresurado… pero tratare de estar allí. — ¡No demores tonta! —responde cortando la comunicación mientras subía por las escaleras de madera fina que poseía la mansión las cuales comunicaban hacia los dormitorios, con tranquilidad por el pasillo se detiene frente a la puerta corrediza de su hermano menor Jaheris, deslizándola con delicadeza hacia un lado. Sato se detiene por unos instantes a observar a su hermano que se encontraba acostado en su cama llevando consigo unos dispositivos de música conectados a su sien, el joven sin notar la presencia de su hermano mayor tarareaba una canción con sus ojos cerrados. Acercándose con cuidado lo suficiente para que no lo notara, Sato bate con fuerza el alborotado cabello n***o de Jaheris. — ¿Ya despierto? Jaheris abrumado por la sorpresa retira los dispositivos de su sien y con mirada intrigada responde: —Creo que es obvio no. — ¡Vamos levántate!, hoy iremos de caza. El joven se sienta en la cama pensando: — ¿De cacería? realmente no es algo que disfrute mucho… — ¿Y no me puedo negar?, —responde con mirada neutra. —Vamos Jaheris… sabes que es mi deber enseñarte a ser un buen cazador. Jaheris baja su mirada con algo de fastidio por lo que su hermano sonríe. —Sé que en estos tiempos cazar es algo totalmente anticuado, pero es la herencia familiar, papa estará orgulloso de que aprendas. El joven hace silencio por unos instantes. —De acuerdo… ¿qué debo llevar? —Solo lo necesario, ¡hoy realizaras tu primera caza! —dice con una sonrisa de emoción mientras abandona la habitación para que su hermano se pudiera alistar, Jaheris lo ve marcharse pensando: Por lo menos podre pasar tiempo con el ocupado de mi hermano. Levantándose camina hacia su enorme closet donde comenzó a buscar un atuendo apropiado para el gran día de caza. El menor de los Síferi era de fisionomía delgada pero tonificada, cabello n***o alborotado y de ojos celestes, era menor solo por cinco años y, a diferencia de su imponente hermano, no contaba con las cualidades necesarias para cazar. Esto no se debía específicamente a un tema de habilidad, sino que su personalidad era algo despreocupada mostrando siempre poco interés hacia el negocio familiar, bueno… realmente a todo, desde muy jóvenes los Síferi aprendían sobre el arte de la cacería, esto lo hacían como acercamiento a sus antepasados que antes de fundar ese emporio alimenticio, fueron grandes en ese arte. Los jóvenes ya se habían alistado y marchado en la camioneta de Sato hacia las afueras de Arquis, como lo había coordinado anteriormente con su amiga Rena, ambos la esperaban observando el límite de la ciudad la cual comunicaba hacia senderos que daban a áreas salvajes con una gran diversidad de especies, que cohabitaban de manera armónica con su entorno. Sato impaciente se baja del vehículo, una camioneta blindada color negra con instalaciones especiales que la hacían ser bastante llamativa, su hermano hace lo mismo y observando el sendero con fastidio agrega: — ¿Por qué tuvisteis que invitarla? Sato colocando sus manos en su cintura voltea hacia Jaheris y riéndose menciona: —Démosle algo de tiempo, sé que llegara. Jaheris desinfla sus hombros con desánimo y regresando la vista nuevamente al camino divisa la silueta a lo lejos de una joven que se acercaba caminando desde el horizonte. —Creo que ya llegó—dice con voz baja y señalando el camino, Sato usando sus auriculares observa, y efectivamente la joven Rena llegaba para unírseles a la cacería, la chica llevaba botas negras estilo militar junto con un vestido grueso color marrón, una mochila a su espalda, el cabello recogido el cual era de color n***o, sus hermosos ojos marrones y su rostro tenía algunas pecas muy sutiles y bonitas. —Disculpen la demora, pero recuerdo haberte advertido…—menciona acercándose a los hermanos Síferi. Sato mira hacia el cielo notando que aún es buen tiempo para la cacería y golpeando con sutileza el hombro de la joven responde: —Un poco de responsabilidad la próxima vez ¿te parece? —la joven ignora por completo su recomendación y levantando su mano saluda a Jaheris. — ¡Hola Jaheris! El joven levanta su mano con una pequeña sonrisa de cortesía y sin decir ninguna palabra comienza a caminar hacia el sendero que daba hacia la zona salvaje de Arquis, Rena lo ve marcharse y lo sigue mencionándole a Sato. — ¡Deja de quejarte y vamos! tu hermano está ansioso. Los jóvenes se adentran en el terreno boscoso de la zona, en total silencio los tres avanzaban con cuidado entre caminos hechos por la propia naturaleza, Jaheris admiraba el paisaje con tranquilidad tocando los árboles de una forma especial. Era como si el más joven de los Síferi pudiera sentir la energía de todo ser vivo dentro del bosque, para él, el contacto con la naturaleza era algo siempre digno de experimentar, bajando por un pequeño despeñadero, Sato observa una pequeña manada de ciervos al final de la zona. —De ahora en adelante debemos actuar con cautela, entramos en la zona de caza —dice mientras saca su arco de cacería, que no era uno que llevaba flechas ordinarias, contaba con un visor infrarrojo que facilitaba la puntería, aunque por el constante uso y lo desgastado que se encontraba, en ocasiones sus márgenes de disparos eran algo inexactos, así que se podía confiar más en su habilidad del cazador. Jaheris y Rena se agachaban recostándose de los árboles para no ser visto por los ciervos que se encontraban abajo en la zona plana. Sato también lo hace pero con mucha más cautela, mientras que al voltear, mira a su hermano notando que se encontraba algo impaciente. —Deberías intentar tú el primer disparo. —dice con voz pasible. Jaheris voltea por unos instantes a ver a Rena, la cual le sonríe de forma tímida mientas que su hermano estiraba su brazo para entregarle el arco, ya con él en manos el menor de la familia responde. —Sí… por qué no —mientras se lo colocaba con cuidado comenzando a afinar su puntería. Su hermano mayor lo observaba detenidamente notando la inexperiencia con la que el joven tomaba su postura de tiro, por lo que le aconseja: —el secreto para un buen disparo está en la respiración, enfócate en el objetivo. —golpeando suavemente el estómago del muchacho para que tomara una postura más erguida. Sato continúa: —De esta manera, tu disparo será más efectivo, — ¡Vamos Jaheris, tú puedes hacerlo! —menciona Rena susurrando. El joven recopilaba las palabras de su hermano mientras comenzaba a tener más confianza en su postura, el visor del arco lo ayudaba a enfocar el objetivo. En ese momento su respiración comienza a tornarse más tranquila y serena, y así, conteniendo el aire en sus pulmones, comienza a percibir la energía de su entorno natural. La concentración que experimentaba le permitía tener una conexión íntima y agradable con la naturaleza. Llegando a sentir cada latido del corazón del noble ciervo, al igual que cada energía simétrica que yacía en ese lugar perfecto. Cerrando sus ojos y dejándose llevar por todo lo que sentía, realiza su primer disparo. La flecha recorre el aire del bosque con velocidad y logra dar en el blanco, los demás ciervos de la manada que allí estaban, corrieron despavoridos. Viendo al ciervo caer hace un gesto de victoria, mientras Rena sorprendida pensaba: —Vaya que lo logro… Su hermano Sato le sonríe alborotando su cabello. — ¡Sabía que lo lograrías! vamos, hay que terminar con la bestia. Con premura los tres se acercan al ciervo que se encontraba herido tratando de moverse para escapar, pero le era inútil. La herida causada por la flecha parecía haberlo paralizado. Sato sacando un cuchillo de su cinturón de caza apunta directo a su corazón para terminar de matar al animal de una sola puntada frente a la mirada algo asqueada de la joven Rena. —Jamás olvides dar un tiro limpio en el corazón, así no sufrirá el animal. Jaheris observa y asienta con la cabeza en señal de aprobación, Sato limpia su cuchillo con un pañuelo, mientras le comenta a su hermano menor: —Fue un buen disparo, lejos de ser perfecto, pero… Rena golpea el hombro de Sato por menospreciar el trabajo de Jaheris y reaccionando continua: — ¡Lo hiciste bien para ser tu primera presa! ¿qué te parece si subimos este enorme ciervo al vehículo y vamos a tu sitio favorito, el río cristalino al final del bosque, sé que te gusta ir mucho a ese lugar, a veces suelo observar cómo tratas de conectar con el entorno. Al escucharlo, Jaheris hace una mueca de fastidio con la boca, al parecer no le gustó para nada que su hermano lo expiara haciendo eso y mucho menos que lo ventile frente a la joven noble de Belfast, luego, cambiando su rostro de forma amable, respondió de forma positiva. —Sato… para el río no creo poder acompañarlos…—dice Rena con algo de vergüenza en su mirada. —Está a pocos kilómetros ¡vamos anímate! —dice Jaheris mientras Sato recogía el ciervo como trofeo para su hermano. —Lo siento Jaheris, pero tu hermano me invito fue a cazar no al rio, de habérmelo dicho hubiese traído bañador. Sato sonríe y avanzando hacia la joven menciona: —Pues báñate desnuda. Rena se sonroja por el comentario y pateando el muslo del joven inapropiado dice: —Pues se quedarán con las ganas de verme desnuda. Jaheris mira de reojo a su hermano y con mirada picara responde: —Realmente no nos perderemos de algo interesante. — ¡Jaheris! —grita inflando sus cachetes la joven Rena. Mirándola de arriba abajo Sato sigue el juego de su hermano menor. —Ahora que lo mencionas, tienes razón… no veríamos la gran cosa. Rena sonrojada y llena de molestia grita con fuerza, lanzando golpes que los jóvenes esquivaban mientras corrían de vuelta por el camino. Después de la picardía de los hermanos los ánimos se calmaron y los jóvenes caminaban con tranquilidad por los parajes del bosque de broken, donde eran rodeados por senderos llenos de luz y un brillo especial. Jaheris observaba una hermosa especie de aves cantantes que se aglomeran en el tronco de un hermoso árbol haciendo sonidos sutiles, pero agradable para sus oídos. Luego de una larga caminata, llegan al lugar donde habían dejado la camioneta, Jaheris abre rápidamente la parte trasera del vehículo y Sato coloca con cuidado el ciervo, —Listo, tu primera caza hermano, felicitaciones. Jaheris se toma la cabeza sonriendo con algo de vergüenza mientras Rena cruzando sus brazos menciona: —Ni creas que te felicitare, tu comportamiento no es para nada de alguien de la nobleza broken, incluso… los dos actuaron como imbéciles. —Rena… no te molestes, era una broma. —menciona Sato. —Una broma de muy mal gusto. Sato y Jaheris se miraban apenados cuando comienzan a escuchar unos pasos que se acercaban desde el otro lado del bosque. Jaheris observa con cara de molestia, mientras se percata de que eran dos broken conocidos de la familia, los hermanos Luccas. Aunque ellos prácticamente se habían criado juntos por las relaciones cercanas que hay entre sus familias, uno de los hermanos, el mayor, de nombre Dante, suele ser alguien muy arrogante y molesto para ellos. Su arrogancia radica en que su padre, el señor noble Renzo Luccas, por órdenes del gobierno de Eternidad, es el regente de la ciudad de broken, tanto de Arquis como de sus tres distritos. —Aquí vienen los hermanos Luccas —exclama Jaheris con voz de molestia. Sato y Rena miraban a los hermanos con seriedad. El mayor, Dante Luccas, llevaba consigo un traje táctico del ejército de broken, el mismo era color n***o, con franjas purpuras, que combinaban perfectamente con su cabello del mismo color, con una sonrisa le comenta a Rena en tono sarcástico: —De verdad que no entiendo cómo puedes perder tu tiempo con los estúpidos Síferi! ¿Qué hacen aquí? ¿Andan de cacería? —Eso no es asunto de tu incumbencia. —responde Jaheris de forma tajante — ¡No te atrevas a hablarnos así, recuerda que nuestro padre es prácticamente el dueño de estos parajes! —replica el hermano menor Ronny Luccas, que iba vestido de forma similar. Sato, que se encontraba serio sin emitir ninguna palabra, al escuchar la respuesta del joven Ronny, responde: —Controla a tu hermano Dante, no queremos problemas. — ¿Problemas? claro que no, nosotros nunca buscamos problemas — dice Dante mientras se ríe de manera burlista. —Creo que es tiempo de que madurez Dante—interviene Rena mientras el joven acercándose a ella la jala hacia él, abrazándola con un brazo. — ¿Oye Sato, dejaras que una chica te defienda? Luego le habla al oído a la joven. —Ven con nosotros Rena, iremos a jugar ballcroos en el simulador de nuestra casa. Rena observa a Sato tímidamente mientras que el joven broken con seriedad en su mirada le da a entender que ella podía irse con ellos, para él, era sumamente importante evitar una pelea innecesaria. —Ok Dante, vámonos—dice la joven, el arrogante broken sonríe mirando a Sato de forma desafiante, luego volteándose junto a la chica avanzan, Ronny que aún estaba cerca de los hermanos Síferi, avanza frente a ellos y de forma descarada empuja a Jaheris haciéndolo caer al suelo. Sato reacciona rápidamente colocándose frente a su hermano para protegerlo. El mayor de los Luccas escucha la acción y voltea a ver a Sato con recelo. —Como siempre tu hermano protegiéndote. ¿Cuándo crecerás Jaheris? — ¿Podemos irnos ya?… de verdad que parecen adolecentes—infiere Rena. —Tienes razón Nodris… dejemos a los jóvenes Síferi en paz, por cierto Sato, ya el año que viene entraremos en la edad perfecta para ser iniciados. Jaheris, al escuchar eso, se cuestiona. — ¿Iniciados? Dante sonríe y haciéndole caso a la joven continúa avanzando al igual que Ronny que no apartó la vista del joven que yacía en el suelo y que debido a la vergüenza que sentía no se atrevía a levantar la mirada. Sato apretaba sus puños con impotencia mientras los veía marchar, quedándose en silencio por unos instantes, luego volteando le da la mano a su hermano para ponerlo de pie mientras le pregunta: — ¿Te encuentras bien? sabes que Dante y su hermano siempre buscan de molestarnos. Jaheris se coloca de pie mientras sacudía el polvo de su pantalón. — ¡Y de paso se acabó llevando a tu chica! —menciona el joven. — ¡Vamos Jaheris!, Rena no es mi chica. —Pues deberías fijarte más como ella te observa. Sato sonríe con calidez por el comentario de su hermano y empujándolo con suavidad le menciona: — ¿Estás bien? si quieres podemos volver a casa. Jaheris, tomando un respiro para olvidar un poco lo sucedido, se rasca la cabeza de formal usual, como suele hacer cuando trata de disimular algo: —Estoy bien hermano, no pasa nada, mejor sigamos con lo planeado. Y ambos se adentran nuevamente en el bosque. En otra parte de la capital de Arquis, específicamente en la sede de la armada militar de fuerza y contención de Broken, un soldado de esa armada se dirige al despacho del general Kraisor Pall, líder absoluto de las fuerzas militares de esa nación. El general se encontraba en su despacho principal, como era de costumbre. —Permiso mi general Kraisor —irrumpe el soldado, mientras se coloca firme frente a su general. Kraisor voltea a verlo y con voz de mando responde: —Continúe soldado. —Hemos avistado por nuestros satélites lo que al parecer es una nave de exploración eterna que se aproxima a nuestra ciudad a gran velocidad, se estima que caerá cerca del sendero que da hacia el río —prosigue con la información, todavía en posición firme. El general se coloca de pie, extrañado, mientras el joven soldado le entrega el informe. Kraisor lo lee y con duda responde: —¿Una nave de exploración Eterna? ¿Ha habido respuesta por parte del piloto? —¡No, mi general! —Responde con seguridad— hemos tratado de hacer conexión, pero sin obtener respuesta alguna, tal vez la nave se averió en misión y terminará estrellándose aquí. —¿Tiempo para su llegada? —pregunta dando la espalda y tomando su mentón en forma pensativa. —Según nuestros radares, en menos de quince minutos. El general voltea a verlo y le ordena: —¡Envía un escuadrón al lugar! evita a toda costa que civiles estén cerca del área de choque. —¡Como ordene mi general! —responde el soldado mientras lo reverencia, saliendo así de su despacho. El general Pall se queda pensativo esperando que no se trate de una provocación de la nación Eterna. De vuelta a las afueras de Arquis ya los hermanos se habían puesto en marcha hacia el río que estaba pasando el bosque de broken. Un río cálido de aguas cristalinas con hermosos manantiales, era conocido por ser un lugar que muchos broken solían visitar, a pesar de que el camino podía ser peligroso, debido a la diversa fauna que había en sus alrededores. —¿Aún deseas unirte a la elite de Eternidad? he visto cómo te has esforzado en ser el mejor broken…—menciona Jaheris mirando con seriedad hacia los lados mientras avanzaban dentro del bosque, Sato que caminaba al frente responde sin voltear su mirada: —Pues has observado bien, deseo convertirme en el mejor soldado que Eternidad haya conocido, incluso mejor que el comandante de los eternos. — ¿Hablas del comandante David? Sato voltea por unos instantes a ver a su hermano asentando con la cabeza. —Pues suerte… a papá no le agradara para nada que compitas por parecer un eterno, te recuerdo que nuestros pueblos no han tenido una relación del todo amistosa. — ¿Hablas por papa? Jaheris, tú nunca has sido el tipo de persona que le preocupa ese tipo de cosas, necesito que me digas qué opinas. — ¿Sobre qué? —cuestiona en tono tajante. —Sobre los eternos, sobre si crees que estoy en lo correcto con querer enlistarme dentro de sus muros. Jaheris hace silencio por unos instantes. —Pues soy de los que piensa que no debería importarte lo que dicen los demás, dentro de los muros de Eternidad y fuera de ellos existen personas desagradables, pero también existen personas que valen la pena, no deberías sentir temor por prejuicios que no son tuyos, si es lo que deseas hacer hazlo, ¡yo te apoyo! Sato voltea a ver a Jaheris sorprendido por su respuesta mientras el mismo caminaba mirando a su alrededor de forma despreocupada, el deseo de pertenecer a las armadas elites de Eternidad era algo que el joven Síferi había anhelado a temprana edad, aunque para los broken no era bien visto que ciudadanos capaces prestaran sus servicios al reino de los eternos. Los hermanos seguían avanzando por los senderos cuando Jaheris observa lo que parece ser un objeto volador que caía a toda velocidad hacia donde se encontraban ellos. —¿Qué diablos es eso? —pregunta, extrañado y tratando de identificar lo que estaba cayendo. Sato lo escucha y sube su mirada rápidamente observando el objeto que venía cayendo con mucho humo a su alrededor, pero por su forma, pudo percatarse de que se trataba de una nave de la élite de la AXBE (Armada de Exploración y Búsqueda de Eternidad). Esta era una de las tres armadas de la nación Eterna, que tenía como objetivo principal explorar más allá del vasto universo, de esa forma podían adquirir nuevos recursos y conocer diferentes galaxias. Sato y Jaheris se lanzan rápidamente hacia el suelo, para no ser golpeados por la nave que pasa por encima de ellos cayendo aparatosamente frente al sendero que ellos estaban a punto de recorrer. Ambos hermanos se miran sorprendidos y casi que instintivamente corren hacia el lugar donde había caído la nave. Al llegar, observan que el lugar está totalmente cubierto por un humo cegador, la nave caída se encontraba prendida en llamas voraces que no permitían que los jóvenes se acercaran demasiado. —¿Habrá sobrevivido el piloto? —pregunta Sato. Jaheris no dice ni una sola palabra, sus ojos estaban impresionados por lo sucedido. De pronto, en medio de la combustión del fuego y del humo n***o, de lo que quedaba de la nave saltó un animal misterioso. Los jóvenes se paralizan al ver a esta extraña criatura la cual era de gran tamaño. Cayendo de pie sobre sus cuatro patas, estas eran grandes, delgadas y se podían notar sus afiladas garras. También poseía una larga cola. En ella se pueden apreciar grandes huesos que comienzan a visualizarse desde su espalda, como si su columna vertebral estuviese expuesta. Su cabeza era de forma triangular y se veía bastante resistente, luciendo como un casco protector. En su rostro no había ojos, sus dientes eran grandes y filosos, mostrando las encías descubiertas en todo momento. La criatura era de color n***o como el carbón y llevaba franjas rojas en algunas zonas de su cuerpo, que brillaban como luces de neón. Sato y Jaheris estaban inmóviles ante esta aterradora presencia. —¡No te muevas! —dice Sato— aún no se ha dado cuenta de que estamos aquí, debemos retroceder con mucha calma. Jaheris escucha a su hermano mientras sigue sin decir ni una sola palabra, sus ojos estaban clavados en la horrorosa criatura, la cual parecía estar hurgando en los alrededores de la nave, aunque lo hacía con cautela para no quemarse, era como si tratara de encontrar algo. Sato hace un leve chasquido con sus dedos para que Jaheris reaccione: —Jaheris, debemos movernos, sígueme. Jaheris lo mira, pero de manera instintiva vuelve a volcar su mirada hacia la bestia. Comenzando a retroceder con mucha lentitud para no ser percibidos por el extraño animal. “¡Demonios! ¿Qué clase de criatura es esta? si nos llega a ver, será complicado tratar de proteger a Jaheris”. Pensaba Sato para sí. Luego voltea y le dice pausadamente a su hermano: —Perfecto Jaheris, solo debemos alejarnos de aquí, aún no nos ha visto, salgamos de su perímetro. Jaheris asentó con su cabeza. —Si esa cosa se da cuenta de nuestra presencia, estaremos jodidos. En ese momento, casi como si Sato lo hubiera predicho, observan cómo el cráneo triangular de la bestia comienza a vibrar de forma constante, como si rastreara algo. Esta misteriosa criatura rápidamente tomó una postura erguida direccionándose justo a donde estaban ellos. a pesar de no tener ojos, parecía utilizar su enorme cráneo como un sensor para rastrear su entorno. Sato, sintiendo un gran miedo por lo que estaba viendo y por lo que estaba a punto de suceder, dijo en voz alta: — ¡Maldición, notó nuestra presencia! La criatura comienza a avanzar hacia los jóvenes con pasos lentos y pausados para luego aumentar la velocidad corriendo con fuerza hacia ellos. Sato, instintivamente, sujetó a su hermano del brazo y con fuerza lo arrojó hacia un costado. Jaheris cae mientras que al mismo tiempo Sato era embestido por la criatura desconocida, cayendo en el suelo con aquella horrorosa bestia encima de él. El joven trata de frenar las poderosas mandíbulas que buscaban desesperadamente de alcanzarlo. Utilizando su conocimiento en combate, activa sus células broken, que contienen un poder al cual pueden acceder los ciudadanos de esta r**a. Este poder logra aumentar el flujo de energía cósmica que hay dentro de ellos para desarrollar así una fuerza impresionante, desprendiendo un aura color púrpura y un brillo del mismo color en sus ojos. Los guerreros broken con adiestramiento militar, logran usar el 100 % de su poder interno, lo que los convierte en feroces y temidos soldados. Sato, con la fuerza adquirida por la activación de estas células, logró lanzar a la criatura hacia un lado del camino para levantarse rápidamente. Observando el crítico panorama piensa: —“Aunque trate de luchar con ella, es poco probable que logre vencerla, ¿qué clase de criatura es? ¡Nunca antes había visto algo así!”. Con la agilidad adquirida por la caza, saca su arco y con una increíble velocidad le dispara a la criatura, pero la flecha no parece atravesar su gruesa piel. En ese momento, la extraña criatura genera. .

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