–¿Laura? – La vio respira como si le faltara el aire —¡por dios que te pasa! — se alteró por el silencio de ella.la sujeto por los hombros para que lo viera a los ojos –¡respóndeme! —
– y-yo, y-yo –sentía que le faltaba el aire. La cara la tenía colorada. respiro profundo para poder decirle algo coherente –L-le temo a los lugares cerrados– el chico la vio inexpresivo perdido en la mirada de angustia ella le daba. Realmente sintió la pena de ella como si fuera la suya propia —¡por favor ayúdame! —
Fernando se sorprendió – ¿eres claustrofóbica? –La chica sintió –esto no es bueno –dijo para sí mismo, no sabía cómo tratar con una persona claustrofóbico –¿cómo te ayudo? –
–¿me presta su teléfono? – La de pelo marón rojizo lo ve con duda después de haberle formulado la pregunta. No tenía la confianza para pedirle su teléfono, pero el suyo lo dejo en su casa, había pensado que en tres horas no lo iba a necesitar ¡que equivocada estaba!
–Claro, tómalo– se lo dio fácilmente a la chica, en cuanto la chica lo tiene en sus manos se lo devuelve rápidamente. Se lo había dado bloqueado —disculpa—lo desbloqueo para devolvérselo.
–Gracias, será una llamada rápida– revuelve nerviosa la pequeña cartera, pero teniendo en cuenta lo ansiosa y nerviosa que se encuentra las manos le tiemblan y se tarda mucho más de lo esperado en encontrar el número, pero dio finalmente con su número —halo—
—Halo ¿con quién hablo? —
—No estoy para bromas Carla, necesito ayuda—
— ¿Laura? —Exclamo la de coleta alta sorprendida. —¿te oyes diferente? —
–¡Pues claro! ¡estoy desesperada! Le grito fuerte apretando con mucha fuerza el teléfono.
—Laura cálmate, no te alteres— se le acerco el hombre de ojos grises con miedo a que dejara caer su teléfono —y por favor no grites—
—lo siento—bajo la voz inmensurablemente baja.
—un momento— la rubia pego más el oído al teléfono al captar una voz masculina— ¿con quién estas y de donde me llamas? —
—Estoy con el licenciado Fernando— se afinco en la palabra “licenciado” despego el oído de inmediato por el grito que dio esta —¡me vas a dejar sin un oído! ¡¿por qué gritas?!—
—¡qué bien por ti!, no perdiste el tiempo— sonrió pícaramente dando varios saltos —te dije que si te acomodabas un poco atraerías, pero, ¡quién iba a decir que atraerías al millonario y guapísimo heredero Fernando Castillo! ¡Te envidio! —
—¡que estás pensando! — le grito suplantando el miedo de hace un momento por la rabia del momento —no estoy jugando, ¡me quede encerrada en el ascensor y necesitamos ayuda, es urgente Carla! —
Carla dejo de saltar sorpresivamente —¿me estás diciendo que tienes al papacito de Fernando para ti sola en un lugar sin espacio? —
—¡sí! Digo ¡no! –Rectifico rápido colando una mano cubriendo la mita de su cara por la equivocada afirmación —¡ves lo que me haces decir! —
El rubio grito nuevamente emocionada —¡qué suerte tienes! Disfrútalo—colgó.
—Carla, Carla, arrg— gruño rabiosa.
—¿qué le dijo? —le pregunto al ver la cara de la chica antes aterrada que ahora llevaba en una cara de rabia ligada a una de fastidio supremo.
—mejor ni le digo, ¿me regala otra llamada por favor? —
—Sí, solo le pido a cambio un favor—
—¿qué? — lo ve con ojos más abiertos de lo normal.
—¿Podrías dejar de gritar? — su voz denotaba irritación —acuérdate de que estamos en un espacio limitado y todo es más fuerte—
Laura sintió que la sensación de sofoco volvería. marco otro número lo más rápido posible. debía mantener la mente enfocada lo más que pueda.
La chica acepto el regalo un poco avergonzada –g-gracias Manuel, pero no era necesario –
—Claro que si— afirmo convencido —me has ayudado mucho—
—s-sí, pero—el rubio la callo quitándole el collar de las manos —¿q-que haces? —
Se puso detrás de la chica colocándole el collar —quédatelo, quiero que lo uses—
—pero Manuel—
—Úsalo —hablo en un tono dulce que ella no pudo seguir protestando –quiero que lo lleves puesto este viernes—
—¿Por qué? —pregunto curiosa.
—es que el viernes van a estrenar una película y quiero ir contigo— el rubio se avergonzó un poco al dar por hecho que iría —c-claro, si quieres—
—n-nada de eso—lo callo rápidamente —me encantaría ir—
El rubio sonrió anchamente demostrado lo feliz que se sentía de por fin haberse arriesgado a pedirle una cita —¡qué bien! —Grito eufórico —gracias Martina— sonó el teléfono haciendo que salieran del trance.
—¿Quién es Manuel? —
—es Fernández— dijo sorprendido. Lo tomo por sorpresa que lo haya llamado horita.
—¿el licenciado Fernández? ¿él está aquí en la fiesta? — lo vio dubitativa.
—no tengo idea Martina, hasta donde yo sé. El estaría a una hora compartiendo con su padre y algunos accionistas— atendió la llamada —¿qué paso Fernando? ¿te sientes mal por haberme dejado cuatro horas más de lo debido el día de ayer— se rio en confianza esperando una respuesta algo negativa.
—hola Manuel, soy Laura—
—¡Laura! —alzo la voz por la voz femenina. Otra sorpresa que no se esperaba —te desapareciste un buen rato. ¿estas con Fernando? —
—necesitamos ayuda Manuel—
—soy todo oídos— puso el teléfono en altavoz tomando asiento junto a Martina para mayor comodidad —¿en que los ayudo? —
—estamos encerrados, hubo una falla eléctrica y el ascensor se paró—
—¡Como! —grito por el teléfono dejando sorda a la chica— ¿cómo paso? no, mejor no me lo digas, ¡hazlo que sea Laura!, ¡patea el ascensor!, ¡grita!, ¡pide ayuda!, ¡patea a Fernando!, lo que sea —paro de hablar al no escuchar nada a la otra línea —¿Laura? —
Fernando vio a la chica de pelo castaño rojizo con una cara de susto y pánico. Maldijo mentalmente la imprudencia del castaño. molesto le quito el teléfono —¡eres un gran tonto Manuel! Hazme un favor cállate, siempre lo empeoras—
—¿eh?— ahora sí que se volvió un ocho el castaño. No entendía nada de la situación, y por el tono de Fernando se ve que era grave —¿le pasa algo a Laura? — ahora su tono era de preocupación.
—con todo lo que le dijiste no lo sé Manuel— giro a su derecha y vio a la chica en un rincón aferrándose a sus rodillas hundiendo su cabeza entre las mismas —¡de verdad que eres loco! como puedes decirle eso a una persona…— se detuvo de seguir hablando al ver a Laura negar con la cabeza agitadamente.
—¿una persona que? — pregunta el castaño —¡una persona que! — volvió a preguntar insistente por el silencio en la otra línea—¡responde Fernando! ¡¿una persona que?! ¡Fernando no me preocupes! —
—una persona nerviosa— invento como último recurso para cubrir a la temblorosa chica.
El castaño inhalo y exhalo aire aliviado —No será que él nervioso eres Tu Fernando— se rio un poco al no recibir respuesta
El hombre de ojos grises bufo un poco tocándose el puente nasal de su nariz. ese cabeza hueco tenía razón. estaba nervioso ¡quien no!, de alguna manera si ella se alteraba ¡el también! No quiere admitirlo, pero le es muy frustrante la situación —Manuel, llama a un electricista lo más rápido que puedas —colgó.
—¿Qué pasa Manuel? —hablo la de fleco apenas colgó el teléfono —en verdad Laura está encerrada con el licenciado Fernando —dijo esperando una afirmación.
—efectivamente Martina. El ascensor se averió y Fernando y Laura están varados allá dentro—
—¡qué terrible! —Se llevó ambas manos al rostro —¿Qué vamos a hacer Manuel? ¿avisamos al residente de que su ido está encerrado? —
—no es lo más apropiado. Conociendo a Fernando este no va a querer que interrumpamos una reunión importante como es el aniversario número veinticinco de la empresa —tecleo algo en su teléfono mientras seguía hablando —el señor castillo esta con nos accionistas y se irán dentro de quince minutos. Definitivamente no hay que hacer un alboroto—
—entonces que vamos a hacer Manuel, tengo un mal presentimiento —ella sabía que Laura debía de estar pasándola mal, aun no lo sabía de su propia boca, pero puede asegurar que es claustrofóbica —deberíamos avisarle a un grupo pequeño sobre el asunto—
—Me parece bien. hay que buscar ayuda. ¿puedes pedir el número del electricista en el piso tres por favor? — la del fleco asintió con la cabeza concordando —yo hablare con el señor castillo y cubriré a Fernando hasta que ellos se vayan de la fiesta—
—Entendido— se levantó para empezar a apresurar el paso a las escaleras. El directorio con todos los números del personal del hotel quedaba en la recepción del piso tres. Tendría que bajar dos pisos y por la subida que ellas dieron al inicio sabría que sería un poco agotador cuando se devolviera e nuevo para acá, —Manuel, ¿sigue en pie lo del cine? —
El castaño le sonrió enternecido —¡claro que sí! Durante la semana estamos planeando cuando iremos —la del fleco c***o mostró una sonrisa sincera y bajo las escaleras.
En el ascensor
El hombre de ojos grises hablaba por teléfono con el castaño sin dejar de moverse de un lado a otro en ese pequeño espacio —eso está muy bien Manuel. No le digas nada mi papa. Dile que me fui antes de lo previsto. Si. Si—concordaba con lo que decía el castaño —no está bien Manuel. Gracias—colgó
—¿Qué te dijo Manuel? —pregunto apresurada sin quitar la posición que tenía ya rato en suelo del ascensor —¿ya viene el electricista? —
—Manuel va a llamar al electricista, tranquila –
—está bien—contesto cabizbajo. Empezó a jugar con sus manos dibujando círculos imaginarios en las paredes del ascensor. Trataba de tranquilizar su respiración, pero lo lograba apenas sin contar que se estaba empezando a sentir acalorada. Pestaño varias veces con sorpresa observando cómo se le acerca para sentarse a su lado.
—Puedo hacerte una pregunta— vio como asentía sin emoción alguna ida de cualquier pensamiento—¿por qué? —
Parpadeo incrédulo —¿por qué? —lao vio con una expresión en blanco —¿Qué cosa? —
—¿porque eres claustrofóbica? Me refiero a tu miedo por los lugares cerrados ¿Por qué le tienes miedo? —
La chica lo ve con desconfianza y una combinación de miedo —Disculpe. Pero no me siento en confianza —le dijo precisa tomando unos centímetros más de distancia.
El de ojos grises tuvo que hacer un esfuerzo para no quedarse boquiabierto con la acción de la chica y la manera tan brusca en el que le contesto. Había que decir que su ego estaba un poco dañado, nunca una chica se había alejado de él. Y no sabe si es cosa suya, pero avece siente que él no le causa nada en ella e incluso le provocaba rechazo. No aguanto mucho porque se le escapo una risa incrédula que no paso percibida por ella.
—¿Qué es tan gracioso señor Fernando? —pregunto un poco fuera de lugar. No se esperaba eso de él. Es más. Ni siquiera sabía si era capaz de reírse.
—señorita Laura ¿yo le caigo mal? — la ve fijamente a los ojos queriendo descifrar algo en su mirada, quizás cierta duda o temor —dígame. ¿Le parezco desagradable? —
la chica se sorprendió por el repentino cambio de voz. Una voz… ¿sexy? No sabía cómo describirla, pero una cosa era segura. Era seductora. Aparto la mirada derrumbando el intenso contacto que este le daba —no señor Fernando. No tengo nada contra usted. ¿se lo he dado a entender en alguna ocasión—
—no me trate de señor— le dijo irritado ya alto del termino —solo te llevo tres años de diferencia. Simplemente dígame licenciado o Fernando—
—ok. Licenciado Fernando —corrigió incrédula pero raramente calmada considerando lo histérica que estaba hace minutos —y no. No lo he evadido. Solamente los ratos en los que hemos concordado son escasos, pero son los necesarios— ladeo lentamente la cabeza a un lado queriendo descifrar que pasaba por su mente —digo. Necesaria para el trabajo—
Rio roncamente mostrando sus aperlados dientes —discúlpeme señorita Laura, quizás fue una intuición mía. Quizás me haya equivocado—
—no se preocupe, es de humanos equivocarse señ —se detuvo antes de culminar la acostumbrada palabra —disculpe. Licenciado Fernando—
—mejor cambiemos de tema Laura— recomendó al no tener la respuesta que él esperaba de ella —volvamos al tema de que el viernes vas a suplantar al idiota de Manuel ¿lo vas a poder hacer entonces? —
—si. No tengo ningún problema en quedarme por Manuel, pero ¿Cuánto tiempo me quedaría después de mi hora de trabajo?
—será menos dos horas, no será mucho, solo corregir algunas facturas que no encajan en la base de dato y corregir algunos informes para los proveedores—.
—parece cosa sencilla— para ella era entendible porque ella realizo un curso de finanzas y uno de Excel básico así que le seria súper fácil corregirlo.
— gracias. Aparte de eso tengo que hacerle una propuesta importante Laura— saca de su bolsillo su teléfono que por cierto era más grande que su propia mano, se notaba que valía cuatro sueldos
—¿de qué se trata? —
busco en su correo electrónico una carpeta de la empresa sacando unos planos virtuales —un empresario que es familiar de un accionista de esta empresa está interesado en abrir una sucursal de nuestros carros más vendidos su en su país —
–es una buena oportunidad para la empresa. ¿en qué país se va hacer la sucursal? –
–en nuevo york –
la chica desencajo la mandíbula. si se daba realizar esa sucursal sería la primera sucursal que la empresa tendría en dicho país lo que le abriría las puertas en ese mercado compitiendo con grandes empresas de alta demanda—¿para cuándo hay que finiquitar y realizar los planos y las maquetas 3D? —
–me dieron plazo de un mes –la chica se quejó audiblemente. Tomo un respiro para guardar— dentro de un mes tendremos que exponer la idea al cliente si él lo aprueba tendría una semana para materializar el proyecto—
—¡esto es imposible! —exclamo asustada. —es decir, yo tengo que hacer para dentro de un mes; tres planos: un plano de corte, un plano de planta, y un plano topográfico —el hombre asentía concordando con la información escuchándola— eso incluye aparte un informe de detallado de posibles riesgos y precauciones a tomar en cuenta, un informe de costos. y en tal caso de que el cliente —se afincó en las últimas palabras— no desee basarse en el diseño de la empresa debo sumarle el diseño de una sucursal nueva y una maqueta 3D—
—lo Sé. Esta muy reñido este encargo. pero será una gran inversión para la empresa. como sea, ¡se hará! quiero que vayas teniendo en mente el formato que hemos manejado para nuestras sucursales. A partir de ahora tendrá que darme cabida y detalles de a mí personalmente— giro la cabeza captando a la chica hacer una mueca indescifrable para él, pero que ya se esperaba —si usted ve que es mucho trabajo le aprobaremos un ayudante. La empresa le pagara el sueldo según las horas que este con usted si es necesario. Si es un amigo de confianza suyo puede traernos un currículo del mismo y lo tomaremos en cuenta para que trabaje bajo un contrato de un mes—
— si fuera el caso de que el cliente no acepte el diseño de nuestras sucursales definitivamente necesitare un ayudante —ella calculaba en su mente de que se tendrán que dedicar en mente y cuerpo a esos planos. Era un trabajo. Ojalá que el cliente acepte los videos ya cargados de nuestras sucursales. Sino la pondría a correr bastante con eso. Pero, aunque el cliente no le pidiera un diseño nuevo Seria un trabajo fuerte para tan poco tiempo de inicio.
El hombre de ojos grises intentaba descifrar alguna duda en ella. Pero al contrario de la difícil pudo notar que lo estaba considerando. Sonrió satisfecho, tal como le decían los del equipo de planificación. Es chica vale oro para tan poca experiencia de carrera. —señorita Laura, escúcheme —yo necesito que usted me diga cuanto estaría dispuesta a trabajar durante este mes a fin de completar lo que el cliente pida. Necesito que usted trabaje junto a mi durante todo este mes. Dependiendo de cómo salga esta negociación —inhalo y exhalo fuerte para tranquilizar el posible temblor que pudiera presentar su voz —mi padre me dejara la compañía. Si logro dar por terminado esta expansión exitosamente estaría a cargo de la presidencia de la empresa en cuanto termine la sucursal. Así que, — le agarra el mentó para descargar en ella una mirada intensa y fuerte que a cualquiera le haría sentir temblor en todo el cuerpo —por eso mi interés en usted y en este trabajo. No puede haber errores esta expansión señorita Laura—
Estaba en shock y se sentía intimidada por la intensa mirada de él. Era mucha responsabilidad la que le estaba dando ¿un nuevo proyecto? ¿tomaría la presidencia dentro de un mes? ¿trabajar junto con él? Que irónica es la vida. Estuvo evadiéndolo desde hace un año cuando empezó a tener más acto de presencia en la presencia para que el destino la pusiera a trabajar con él un mes entero. Eso sin tener en cuenta de que muy pronto tendría el control de la empresa y debe responder directamente a él. ¡qué suerte tiene!
—¿que me dices Laura?— le pregunta con voz susceptible sin dejar de sujetarle el mentón y apartar la mirada de ella, en un momento en el que ella parpadeo bajo un poco la mirada a sus rosados labios. Volvió la vista sus ojos —¿estás dispuesta a trabajar conmigo? —
Le aparta la mano de su mentón suavemente volviendo a retomar la distancia que tuvo al principio —déjeme pensarlo licenciado. Es una gran responsabilidad y si yo decido tomar este reto no pienso dejarlo a medias —ella sabía muy bien si acepta estaría metiendo en la cueva del lobo. Ella no era como las otras chicas que el quizás tuvo y que aceptan lo que él diga de inmediato. Lo mínimo que ella había interactuado con él era cinco minutos y ahora que ya ha sobrepasado ese tiempo con él ya el hecho sentir incomoda, ya se imagina como será todo el mes con el.
—tiene esta semana para pensarlo Laura —se tomó la libertad de llamarla solamente por su nombre —el viernes después de que me ayudes a corregir el informe pautaremos el horario de los días que haremos sobretiempo y el pago que recibirás durante este proyecto especial si se puede de decir así. Lo más posible es que tenga que sacrificar algunos sábados—
—claro. Si es que decido aceptar —le recordó sin tener en cuenta el tono de voz hostil e irritado que emite —recuerde que tengo esta semana para pensarlo, no nos adelantemos a eso todavía— le dio una mirada algo gélida.
El hombre de ojos grises ignoro el tono de voz que uso metido en su pensamiento pensando en las posibles prioridades que tendría ese mes con la chica —casi se me olvida Laura —se toca la mejilla con un lapicero que tiene rato girándolo en el aire—necesito que me calcules cuales serían los costos de la sucursal. Ya sabe. Una comparación entre los gastos de las antiguas edificaciones actualizados a la fecha s un pequeño trabajo fácil que creo que puedas hacer—
Ella lo ve perpleja. primero le pedía ayuda para acomodar el informe de Daniel. Le da un límite de una semana para pesar que debía dedicarse a la empresa un mes entero junto a él en un encargo de un caprichoso y millonario cliente y ahora debía calcularle el costo de producción de la sucursal. respiro profundo ya maquinando lo que le diría —¿y por qué no se lo pidió a Oriana? — el de pelo n***o arrugo la cara no entendiendo. Retuvo el impulso de sonreír burlista —ya sabe, ella es su secretaria. Ella es la que debe hacerle esos “pequeños” trabajos—hizo comillas con sus dedos.
el hombre ve sus expresiones divertido —Oriana se tarda mucho, y pensé que sería más confiable que seas mi ayudante en este proyecto —
la chica de pelo marrón rojizo bajo la cabeza debatiendo que decir ¿debería tomar eso como un alago o un abuso de poder?
—Preferiría ir con cualquiera que con Oriana —soltó asqueado —sería un fastidio tenerla encima mío más de lo necesario—
Laura enarco una ceja riéndose con sorna. Este tipo no tiene escrúpulos. Es decir, cualquier chica estaría bien para él. Bueno. Ella no era cualquiera, ¡Claro que no! —Entonces, si le cae “tan” mal —habló despectiva —¿por qué no la despide? usted es el futuro heredero de esta empresa. Tiene el poder de hacerlo—
El chico sonrió arrogante —aunque no lo creas, me sirve para algo—
Esa confesión tan descarada no se lo esperaba —¿para qué? —pregunto sin darse cuenta del interés que demostró. Curiosidad que ella desconocía.
Afuera del ascensor en el piso cinco.
—¡es más grave de lo que creí! —
La de fleco volteo los ojos irritada —¡Es que solo a ti se te ocurre Carla! —
—No me regañes Martina —se quejó sintiéndose un poco culpable por lo que paso con Laura hace treinta minutos —pensé que era una broma de ella, no pensé que de verdad era importante—
—Típico— se burló pedro de la rubia de coleta alta.
—¿Cómo podemos ayudar? —se acercó el chico de pelo largo amarrado en una coleta junto a luna de un lado.
—Manuel está llamando al electricista— la del fleco c***o lo señalo a una distancia considerable, pero se notaba que estaba discutiendo con alguien por teléfono —creo que estarán bien. El electricista debe llegar pronto—
—Por supuesto, yo estaría más que contenta— exclamo luna dándole un codazo cómplice a Carla, esta capto la indirecta de inmediato.
—Eres la única que me entiende— Carla y Luna chocaron los puños de acuerdo.
José y Oscar la veían extrañados –a que se refieren –preguntaron un tanto molestos.
Ambas se vieron a la cara al ser atrapadas alagando al licenciado —Nada —respondieron a la velocidad de luz evitando mencionar el tema.
—¡como que mi Fernando está encerrado! —
Todo soltaron una queja de lamentación cuando oyeron los tacones de la rubia oxigenada acercarse al ascensor dramáticamente
—y no es todo— se rio Luna molestando un poco a la rubio oxigenada—Laura esta con nada más y nada menos que con el licenciado Fernando—
—¡con quien! —paso un mechón de su pelo detrás de su oreja alterada.
—Acaso no lo oíste— esta vez le echo le leña al asunto Carla—esta con mi amiga. — pronuncio lentamente.
La rubia soltó una carcajada con ganas—¡con esa mojigata! — volvió a reírse con gracia —que lastima. si él estuviera allí conmigo—se señaló con orgullo—no pasaría ni un minuto, sin tener pensamientos indecentes—
Ismael, El chico que presencio cuando la rubia oxigenada preguntaba por el jefe soltó otra carcajada devuelta —con una loca como tú, no pasaría ni un minuto sin tener pensamientos suicidas— sonaron carcajada de partes de todos.
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Fernando observaba todo tranquilo recostado de la pared. Después de la mediana discusión que tuvieron decidieron simplemente permanecer en silencio. a Laura le había dado un ataque de rabia debido a la espera, y a él con hambre se controlaba tomando agua. A decir verdad, el hombre se encontraba nervioso porque la chica estaba pasando por fases extrañas y temía que volviera a ponerse como al comienzo cuando recién se enteraron que estaban encerrado. No gracias. Preferiría oírla decir maldiciones y golpear el ascensor. Saco su teléfono y marco un numero —¿llamaste al electricista? —
—Fernando, por fin llamas. acabe de hablar con el—
—que te dijo—
—dijo que en una hora ya estaba aquí—
Dio media vuelta poniéndose una mano en la frente—¿y por qué tanto Manuel? —pregunto bajando el volumen de voz para que ella no escuchara.
—dice que está metido en una cola y tardara en llegar, a eso súmale lo que va a tardar en reparar el ascensor—
—Es simplemente increíble— expreso con decepción.
—no te preocupes Fernando nosotros trataremos de hacer algo— colgó.
Apenas visualizo que el chico colgó se acercó a el —¿Que te dijo? —
—Que el electricista va a tardar treinta minutos en llegar —mintió no queriendo preocuparla. Y con lo ansiosa que estaba sería mejor que no supiera que estaría allí más tiempo de lo previsto —¿te parece mucho? —
—una eternidad ¡maldita cola! — Empezó a dirigir golpes furiosos y violentos en un intento fallido por calmarse, después de varios minutos de golpes se detuvo sedienta. Reviso su pequeña cartera. Maldijo en su mente no haber traído agua. ¡pero no era culpa suya! Estaban en una “fiesta” se supone que eso no hace falta. Dudo en pedirle agua al licenciado Fernando por la discusión de hace rato, pero al cabo de los minutos se le hacía cada vez más insoportable el ardor en su garganta— Fernando, tendrás un poco de —callo al instante abriendo ojos a no poder ¡Fernando se estaba desnudando!
Bueno…. No prácticamente.
Sus ojos seguían el movimiento de sus masculinas manos. estas desabotonaban botón por botón la camisa de cuadros color azul rey que llevaba. Después de deshacerse de ella la uso para abanicarse debido al calor, de inmediato sus ojos viajaron a su perfecto abdomen marcado y trabajado.
Se fijó que tenía los ojos cerrados, su cabello lo tenía pegado a su cara por el sudor y la boca ligeramente abierta dejando salir un suspiro de alivio —¿Qué te pasa? —
Laura dio un salto al verse descubierta —s-solo te quería preguntar si tienes un poco de agua—le dieron ganas de darse un golpe por ser descubierta viendolo.
—ah, con qué era eso— sonrió arrogante pasándole el agua —no te la tomes toda—
La chica se atraganto con el líquido. causando la risa del mismo —¡tú tomaste de aquí! —
—tienes suerte, yo no comparto nada tan personal— se deleitó al ver la cara sonrojada de la chica, quiso atormentarla un poco más —tranquila. No tengo covid—
La chica negó nerviosa —n-no es eso. gracias. ya se me calmo la sed— le devolvió la botella de agua.
—¿estás segura? — la chica asintió tímidamente, Fernando sonrió con mala intención, le quito el pote de agua y sin ningún remordimiento se empezó a tomar calmadamente el preciado líquido —¡que refrescante! — soltó con voz seductora seguido de una risa ronca que pudo ver que le afecto —no es problema mío si te da sed después. Yo te la ofrecí de buena manera—
La chica se puso como tomate, sabía que había hecho eso apropósito ¡se notaba en su cara de satisfacción! ¿por qué justo ahora está cambiando con ella? ¿a qué quiere jugar? Sea lo que fuera no podía evitar ponerse roja y nerviosa por sus atenciones—eres un infeliz Fernando—lo insultaba en su mente—¡Por que tiene que ser tan jodidamente sexy! —grito para sí.