Ginebra tiene un regalo para Tiziano.

2103 Words

Tiziano la observaba desde su silla, con el codo apoyado en el brazo metálico y la cabeza ladeada. Había algo en la imagen que tenía frente a él que no podía dejar de mirar: Ginebra, con un delantal ridículo de rayas rojas, mangas arremangadas y cabello recogido en un moño desordenado, lavando platos como si fuera lo más normal del mundo. Pero no lo era. No para él. Ella no pertenecía a ese mundo. Su mundo. Un lugar lleno de silencios ásperos, paredes vacías y el olor metálico de la prótesis que nunca usaría. Y sin embargo… ahí estaba. En su cocina. Sonriendo sin saber que la miraban. —Oye —dijo él de pronto, rompiendo el silencio. Ginebra giró apenas el rostro, sin dejar de enjuagar un plato—. ¿Qué pasa? Tiziano se tomó un segundo antes de hablar. —¿Cuál era tu sueño de niña? Uno

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