Capítulo 4

1414 Words
—Llegamos a casa y ya son pasadas las cuatro de la tarde, saludo a mamá y voy directo a mi habitación, sentí el enojo de Alfredo en su mirada y el que se marchará sin despedirse deja mucho que pensar, no quiero que esté enojado conmigo, y menos después de todo lo que pasamos hoy, con él paso mejores momentos que con Fernando, —¿Entonces qué haces con Fernando?— me gusta, tiene algo que me gusta y mucho, no me vas a negar que está como para chuparse los dedos —Alfredo es más apuesto que él— si, no lo voy a negar pero igual no deja de ser guapo, ambos me gustan, uno más que otro pero me gustan —debes decidirte o esto acabará mal— veremos como acaba entonces —pareces a tu madre, no escuchas a nadie— ¿Cuál es el problema? Voy a estar con los dos y no hay nada más que hablar. —¿Hija estás ahí? —Si mamá, ¿Ocurre algo? —¿Podemos hablar? —Claro, adelante. —Cuentame, ¿Qué tal tu día hoy? —Pregunta sentándose a un lado de mi cama—. —Bien mamá, más de lo mismo, solo clases y más clases. —¿No quieres hablar? —No hay nada de que hablar mamá —recuerdo que vendría Camille— mamá, ¿Tú chófer puede ir por Camille? Es que justo acabo de recordar que haríamos algunas tareas y lo había olvidado. —Claro, ya mismo le digo que vaya por ella, háblale y dile que esté lista en unos minutos. —Gracias mamá. —Sale de la habitación y le marco a Camille rápidamente, le digo que por favor omita el hecho de que me salí de clases a media mañana y está hará lo que le pido, si mamá se entera que me escapo fe clases mínimo me manda a vigilar todo el día, nada de esto pasara si ella me diera más libertad. —¿Cata puedo pasar? —¿Qué quieres Fede? —Solo hablar. —Sigue —pasa a la habitación y se queda parado a un lado de la cama— habla rápido, no tengo mucho tiempo. —Cata yo —duda— quería disculparme por el modo en el que te hablé delante de Alfredo. —Puedes estar tranquilo, al final se que tienes razón. —Con o sin ella no debí expresarme así. —Esta todo bien, de verdad —Otra cosa… —¿Hay más? —lo interrumpo—. —No le di el número de Alfredo a Camille. —¿Ah no? —siento alivio—. —No tonta, es tu amiga, pienso que deberías de hablarlo con ella, decirle el motivo o va a seguir insistiendo. —Tienes razón, lo haré. Ella estará aquí en unos minutos, ya el chófer de mamá fue por ella. —No desaproveches la ocasión entonces. —Vale. —Bien, eso era todo, al rato te veo. —Vale. —Se marcha de mi habitación y quedó sola nuevamente, me siento mal por Alfredo no sé si escribirle al móvil —hazlo— ¿Y si no me responde? —si no lo intentas no lo sabrás— lo vi muy enojado pero está bien, vamos a ver si me responde, le enviaré un mensaje corto. —¿Podemos hablar? —Pasa un rato y no recibo respuesta, eso me aflije un poco y siento que no tengo ánimos ni para recibir a Camille, hasta que no hable con Alfredo no voy a estar bien, le envío un nuevo mensaje. —Se que estás enojado, pero necesito que hablemos —recibo una respuesta a los pocos minutos—. —Te buscaré en tres horas, ve que excusas inventas con Carlota —va a ser difícil pero el recibir su respuesta me alivia un poco y si haré lo que me pide a lo que le respondo—. —Perfecto. —No se que rayos le voy a decir a mamá pero de que salgo, salgo, ah, mi única salvación es Fede, si claro —río—, solo él puede ayudarme —interesada— te he dicho muchas veces que tu opinion no importa, —en algún momento te tendrá que importar, lo sé— pues yo lo dudo, mejor te ignoro y voy a buscar a Fede. —Hola Cata —dice Camille apenas abro la puerta de mi habitación—. —Camille ¿Cómo te va? —Bien, pensé que te habías olvidado de las tareas que teníamos que hacer. —Si, en realidad por un momento lo olvidé —esbozo una sonrisa de dientes—. —Lo supuse, ¿Por qué te fuiste de clases? —No me sentía bien en ese momento. —Entiendo ¿Empezamos? No quiero regresar tarde a casa. —Si ven, vamos a la biblioteca, allí estaremos más cómodas. —Vale. —Salimos de mi habitación y caminamos a la biblioteca, de camino le envío un mensaje a Fede para que me ayude con lo de la salida con Alfredo y este acepta encantado, me responde que él le dirá una mentirita a nuestra madre, tan lindo mi hermanito. Llegamos a la biblioteca y nos ponemos cómodas para empezar a hacer las tareas. —¿Cómo van tus cosas con Fernando? —pregunta Camille de pronto pasado un rato—. —¿A qué viene esa pregunta? —No lo sé, es que siento que hoy te pusiste así en la universidad por él. —En parte si, —miento— es que sabes bien que mi madre no sabe nada y tampoco puede saberlo aún, él me está presionando y eso me hace sentir muy incómoda. —¿Y se lo haz hecho saber a él? —Por supuesto, de todas las maneras posibles pero él no lo entiende. —¿Y si tú mamá se entera por otro lado? ¿No es mejor ser sincera con ella de una vez por todas? —No. —Vale, vale, está bien, y cuéntame algo —ya imagino por donde viene— ¿Qué hay de tu amigo? —ya lo sabía—. —¿Qué sucede con él? —No lo sé, es lo que espero que respondas. —¿Qué quieres saber exactamente? —la miro—. —¿Te pasan cosas con él? —Si —respondo con toda la seguridad del mundo— ¿Alguna otra pregunta? —No tranquila. —Vale, continuemos entonces. —Fija la vista en sus cuadernos y muy poco me vuelve a hablar, quizás respondí un poco grosero pero no veo otro modo —lo estás haciendo mal— pongo los ojos en blanco, en parte se que mi conciencia tiene razón, pero no lo pienso admitir, pienso que todo tiene su momento exacto y para esto que estoy haciendo el momento aún no ha llegado. —Pasado un rato acabamos con las tareas y ya Camille está por marcharse, se que debo hablar con ella pero debo buscar las palabras correctas, debe ser antes de que se marche, llega el chofer de mamá y antes de que se suba al coche hablo con ella, es ahora o nunca. —Camille espera —me mira— hace un rato no te respondí de la mejor manera, por favor permíteme explicarte bien las cosas. —¿Cuánto tiempo llevamos siendo amigas? —Casi tres años. —Exacto, ¿Tanto desconfías de mi? —No es eso Camille, es que es todo muy difícil. —Cata soy tu amiga, sea lo que sea te voy a entender y principalmente a apoyar. —Gracias Camille ¿Tienes al menos veinte minutos más? —Si, pero mejor lo dejamos para mañana ¿Vale? Yo vengo a tu casa y hablamos. —Es sábado Camille. —Lo sé, y como también se que no saldrás por eso te digo que yo vendré. —Eres la mejor. —Confia en mi tonta, no te voy a juzgar en nada, solo quiero que estés bien, note como estabas hoy en clases y se que no estabas bien, te quiero y lo sabes. —Gracias. —Te veo mañana. —Seguro que si. —Nos abrazamos y así nos despedimos, el coche se marcha y yo voy en busca de Fede, necesito arreglar todo para la salida con Alfredo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD