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Difícil decisión

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Blurb

Catalina Hernández, una linda joven universitaria de tan solo 19 años, hija de padres separados, Catalina no tiene vida social, de su casa a la universidad y viceversa, ella y su hermano están en la misma situación, Federico, su guapo hermano va un año menor que ella en la universidad, desde que sus padres se separaron están bajo el cuidado de su madre, esta es sobreprotectora, exigente, pero a su vez es muy cariñosa, no para de trabajar para que sus hijos tengan la vida que merecen. Catalina quisiera ser una chica como lo son sus amigas de la universidad pero a su vez no quiere defraudar a su madre ya habrá tiempo para libertinaje, o eso le hace creer a su madre. Los días libres los pasa en casa, ella quiere tener una relación con un chico que va en su mismo curso pero su madre no está de acuerdo con esto y por eso los días que sabe que Catalina no va a la universidad envía a un chico que va a otra universidad a que cuide de ella para que no se escape de casa, así piensa ella, lo que no sabe es que a Catalina también le gusta este chico y por eso cuando están a solas en casa la protege sí, pero a su manera, ¿Qué es lo que pasa realmente? Alfredo se verá enredado en los encantos de Catalina y le será difícil salir de allí, este no quiere causarle problemas a ella ni defraudar a la familia si esto llega a salir a la luz.

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Difícil decisión
Sinopsis —Catalina despierta todos los días con mucha emoción porque le toca estudiar en la universidad y solo así logra salir de casa, su madre le prohíbe todo y aunque la hermana de esta le dice que debe darle un poco más de libertad Carlota Dubois no oye razones, todo es como ella dice, piensa que sus hijos son felices así y esta totalmente errada, Catalina muchas veces se júbila de la universidad con el dichoso novio el cual su madre no sabe de su existencia y cuando se entera sera de la peor manera, esto decepcionará mucho a Carlota y dejará de confiar en su hija, al suceder esto le solicitará a Alfredo el mejor amigo de su hijo Federico que cuide a Catalina y este acepta sin dudarlo, lo que Carlota no sabe es que Alfredo está totalmente enamorada de Catalina y está también siente cosas por él y no desaprovechan el momento cuando están a solas, Alfredo sabe que si Carlota se entera de esto se enfadará muchísimo pero correrá el riesgo. —Catalina sin darse cuenta se verá envuelta en un triángulo amoroso en el cual ella sabe que eso está mal pero no quiere detenerlo por nada del mundo, Alfredo sabe de la existencia de Fernando pero Fernando no sabe de la existencia de Alfredo y esto hace que este sienta un poco de adrenalina, le encanta lo que hace con Catalina aunque en el fondo sabe que no es nada serio porque el corazón de esta le pertenece a Fernando o eso hace creer ¿Quien sabe en realidad lo que pasa por la mente de Catalina? solo ella lo sabe. —Alfredo Petit es el tipo de hombre que cualquiera quisiera tener en su cama y aunque el muy descarado efectivamente se lleva a muchas a su cama su tierno corazón está totalmente invadido por Catalina, por ella daría todo lo que tiene y hasta más pero bien está el dicho de que en la calle se busca lo que no hay en casa, lo que no obtiene de un todo de Catalina lo busca y consigue en la calle cuando quiere, Catalina lo domina en todos los sentidos, lo tiene a sus pies, tanto que llego a pensar que lo que siente no es amor sino obsesión, pero mejor lo dejamos en que si es amor lo que siente por ella. —¿Cuál será el final para este trío? pues no lo sé, pero espero que sea un buen final para todos y que Carlota logre comprender las cosas de un buen modo, puedo entenderla porque ser madre de dos jóvenes no es nada fácil pero debe soltarlos un poco, con Catalina su temor es que algún patán le haga lo mismo que el imbécil de Martín le hizo a ella, pero debe entender que no todos son iguales y que hay algunos que sí tienen buenas intenciones y que si merecen las oportunidades, en fin, veamos más adelante qué pasará con esta historia y sus protagonistas. Capítulo 1 Francia, Diciembre 2020 —Un día más a la universidad, bueno, la verdad es lo único que me emociona de estar aquí, siempre soñé con vivir en París y okey, agradezco que mamá me complaciera con eso pero ella cree que siempre debemos estar en su burbuja, llevamos tres años aquí y son muy pocas las personas las cuales conozco, solo he hecho dos amigas y es como nada —es suficiente— ¿Tú qué vas a saber? Estúpida conciencia, mamá no nos permite salir ni hacer amigos cerca de casa, bueno a mí más que todo, ¿Cómo es posible que Federico si tenga más libertad que yo? —es hombre— ¿Y eso qué? igual hay peligro en todos lados, ella tiene que entender que debe dejarme hacer mis cosas, no soy una niña, ya no, mejor salgo de la habitación antes de que venga por mí. En el comedor. —Buenos días a todos, ¿Esperaban por mí?. —Buenos días hija —me besa— claro que esperábamos por ti, ¿Cuándo serás un poco más rápida al momento de arreglarte? —No creo que eso sea posible mamá, eso ya está en mí. —La verdad eres demasiado lenta hermanita. —¿Alguien te pregunto? —Catalina, no seas grosera con tu hermano. —Lo siento mamá, mejor desayunemos. —¿Podemos esperar a Alfredo mamá? —me sonrojo y agacho la cabeza para que no lo noten—. —Claro hijo. —Perfecto, ya está llegando y yo mismo voy a abrirle la puerta. —No creo que sea necesario. —Hola chicos, buenos días, Carlota. —Tía, buenos días —respondemos Federico y yo a la vez—. —Buenos días Madeleine —besa su mejilla—. —Miren a este hombre guapo que me conseguí en la entrada de la casa —me mira—. —Buenos días. —Alfredo hijo, adelante —besa su mejilla también—. —Lo estábamos esperando para desayunar tía. —¿Hay espacio para mi? —Claro, siempre lo hay. —Gracias hermana. —¿Podemos desayunar ya? no quiero llegar tarde a la universidad. —Tranquila hermanita, vamos en el coche de Alfredo. —¿Hoy no nos llevará tu chofer mamá? —No hija, los iba a llevar pero como Federico dice que los llevará Alfredo entonces, él los llevará. —Bueno ni modo —empezamos a comer y todos guardamos silencio, un rato después nos levantamos de la mesa para retirarnos—. —Hijos, los veo en la tarde, se cuidan. —Seguro que sí mamá —salimos de casa y vamos directo al auto de Alfredo—. —¿Tienes clases hoy Alfredo? —pregunta Federico subiendo al asiento trasero—. —No, hoy iré al despacho de mi padre a organizar algunas cosas. —Genial, ¿Pero puedes pasar por nosotros más tarde? —¿Tengo cara de chofer? —Mi chofer personal si —responde Federico riéndose—. —¿Si verdad? —Claro ¿Verdad Cata? —Será el tuyo, vamos o llegaré tarde. —Como digas —arranca el coche—. —Pon algo de música o me dormiré hermano. —Yo la escojo —digo y mis manos chocan con las de Alfredo y siento un cosquilleo en varias partes de mi cuerpo—. —Esta bien, escoge la que desees —nos miramos—. —Gracias. —Escoge rápido Cata, me estoy durmiendo. —Ya va, dame un momento —busco canciones que tengan buen ritmo y le subo mucho volumen, Alfredo solo me mira y yo le medio sonrío, así pasamos todo el trayecto hasta la universidad—. —Entonces, ¿Si vendrás por nosotros? —Eres un pesado Fede, Alfredo tendrá sus cosas que hacer. —No tengo ningún problema en pasar por ustedes, solo enviame un mensaje al móvil y aquí estaré. —Ese es mi amigo —lo abraza desde donde esta y lo presiona contra el asiento—. —Que empalagoso eres Federico. —¿Tú no me quieres abrazar? —Sabes que no me gusta mucho el contacto físico. —Si claro —pone los ojos en blanco y medio sonríe—. —Vamos ya Fede, se nos hace tarde —bajo del auto y Federico me sigue—. —Nos vemos al rato hermano. —Cuenta con eso —se marcha y nosotros caminamos para entrar a la universidad—. —Hermanita, nos vemos al rato, cuidado con lo que haces. —Claro idiota, lo tendré. —Nos separamos y cada uno toma su rumbo, yo voy directo al salón y allí están todos mis compañeros incluidos Fernando, voy directo hasta él y nos damos un corto beso en los labios. —Hola preciosa —me toma de la cintura— pensé que no llegarías nunca. —Pues aquí estoy, solo me retrase un poco. —¿Hablaste con tu madre? —No, aún no es el momento. —¿Y cuándo lo será? —No lo sé Fer, no me presiones ¿Sí? —¿Cuánto tiempo más Cata? —No lo sé de verdad, todo tiene su momento. —Está bien, no te extrañes entonces. —No me la pongas difícil por favor. —No te aseguro nada, ya ha pasado bastante tiempo y ya estoy aburrido de siempre lo mismo. —Si Fernando como digas —me voy a mi puesto mejor ya que con él no puedo hablar que no saque el mismo tema de todos los días, no me gusta que me presione con lo mismo—. —¿Estás bien Cata? —Hola Camille, si estoy bien ¿Cómo te va? —Genial, ¿Hacemos tareas hoy en mi casa? —Mejor en la mía ¿Sí? sabes como es mi mamá. —Está bien, nos iremos apenas salgamos de clases, ¿Vendrá tu chofer? —No, Fede le dijo a su amigo que nos pasará buscando —tambíen es tu amigo y muy amigo, ignorare eso—. —¿Qué amigo? ¿El qué está guapote? —Sí Camille, el mismo. —Consigueme su número ¿Puedes? —siento una punzada de celos—. —No te aseguro nada, pero trataré. —Por favor. —Saco mis libros y me concentro en ellos ignorando todo lo que pasa a mi alrededor, no le voy a dar el número de Alfredo a Camille por nada del mundo —suenas como una puta egoísta— me importa una mierda lo que digas, —tú estás con Fernando— ¿Y qué?, me siento molesta conmigo misma en este momento, se que quizás soy egoísta pero me vale, Alfredo me importa como hombre y eso no va a cambiar —autoanalizate— no lo voy a hacer, estúpida conciencia otra vez, yo se que así estoy bien y no lo quiero cambiar —como digas entonces, luego no digas que no te lo advertí—. —La mañana transcurre un poco lenta, tengo cerca a Fernando pero no me siento muy bien, necesito ver a Alfredo de una vez, necesito estar en sus brazos y sentirme segura de un todo, saldre del salón y le hablaré de una vez, con solo escucharlo se que conseguiré la paz que necesito en este momento, voy al pasillo y le marco al móvil, responde al primer pitido. —Catalina... Capítulo 2 —Escuchar su voz es lo mejor que me pasa siempre, ¿No sé qué es lo que me pasa con él? pero no puedo estar lejos de él, bueno en realidad es que tampoco quiero. —¿Catalina estás ahí? —Si, ¿Estás ocupado? —Sabes que para ti nunca pero ¿Ocurre algo? —No lo sé, pero solo sé que necesito hablar contigo. —¿Quieres que pase por ti ahora? —Si, pero no llegues hasta aquí, espérame una cuadra antes de la universidad. —Entiendo perfectamente, estaré allí en diez minutos. —Ya estaré allí. —Perfecto. —Regreso al salón y recojo mis cosas, sin dar mayor explicación salgo sin siquiera mirar a Fernando que se bien que no deja de mirarme y en este momento no me importa ni un poco, solo me importa estar bien yo y nada más, llego al lugar y solo espero dos minutos cuando veo el coche de Alfredo asomarse, mi corazón se acelera pero ignoro lo que siento, se supone que tengo novio y estoy enamorada de él, pero esto no puedo evitarlo, Alfredo detiene el coche y subo, una vez dentro de este solo lo abrazo. —¿No qué no te gusta el contacto físico? —me dice al oído—. —En este momento si. —¿Ocurre algo? —No lo sé, pero por hoy no quiero regresar a clases. —No quiero que digan que también te jubilas de clases por mi. —Hablalé a Fede y dile que estás conmigo y que llame al chofer de mamá, ya vere que invento si llego más tarde que él a casa. —Él retrasará todo lo más que pueda, ya verás. —Si me imagino. —¿A dónde vamos? —A cualquier lugar menos a casa. —Bien, vamos ¿Tú novio sabe que estás conmigo?. —No. —Me imagino —sonríe— vamos a que te entretengas, después de todo es lo que soy para ti. —Alfredo por favor, no digas eso. —Es la verdad, pero mejor vamos a pasarla bien así sea un instante. —Por favor. —¿Sabes que siento pena por Fernando? —sonríe—. —Si lo sé. —¿Qué pretendes Catalina? —No pretendo nada de verdad, ni yo misma sé lo que hago, pero no quiero pararlo. —Está bien Catalina, luego no te quejes. —No lo haré tranquilo. —Lo dudo—miro el lugar y es muy hermoso, un parque pero no lo conozco— ven, llegamos. —Que lugar tan hermoso Alfredo. —Sabía que te gustaría, dejame hablarle a Fede. —Está bien. —Lo veo alejarse con el móvil en la mano e imagino que efectivamente le hablará a Federico. Me quedo observando a Alfredo desde la distancia y noto lo guapo que es, es flaco, alto y moreno, me encanta de verdad que sí, él me inspira confianza y seguridad, quisiera que entre nosotros pasaran muchas cosas pero recuerdo que tengo novio y pienso que es lo que me impide dar un paso más con Alfredo —si estas jugando, hazlo con gusto—, ¿Por qué no pues? Sé que él siente cosas muy fuertes por mí y yo igual, quizás no tan profundas pero sí y en parte me aprovecho de eso, no lo voy a negar, pero es que no puedo estar lejos de él. —Fede retrasará su regreso a casa, esperará por nosotros —me dice apenas llega a mi—. —Tan lindo mi hermanito —respondo con sarcasmo—. —¿Quieres comer algo? —No, así estoy bien. —Vale, como quieras. —Caminamos durante un rato y hablamos de cosas que no tienen sentido, por varios momentos nos detenemos y nos abrazábamos, también nos besamos en muchas ocasiones y así él logra que me olvide del mundo entero, no le mencione en ningún momento lo que me dijo Camille, es algo que no pienso hacer, él es más mío que de cualquier otra mujer —egoísta— te dije que no me importa lo que pienses. Decidimos regresar porque ya es pasado medio día y puedo asegurar que Federico ha de estar hambriento, también puedo asegurar que hará que le compremos comida porque él es así, pero bueno, es el precio a pagar —río—. —¿Qué es tan gracioso? —Te aseguro que Federico nos hará comprarle comida. —Posiblemente, pero vale la pena. —Tienes razón, esto, vale la pena —nos detenemos cerca al coche me toma de la cintura y me pega a él, une sus labios con los míos y nos fundimos en un beso, un beso que exige mucho más, tanto que quiero que acabe en otro lugar, es un beso apasionado que me desestabiliza, siento como si mi v****a se humedeciera con este beso tan apasionado que solo Alfredo sabe dar, de un momento a otro para y regreso a la realidad— ¿Estás bien? —pregunta dándome un corto beso y yo asiento— ¿Nos vamos entonces? —vuelvo a asentir— es lo mejor, porque si seguimos así creeme que acabaremos en cualquier lugar menos en tu casa —abre la puerta del coche para que entre a él, y una vez que lo hago cierra la puerta y va al puesto del chofer—. —Tengo muchas llamadas pérdidas —digo cuando ya está en su puesto y yo estoy viendo mi móvil—. —¿Son importantes? —De Fernando, mamá y la tía, solo le devolveré a mi tía. —Hazlo —le marco a mi tía y me contesta enseguida—. —Sobrina, hasta que me hablas. —Lo siento tía estaba ocupada. —En clases no estabas, pero ya me contarás. —Está bien tía, hablaremos te lo prometo, pero dame tiempo ¿Sí? —Te daré todo el tiempo que necesites, pero quiero que sepas que cuando quieras hablar aquí estaré. —Lo sé tía, pero a ver ¿Por qué me llamabas? —Ah claro, ¿Almorzaste? —No tía. —¿Nos vemos y almorzamos? —¿Pueden ir Federico y Alfredo? —¿Alfredo? si claro, ¿Pasan por mi o yo por ustedes? —Nosotros por ti tía, dime ¿Dónde estás? —En la oficina. —Vale, allá llegaremos en un rato. —Los espero. —Adiós tía. —¿Y bien? —Nos quiere invitar a almorzar, le pregunté si podías ir y me dijo que sí, pero espera, ¿Tienes algo que hacer? —No Catalina, no tengo nada que hacer. —Bueno, igual cualquier cosa que tengas que hacer lo vas a cancelar por mí. —No siempre las cosas van a ser como tú quieras. —Siempre serán como yo quiera. —No te confíes mucho Catalina. —Ay ya, vamos y ya ¿Dónde está Fede? —Donde me esperaste tú en la mañana. —Bien, pasamos por él y vamos a recoger a mi tía. —Como digas. —Se concentra en el volante y no vuelve a mirarme ni un instante, si, si, lo sé, se que estan mal muchas cosas pero es que no se como hacer las cosas, debo pensar antes de actuar, debo preguntarle a él lo que quiere o no sin decidir por él, pero es que se me es más fácil decidir todo yo —si claro, sin darle muchas opciones, todo a tú conveniencia— pongo los ojos en blanco, —en algún momento Alfredo se va a cansar y va a ser tarde para ti— bla, bla, bla, bla, bla, eso no va a pasar, jamás, estoy segura de lo que él siente por mí y es más fuerte que cualquier otra cosa —claro, como digas— aja, se que en algún momento las cosas serán diferentes pero de momento así estoy bien y no quiero nada más. Capítulo 3 —Recogemos a Federico y este no para de hablar ¿Se puede ser más fastidioso? De verdad que no soporto a mi hermano, es muy pesado. —Tu amiga pregunto por tí. —¿Le dijiste algo? —No, nada, me pidió el número de Alfredo. —¿Se lo diste? —Claro —abro mucho los ojos—. —¿Por qué hiciste eso? —¿Por qué no hacerlo? Hasta donde sé, Alfredo esta soltero y Camille es muy linda —lo fulmino con la mirada—. —Es linda sí —dice Alfredo—. —Metela a tu cama pues, como haces con todas. —¿Hay algún problema con eso? —Ninguno —me cruzo de brazos y fijo la mirada por la ventanilla del auto, siento ira por su comentario pero no debo reclamar nada más, ese no es mi lugar—. —Entonces Alfredo —pregunta Fede nuevamente— ¿Si te escribe o llama le atenderás? —Podría ser en realidad —evito voltear para que no se note la molestia en mi rostro—. —Iré por mi tía así aprovecho de ver a mamá —digo una vez que estaciona el auto en la entrada de la empresa—. —Esperaremos aquí. —Claro —bajo del auto y camino sin mirar atrás, saludo al vigilante— no me anuncies con mamá —este asiente y yo continuo mi camino, subo al ascensor y presiono el botón que me llevará a donde esta mama y la tía Madeleine, paso por mi tía de una vez— ¿Puedo pasar? —Por supuesto, te estaba esperando ¿Nos vamos ya? —Permíteme saludar a mamá antes ¿Vamos?. —Claro —caminamos a la oficina de mamá—. —¿Podemos pasar? —pregunto tocando la puerta y medio abriendo a su vez—. —Hija, claro adelante, ¿A que se debe esta sorpresa? Pensé que ya estarían en casa. —No mamá nos retrasamos un poco y ahora la tía nos invitó a almorzar. —¡Oh claro! ¿Federico? —Abajo, en el auto con Alfredo. —¿Él los fue a buscar? —Fede se lo pidió si. —Esta bien ¿Se marchan ya? —Si. —Bien, gracias por tomarme en cuenta. —Mamá. —Si ya, vayan y disfruten de la comida. —Te quiero. —Y yo mucho más —me abraza y salimos de la oficina rumbo al ascensor, llegamos al auto con los chicos—. —Tía —la abraza una vez que esta se sube al asiento trasero del auto—. —Sobrino hermoso, hola Alfredo. —Madeleine. —¿A dónde vamos tía? —A donde ustedes quieran, sabes que conmigo todo es natural. —Lo sé —sonrío—. —Conozco un buen lugar —dice Alfredo—. —Llévanos entonces —dice mi tía—. —Dejamos que Alfredo conduzca por un rato, mi tía es diferente a mamá a pesar de ser hermanas, ella no tiene hijos pero le da consejos a mamá, claro esta, ella no escucha nada de lo que le dicen, todo es como ella dice y nada más, ya estoy aburrida de estar en su burbuja, con la tía todo es natural por eso ella sabe casi todos mis movimientos, sabe de la existencia de Fernando y no lo soporta, ella quiere que yo tenga algo serio con Alfredo y sabe también lo que este y yo tenemos, no esta de acuerdo pero igual me apoya en todo —la miro y le sonrío— ella es divertida, alegre, expontanea, simplemente es feliz, me gustaría ser así de feliz siempre como ella pero con mamá es imposible, mamá es buena sí, pero es que me sobre protege mucho y eso ya no es necesario, ya no soy una niña, estoy en la universidad por Dios, muchas veces siento verguenza pero otras veces la entiendo, no quiere que yo sufra pero sin darse cuenta ella misma me hace sufrir con sus cuidados excesivos, bueno, en algún momento ella tendrá que entender que la vida es diferente y no todo es como ella quiere. —Llegamos a un lugar muy bonito, un poco lejos de la ciudad pero agradable, bajamos todos del auto y Alfredo me abraza desde atrás, mi tía solo sonríe y niega con la cabeza, si, no tenemos remedio, pero así somos. —¿Qué se supone que vamos a comer aquí? —¿Eres ciego Fede? —respondo— ¿No ves que es carne a la parrilla por todos lados? —¿Solo carne? —Hay muchas cosas para escoger hermano. —Así es sobrino, ven, caminemos a ver que nos parece mejor. —Esta bien. —Caminamos por unos minutos y llegamos a un establecimiento de donde sale un olor muy agradable, entramos a este y pedimos una mesa para cuatro personas, nos llevan hasta una y una vez que tomamos asiento hacemos nuestros pedidos de una vez, mientras esperamos conversamos y reímos, no tenemos nada mejor que hacer. —¿Cómo te ha ido en la universidad en este nuevo año Alfredo? —Muy bien Madeleine, ya espero terminar de graduarme de una vez, esto de estudiar no se me da muy bien. —Estudiar es muy necesario. —Lo sé. —¿Cómo te trata Catalina? —¿Cómo crees tú? —No sé, pero me lo imagino. —Estoy aquí. —Lo sé sobrina, lo que no sé es ¿Hasta cuándo vas a seguir así? —¿Quién sabe? —río— es más, pregúntale a Fede lo que hizo hace un rato en mi cara. —Federico —lo mira alzando una ceja—. —Tía, solo le dije que la amiga de Catalina, Camille, me había pedido su número y pues yo se lo di y ya, nada más. —¿No colaboras mucho no? —pregunta la tía en modo de sarcasmo—. —¿Estuvo mal? —Pues claro que sí idiota. —Eres una perra egoísta Catalina, no estas con él y tampoco dejas que este con otra, se supone que estas con el imbécil de Fernando, ¿No sé que rayos le ves? pero debes decidirte. —Hey Fede, calmate. —Déjalo tía tiene razón. —¿Les parece bien si comemos o cancelamos el almuerzo y nos vamos? —pregunta Alfredo de pronto—. —No, vamos a comer y ustedes dos se calman. —Lo sentimos tía. —Nos traen la comida y empezamos a comer todos en total silencio, por momentos miro a Alfredo y lo noto un poco incómodo, de verdad debo parar todo esto, pero es que no quiero, igual en algún momento lo tendré que hacer. Acabamos con él almuerzo, pagamos la cuenta y decidimos regresar a casa, el recorrido de regreso fue un poco incómodo y al llegar a casa bajamos del auto y Alfredo se marcha sin decir nada más.

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