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BAJO LA LUZ DEL SOL

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Blurb

En un pueblo llamado Telluride-Estados Unidos, Jan nació en una familia cristiana, la cual obedece todos los mandatos de Dios, pero a raíz de la llegada de un nuevo alcalde, todo cambia en el pueblo de una manera caótica. Volviéndolo un lugar indeseable, donde se comete todo tipo de pecado y maldad.

Jan intenta hablarles de la palabra de Dios a las personas, pero es rechazado y golpeado en varias ocasiones. Pero un día el sol de la mañana se pone tan candente y caloroso, que quema a las personas con tan solo exponerse. Y todos buscan salvarse de lo que está aconteciendo…

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ENSEÑANZA
4 de noviembre del 2024, en la mañana del lunes, Jan baja a su espacio favorito de la casa para orar como es de costumbre antes de ir a trabajar, pero se va de nuevo a su habitación. Cuando se encuentra con su madre, quien le dice: — Buenos días hijo. — Buenos días mamá. — ¿Porque andas caminando así? — Es que no quiero despertar a Theo, debe de estar durmiendo todavía. — Si le prometiste a Theo que le ibas a enseñar a orar, debes de cumplir. — Claro que sí, pero va hacer mañana. Me queda poco tiempo para llegar al trabajo. — No sé si trabajes hoy. Isabella baja las escaleras. Cuando Yan mira a su madre bajar, y le dice: — ¿Cómo así? — Algo así escuche anoche que llamaron a tu padre. — ¿Mi papá donde esta? — Madrugo, debe de estar allá. En seguida, Jan entra a su habitación y coge su cartera, y luego de salir de su habitación, abre la puerta de la habitación de su hermano y lo ve dormido, y baja al estudio para orar antes de salir… En ese instante, Jan se arrodilla dando frente de una ventana, y comienza a orar dándole gracias a Jehová por el nuevo día. Cuando Theo se le para al frente y toca su cabeza. Haciendo que este abra sus ojos. Y se sorprenda al ver a su hermano, y le dice: — ¿No se supone que tu estabas durmiendo? — ¿Y no se supone que tú me ibas a enseñar a orar el día de hoy? Jan se sonríe un poco, y acaricia la cabeza de su hermano, diciéndole: — Tienes toda la razón, yo te dije eso, así que comencemos por que tengo prisa. — ¿Qué tengo que hacer? — Ponte de rodillas como lo estoy yo. Para agradecerle al Altísimo por este nuevo día. En seguida, Theo se pone de rodillas y de frente a su hermano, y le expresa: — Listo. — Ahora cierra tus ojos y repite conmigo… — Ya cerré mis ojos. — Repite esto… Jehová Dios. — Jehová Dios. — Gracias por este nuevo día. — Gracias por este nuevo día. — Gracias padre por bendecirnos, y enviar a tus ángeles para que caminen con nosotros. — Gracias padre por bendecirnos, y enviar a tus ángeles para que caminen con nosotros. — Te damos gracias señor por resguardar esta familia. Tu eres digno de gloria. Theo abre los ojos, y le pregunta a su hermano: — ¿Tu conoces al señor? Jan abre sus ojos, y le responde: — Claro, el habita en nuestro corazón, claro está, cuando tenemos un corazón puro y lleno de amor para el prójimo. — ¿Cómo es eso? Jan se levanta para ir a trabajar. Cuando Theo lo coge del pie, diciéndole: — No te vayas. — Tengo que ir a trabajar. — Tengo una cosa importante que decirte, algo que no quise decirles a mis padres. — ¿Y qué es? ¿Vas mal en el colegio? — No, yo voy bien. — ¿Entonces? — Si es del colegio. Pero otra cosa. — Dime. — Es que ayer… — ¿Qué? — Me ocurrió otra vez en el salón de clases, que un niño me empujo, él es un poco más grande que yo, será que puedo orar para que otro niño se encargue de ese niño. De inmediato, Yan se sienta en el suelo, y le dice a su hermano: — ¿Qué estás diciendo? — Es que ese niño cada vez que se acerca me molesta. Y me empuja. — Pero no puedes orar para que alguien le pegue, tienes que orar para que el niño cambie. — ¿Y si no quiere cambiar? — Para Dios no hay nada imposible. Cuando veas ese niño se convertirá en tu mejor amigo. Dios transforma corazones de piedra en corazones de carne. Además, te has olvidado de lo que hace días te dijo nuestro padre. — Recuérdame. — La enseñanza que nos dejó Jesús, quien murió en la cruz por nosotros. Debemos de seguir los caminos de Jesús… si alguien te golpea, tu no le devolverás el golpe. Hazle en bien y ora por él, perdónalo. — ¿Por qué? — Grábate esto muy bien Theo. — Si. — Si no perdonas a tus enemigos, Dios vera el rencor en nuestro corazón y nunca podremos ser salvos… es muy importante tener un corazón de carne y no de piedra. — No entiendo nada Yan. — ¿Qué no entiendes? — Eso de corazón de piedra y corazón de carne. — Pues la gente de corazón de piedra: Son personas duras de corazón, personas que no tienen misericordia por otra, que no hacen favores a otros viendo su necesidad… podría hablar bastante de eso. — ¿Y las de carne? — Son las personas sensibles que le duele lo que el otro le está sucediendo y lo ayuda. Son personas que se ponen en los zapatos de los otros, son personas amorosas, sinceras, transparentes y verdaderas. A nuestro señor les gusta a las personas que son de corazón de carne. — ¡Dios es poderoso! — Si, es muy poderoso… me hiciste acordar de una alabanza. — Pues cántala. — Bueno, ponte aplaudir como lo estoy haciendo yo. — Bueno. Theo comienza a aplaudir. Cuando Yan canta: — El Dios de Israel es poderoso. Jehová nuestro Dios no perderá. El guía a su pueblo en la batalla, ante el su enemigo caerá, oh, oh, oh, grita fuerte victoria ante él, alcen todos la voz. Canta y danza el triunfo del señor. Porque el gano y el enemigo, oh, oh, oh, grita fuerte victoria ante él, alcen todos la voz. Canta y danza el triunfo del señor. Porque el gano y el enemigo derroto… ¡derroto!... ¡derroto!... el Dios de Israel es mi campeón, su diestra la conquisto. Y lucha por nosotros a vencer, oh, oh, oh. Grita fuerte victoria ante él, alcen todos la voz. Canta y danza el triunfo del señor. Porque el gano y el enemigo derroto, y el gano y el enemigo derroto, el gano y el enemigo derroto… y son sus cuerdas de amor que cayeron en mí, las que me hacen danzar. Yo no puedo parar de adorarte señor y cantar de tu amor y tu poder. Yo celebrare, cantaré a él, con un cantico nuevo, yo celebrare, cantaré a él, con un cantico nuevo. Alabaré a Jehová porque él ha vencido con poder. Alabaré a Jehová porque él ha vencido con poder. Yo celebrare, cantare a él, con un cantico nuevo. Yo celebrare, cantare a él, con un cantico nuevo. Alabare a Jehová porque él ha vencido con poder. Alabare a Jehová porque él ha vencido con poder. Celebra con gozo delante del señor, porque él es digno de alabar, canta con tu espíritu aplaude con tus manos, mi Dios es digno de alabar, digno, digno, él es digno de alabar. Aleluya, mi Dios es digno de alabar. Celebra con gozo delante del señor, porque él es digno de alabar, canta con tu espíritu aplaude con tus manos, mi Dios es digno de alabar, digno, digno, él es digno de alabar. Aleluya, mi Dios es digno de alabar. Y son sus cuerdas de amor, que cayeron en mí, las que me hacen danzar y celebrar, yo no puedo parar de adorarte señor. Y cantar de tu amor y tu poder. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador, mi gloria, mi fuerza, en el confiare. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador, mi gloria, mi fuerza, en el confiaré. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador, mi gloria, mi fuerza, en el confiaré. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador… mi gloria, mi fuerza en el confiaré… Yan termina la alabanza y aplaude, mientras Theo también aplaude, y le dice: — ¿Cómo es que te aprendiste todo eso? — Es el amor por adorar a Dios. Así mismo lo harás tú, en cualquier momento. Y recuerda, no pelees, déjaselo todo a Dios. — ¿El peleara por mí? — Claro. Yan se levanta, y dice: — Voy a buscar a papá. — Chao hermano. — Chao pequeño Theo. Jan sale del estudio, y le dice a su mamá, la cual está en la sala arreglándola: — Ahora si me voy. — Que te vaya bien, y dile a tu padre que no se esfuerce tanto, que recuerde su espalda. — Yo le digo… En ese instante, Jan sale de la casa. Cuando por la ventana Theo le grita: — ¡Chao yan! Jan se da vuelta, y le expresa: — Te portas bien con mamá. — Si. Jan se va caminando y saluda a varios amigos de la iglesia que se encuentra al rededor… Jan pasa varias cuadras, hasta que llega a la casa donde está trabajando junto a su padre, y antes de tocar a la puerta escucha los fuertes sonido de la porra, y dice: — Oh, no, mi padre es muy necio, sabe que se lastimo la espalda y no me espera para hacer eso. En ese instante, Yan toca el timbre de la casa. Cuando el dueño le abre, diciéndole: — Buenos días muchacho. — Buenos días señor Stem. — Tu padre hoy te ha ganado. — Eso vi. En ese momento, un vehículo que patrocina a un aspirante de la alcaldía pasa por ese lugar. Cuando Stem y Jan lo quedan viendo… Stem le dice a Yan: — Ya comenzaron con su política. — Así parece. — ¿Tienes algún candidato? — Yo solo voto por presidenciales. — Ah… bueno, entra y ayuda a tu padre. — Con permiso. — Sigue. Jan va hacia la cocina. Cuando se encuentra con la esposa de Stem, y le expresa: — Buenos días doña Gladis. — Buenos días Yan. Blick queda viendo a su hijo desde lejos, y le dice: — Bonitas las horas en llegar. Jan se acerca a su padre con una medio sonrisa, y le responde: — Aquí el que madrugo demasiado eres tú. — Toca adelantar este trabajo. — ¿Y amaneciste bien de tu espalda? — Si, no es nada de otro mundo, además, Dios me da la fuerza suficiente para trabajar duro. — Pero sabes muy bien, que hay que descansar. Y más, cuando se ha lastimado, presta para acá esa porra. Blick le entrega la herramienta a su hijo. Cuando Stem se acerca a ellos, y les dice: — Voy a comprar las cerámicas que faltaron, pero quiero hacerles una pregunta. Blick mira a su hijo y luego le dice a Stem: — Díganos. — Yo sé que ustedes nos dijeron que esta cocina y el baño lo entregarían en veinte días, pero será que este trabajo podría ser entre quince días. Es que mi esposa y yo vamos a viajar y queremos que todo esté listo para irnos. Jan le dice a Stem: — No podemos trabajar a la carrera, nosotros vamos a trabajar muy bien, pero con el tiempo que le dimos. Si hacemos las cosas así, de seguro algo podría quedar mal. Blick también dice: — Lo que dice mi hijo es muy cierto. Gladis escucha todo, y le expresa a su esposo: — Deja de molestar a los trabajadores, nosotros podemos viajar cuando el trabajo se termine. — Es que quería llegarle de sorpresa a mamá. — Que se espere, primero lo primero, y lo primero es esto. — Tienes razón. Gladis mira a Blick y a Yan, y les dice: — No se preocupen, demórense si quieren un mes. Stem le dice a su esposa: — ¡Tan poco! Jan y Blick se sonríen bastante, y esperan a que la pareja se retire hablar a la sala y comienzan a trabajar… Después de media hora, y de trabajar duro en la cocina, Yan y Blick se sientan y descansan un poco… En seguida, Blick le expresa a su hijo: — Gracias hijo, has aprendido todo lo que yo sé de este trabajo, y más, ya puedes construir tu propia casa. — Es posible, pero aun necesito tu ayuda. — Tienes la ayuda Dios… es verdad… primero le doy gracias a Dios, porque has salido un buen hijo, un buen hermano, un hombre que le teme a Dios. Eres mi bastón, espero que Theo sea como tú. — Como no le voy a temer a Dios. Si él, lo es todo. Él es nuestro padre celestial. Él nos ha dado todo… Gladis está escuchando todo lo que habla Jan y su padre desde una pared cercana, y dice: — ¿De quién es que hablan? ¿Quién es Dios? Gladis no se aguanta más, y aprovecha que su esposo se fue a conseguir las cerámicas, y se va hasta la cocina improvisada y llena dos vasos de limonada. Y se va a donde están Jan y su padre, y les dice: — ¡Miren! Para la sed. Jan y su padre le agradecen a Gladis. Cuando esta les dice: — También pase por casualidad y escuche que ustedes mencionaban a alguien con gran devoción. Llamándolo Dios. ¿Quién es Dios? Jan y Blick se miran las caras de asombro. Cuando Blick se le adelanta a Jan, y le dice a Gladis: — ¿Cómo es posible que usted no sepa quién es Dios? — No, no se. — Usted está parada y respirando por él. — ¿Cómo así? ¿Explícate? Jan le dice a su padre: — Deja que yo le explique. — Bueno hijo. En seguida, Jan le explica a Gladis: — Desde el principio Dios creo a este mundo, creo el cielo y la tierra, hizo el día y la noche, creo el mar, creo a los animales y luego creo al hombre y a la mujer. — Pero que es lo que dices muchacho, el mundo se creó por una gran explosión. — No voy a entrar en discusiones, lo que yo le digo es verídico. Esto lo encuentra en la biblia. — ¿Y eso es?... — Un libro inspirado por Dios. — No entiendo nada. Blick le dice a Gladis: — ¿Qué es lo que no entiende? — Nada, absolutamente nada, he quedado muy confundida. — No hay nada en que confundirse, solo debe de leer la biblia y entenderá de que estamos hablando. — No soy muy buena para leer libros, de pronto mi esposo, a mí me gusta viajar. Y disfrutar de los paisajes que ofrece la naturaleza. Jan le expresa a Gladis: — Naturaleza que creo Dios en todo su esplendor. — Una pregunta a los dos… ¿ustedes hablan con Dios? Blick le responde a Gladis: — Le hablamos en medio de la oración. — ¿El los escucha? — Por supuesto, Dios lo escucha todo. Jan le dice a Gladis: — Dios lo ve todo y lo escucha todo, él puede saber lo que estas pensado, el ve las intenciones del corazón. — ¿Y dónde está? — Él está en todas partes. Stem llega con las cerámicas que hacen falta. Cuando Gladis mira hacia todas partes, y le dice a Jan y a su padre: — Ustedes lograron inquietarme un poco con esa historia sacada de no ser donde, pero ya llego mi esposo… Gladis se va a recibir a su esposo. Cuando Blick y Jan quedan sorprendidos por lo que dijo Gladis y se miran las caras… En seguida, Blick le dice a su hijo: — Terminemos este trabajo rápido para salirnos de esta casa. — Estoy totalmente de acuerdo contigo. En ese momento, Jan y Blick se ponen a trabajar, mientras Gladis atiende a su esposo, diciéndole: — Te demoraste bastante. — Es que no se encontraba el mismo tono de la que tenemos acá. — ¿Pero la encontraste? — Si, y a ti como te fue. — Regular. — ¿Y eso? — Nada, yo que quise interactuar con los trabajadores, pero me van saliendo con algo que nunca había escuchado. — ¿Algo como qué? — Que hay un Dios que creo todo lo que vemos, que creo la tierra y los mares, y que nos creó a nosotros… ¿tú puedes creer eso? — Hace años escucho algo así, pero yo no creo. — Yo nunca había escuchado eso. Y tan poco creo. — Es mejor Gladis, que no interactúes tanto con los trabajadores. — Si… En la cocina, Jan y Blick sacan todos los escombros de la cocina vieja y organizan los cables de electricidad… En seguida, Jan le pregunta a su padre: — ¿Cómo es que una persona pase toda su vida sin saber de la existencia de Dios? — ¿Y me lo preguntas a mí? — A quien más le pregunto. — Bueno, yo creo que ella se la ha pasado toda su vida viajando, que no se ha detenido a pensar en su alma… bueno, de pronto hasta no sabe que tiene un alma. Jan se pone a reír un poco. Cuando Stem los sorprende, y les dice: — Oh, veo que están muy contentos con el trabajo. Blick le responde a Stem: — Hay que sonreírle a la vida. — Eso está bien… ah, hay traje las cerámicas del mismo color. — Bueno, con la ayuda de Dios, esta cocina y el baño le va a queda muy bien, solo tiene que esperar el tiempo que le dijimos. — Está bien, bueno, yo los dejo trabajar… Stem se va acompañar a su esposa al jardín. Cuando Yan le expresa a su padre: — Veo a el señor Stem muy impaciente con la fecha de este trabajo. — Le toca aprender a esperar. Nada es fácil en la vida. — Eso es verdad… Casa de los Gonzales, Isabella termina de hacer el almuerzo y de organizar la casa con ayuda de Theo. Y se sienta a leer unos versículos de la biblia, mientras Theo se pone a contar los vasos de la vitrina, y al llegar a diez, mira a su mamá, y le interrumpe, diciéndole: — Aquí faltan dos vasos. Isabella mira a su hijo, y le dice: — ¡Ven acá! — Yo tenía contado todos los vasos. — Esos son todos los que hay, ahora me vas a dejar leer la biblia. — Si. — Siéntate conmigo. — Voy a jugar con mis carros. — Bueno, ve al jardín. — Si… Horas más tarde, Jan y Blick se van a comer a su casa, y en el camino ven a muchas personas participando en política… Jan le pregunta a su padre: — ¿Cuándo estará bueno el carro? — Pasado mañana. — Ah. Blick le dice a su hijo: — De todos los aspirantes para remplazar el actual alcalde, no veo a ninguno. — No seas así papá, de pronto haya alguien que sea mejor que el actual. — No he visto a ninguno, todos me parecen que van por el puesto, pero solo para beneficiarse ellos, y eso está mal, muy mal. — No me parece que el actual alcalde le haya ido tan mal, él ha hecho muchas cosas por el pueblo. — Pero qué me dices del anterior de él, el pueblo no avanzo. — Bueno papá, dejemos todo en manos de Dios. Y esperemos que el pueblo elija bien… creo que no puede haber alguien peor que esa persona, por quien votaron antes. Aunque no es bueno hablar así… En ese instante, uno de los políticos se sube a tras de una camioneta e intenta hablar con la gente…

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