Capítulo 1 - Obligaciones de Monarca

1347 Words
Obligaciones de Monarca Daniel Villalba. Maldigo la hora en que mi madre decidió traicionar a papá, sin saber que las futuras generaciones, incluyéndome a mí - su hijo - pagaríamos por sus acciones...  No soy una persona sin sentimientos pero en lo que a mi concierne esa mujer no es mi madre, sí ella me mantuvo en su vientre nueve meses, me dio la vida pero no ha estado presente en ella ni un solo año desde que tengo memoria y todos los que me han visto crecer me lo confirman.  Mi deber con para Lowlands es mayor a todas las demás cosas que las personas creen importantes. Aún así tengo clara una cosa no soy un embustero como mi madre, ni tampoco pienso seguir totalmente los pasos de mi padre, por más que fuera el Rey, primero fue ser humano, debió pensar en su gente, en el pueblo que se regia bajo su mandato y como les afectaría a ellos su falta de madurez.  Cada paso que doy o cada cosa que hago es evaluado y vigilado por la Corte Real y por el Consejo, por el momento debo de proteger y seguir al pie de la letra los decretos del antiguo Rey. Me he preparado durante toda mi niñez y juventud para ser un buen gobernante, para cuidar y ser justo con las personas de mi reino.  - Su Majestad, el ministro requiere de su presencia en el salón principal - me hacer saber una de las sirvientas del palacio.  - ¿Te dijo para qué? - pregunto sin mirarla.  - Daniel... Digo su Majestad, sólo soy una sirvienta más aquí. ¿Cómo cree que el gran ministro me diría algo? - cuestiona un poco ofuscada - Sobre todo si lo incluye a usted en ello - al observarla ella inclina la cabeza y hace una reverencia.  - katya... - nombro apretando los dientes.  - Olvidelo su Majestad - vuelve hace una reverencia - Eso es todo, que pase buena mañana.  - ¡Demonios! - me observo en el espejo y arreglo mi camisa - Muy relájate, Daniel - me auto aconsejo .  Platicar con el ministro no es para nada fácil, no entiendo como mí padre tenía la paciencia para no mandarlo al carajo.  'No lo hacia, simplemente mantenía su posición de Rey y seguía el protocolo. Igual que tú lo tienes que hacer, de ahora en adelante' - responde mi mente.  Por supuesto, es que aunque el Rey sea la peor persona del mundo debe de aparentar algo muy diferente frente a aquellos que pueden cuestionar su cargo y dárselo a quien si sepa ejercerlo. Puede que este no sea mi caso, al menos no me considero la peor persona del mundo, pero tengo claro que no dejaré que nadie me falte el respeto o se mofe de mi labor como rey de Lowlands, el que sea más joven que cualquiera otro rey anterior fui preparado para el cargo desde muy temprana edad por lo que soy lo suficientemente capaz de velar correctamente por los míos y sus necesidades.  Camino por los aburridos y tan conocidos pasillos del castillo, algún día, no muy lejano mandaré a reconstruir algunas secciones del palacio.  - Su Majestad - nombra el ministro, haciendo una reverencia.  - No es necesario - con la mano le indico que se levante, mientras tomo mi lugar en la mesa - ¿A qué se debe su llamado, ministro?  - El General, nos ha informado que hace dos semanas los nuevos reclutas han empezado ya el entrenamiento - anuncia sentando se a un lado de mí.  - Disculpe, ministro pero me parece que un rey puede encargarse de cosas más importantes. Siento que usted esta denigrando mi labor al citarme solo para informarme algo que el mismo General puede hacer.  - Su Majestad, cómo podría usted pensar que yo osaría hacer algo como eso - expone fingiendo estar ofendido.  - No se preocupe ministro, tal vez puedo estar siendo un poco insensato - me disculpo tratando de sonar real - ¿Existe algún otro comunicado?  - Así es, Daniel. Sé que para ti el concepto de tener una familia no esta en tus planes por ahora, pero creo, supongo que sabrás que para mantener tu puesto como rey... - alzo la mano para que se detenga.  - ¿Esta usted insinuando que debo contraer matrimonio obligatoriamente? - pregunto tomando una posición un poco más seria - Por favor, no me trate de tú. - Es correcto, todo rey siempre a gobernado junto a su reina, ella es una parte esencial para que la cosas en el reino fluyan bien y como deberían de hacerlo - explica frunciendo el ceño.  - Ministro, por favor absténgase de hacer esa clase de comentarios - requiero con molestia - Mi padre...  - Tu padre, Daniel, él gobernó junto a tu madre por varios años - cierro con fuerza los puños - Obtuvo la madurez suficiente para después hacerlo sin una mujer al lado.  - No le permitiré que vuelva a nombrar a esa mujer - regaño manteniendo la serenidad - Le recuerdo, ministro que el trono de Lowlands me pertenece por nacimiento así no es tan necesario que me case para seguir siendo el rey - aseguro colocando mis manos sobre la amplia mesa.  - Me parece que no quieres seguir el protocolo, ¿Sabe su Majestad que eso se puede castigar incluso con la muerte? - cuestiona mirando con enfado.  - Vuelven sus amenazas ministro, también tengo entendido que atentar contra el rey es considerado una falta - contraataco sin apartar la mirada de él.  - Estas son obligaciones de monarca, Daniel - intento contestar pero él habla nuevamente - Muy bien, el ambiente se ha vuelto tenso. Pasemos al resto de temas.  - De acuerdo, sigamos - opina el presidente de la Corte Real, al cual ni siquiera había notado.  - Algunos de los pobladores están pidiendo un nuevo mercado, no tan grande con el que ya existe - explica el notario.  - ¿Qué ha pasado con el mercado que ha construido mi bisabuelo? Ese estaba en perfectas condiciones - pido saber.  - Señor, los pueblerinos nos manifiestan que es necesario. Algunos de los puestos se han extendido y han empezado a dejar sin lugar a otros - habla esta vez la secretaria.  - Bien, veré ese asunto mañana por la mañana. Notario por favor avise que mañana estaré por allí a los vendedores y solicitantes - él asiente y anota todo al pie de la letra.  - Señor sería bueno que se reuniera con el secretario del reino vecino - dice el ministro - Majestad no crea que estoy tratando de alguna manera de guiarlo, pero nos convendría hacer tratos su rey.  - Si es así, ministro, ¿Por qué debería reunirme con el notario? ¿Esta tan ocupado su Majestad para no poder recibir a un colega? - interrogo alzando una ceja.  - Majestad para nadie es un secreto que el rey no da la cara muchas veces.  - No me conviene trabajar de esta manera. Me parece un poco absurdo - expreso poniendo los ojos en blanco - Pero la construcción del puente entre los reinos sigue en pie - Desvió mi mirada hacia el presidente y este asiente.  - Daniel, el rey tiene dos hijas, ambas en edad para contraer matrimonio - señala el ministro.  - ¿Por ello desea que haga tratos con él? Cuando me case será porque yo así lo quiero, no porque este bajo la presión de la Corte - anuncio en tono bastante elevado. - Entiéndelo Daniel, en esta vida, en esta sociedad nada será porque te guste, sino al contrario - indica levantándose - Debes entrar en razón, estaré enviándote los nombres de jovencitas que estarían encantadas de ser tu esposa. Con tu permiso - hace una reverencia y sale.  - Miembros de la Corte, por favor dejemos esta cita para la tarde. Notario programeme una reunión con el jefe del Consejo - pido.  - Claro, su Majestad - accede para después retirarse. 
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