Epílogo

739 Words

Tres semanas después seguían sin una noticia. La muchacha y su hermana simplemente habían desaparecido. Vitali aún mantenía a sus hombres en movimiento, mientras que Ramiro soportaba en silencio el dolor que le abría el pecho.  El bonito cuadro de Lucía, porque para el castaño siempre sería Lucía, estaba colgado en su habitación, justo enfrente de su cama, recordándole lo bonito que se sentía tenerla entre sus brazos, oír su voz, respirar su aroma a vainilla mientras le besaba el delicado cuello. Vitali, por su lado, colgó el suyo, el más grande, en la sala, esperando que, si alguno de sus muchos visitantes, reconociera a la artista, le pudiera dar una pista de su paradero. El otro, el pequeño, lo tenía en su habitación. No se arrepentía de haber matado a Ocaña, solo le dolía saber que e

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