Capitulo 4

1601 Words
– ¡Alice! –esa voz susurra entre mis sueños–eres mía, Alice–las manos frías suben por mis muslos y se deslizan por todo mi cuerpo. Quiero luchar, quiero gritar, pero ese hormigueo de adormecimiento era lo único que sentía además del miedo que golpeaba mi lecho con fuerza. – ¡Déjame! –grito, pero no tengo voz, no puedo hacer nada y muchas manos me tocan de manera despiadada hasta arrancarme los brazos y piernas. – ¡Alice! –Cereza zarandea mi cuerpo. Abro los ojos y estoy en mi habitación, el sol se cola por la ventana y el gran espejo refleja a una yo asustada y demacrada, a alguien diferente. Mi piel se sentía húmeda, fría, mi corazón corría tan acelerado que pensaba que saldría por la garganta. De nuevo ese sueño. Otra vez soñaba con su voz, aunque no podía ver su rostro, pero estaba segura que Drakon seguía luego de nuestro encuentro en mis sueños todas las noches. – ¿Estas bien? –pregunto asustada–pensé que te estaba dando un ataque, ¿qué es lo que te pasa? –se sentó en mi cama mirándome frente a frente. La imagen de Cereza solo me reconforta. La abrazo sin saber porque y acaricio su cabello a pesar de que a ella le incomoda. – ¿Has estado consumiendo químicos? –pregunta–porque si es así creo que deberías dejarlo, no puedes con ellos. –Cállate, tonta. Solo tuve una pesadilla ¿tú nunca la has tenido? –Le Sonreí ya tranquila. –No, la verdad es que nunca he soñado o si lo hice, ni me acuerdo–se encogió de hombro suavemente–no importa, ahora vístete, tenemos que ir de compras, hoy tenemos otra fiesta en el castillo n***o ¿no te emociona? –dijo mostrando una sonrisa sarcástica. –No–me levanté y fui derecho a mi baño para quitarme el sudor pegajoso de la cara–sabes que no me agradaron los dueños. –Ellos no importan, su castillo sí, es historia, según mis investigaciones descubrí que el constructor de ese castillo fue el mismo que construyo el castillo de un conde en Rumania ¿no es genial? –para Cereza todo aquello era genial, la historia, los secretos, descubrir cosas que son interesantes, pero a nadie le importa, ella siempre buscara la verdad como una gran reportera. Mi teléfono suena en el acto, la canción de Sía "cheaps trill" no para de sonar. Tomo rápido y atiendo. – ¡Hola, hola! –esa voz rosa inconfundible era la de Jessica–ya estamos aquí, así que mueve tu trasero y baja, hoy iremos de Compras. Esta era la primera vez que no me sentía motivada. En otra ocasión yo hubiera estado muy feliz, pero comprar ropa para ir a ese castillo, de nuevo sentiría los fantasmas y esos ojos fríos encima de mí. Mi estómago reaccionaba con repulsión cada vez que lo pensaba, como siempre esa idea me torturaba. Me sentía nerviosa, aterrada y todavía confundida por ir a ese lugar. –Somos una familia–mamá dijo cuándo me negué a ir. –Será divertido–Jessica también dijo una vez que le conté todo. –Me muero por visitar ese castillo–me dijo Bernardo una hora después de saber que iría. Jessica convenció a Drakon que todos sus amigos fueran y entre ellos estaba mi novio, Bernardo iría, pero esta vez conmigo en el auto de papá a pesar de que él no tenía ni idea, pero esa fue la condición que le di a mi madre para ir. No quería estar sola en ese lugar y mi novio era un apoyo incondicional, mi guardián. El chico que me protegería de los acosos de ese hombre. Mi hermana baja rápidamente. el convertible plateado de Jessica estaba aparcado frente a mi casa. Santa la acompañaba y ambas cargaban unos grandes lentes de sol que llaman mucho la atención. Cereza corre hacía el auto y es la primera en entrar. Yo no sé si esto era buena idea, pero no seguir a Jessica solo haría que se pusiera furiosa por culpa de su obstinación. El aromatizante a vainilla inunda mi nariz, la música de Iggy Azalea se escucha tan duro que siento como mis oídos están a punto de estallar. A toda velocidad y rompiendo las reglas nos dirigimos a todas las tiendas que podrían existir en la isla, las cuales están esparcida en el centro con rascacielos tan grandes que no le envidiábamos nadas a New York u otra gran ciudad del mundo. Las personas caminaban felices por todos lados, los turistas siempre eran turistas ya que siempre caminaban con bermudas cortas y sandalias, las mujeres usaban camisas cortas y tan pegadas a sus cuerpos que podíamos ver sus trajes de baños. Siempre había muchos usando bicicletas, otros le encantaban más los buses con aire acondicionados y los demás solo caminaban admirado por esa mezcla entre la modernidad y lo histórico se mezclaba gracias a los castillos de piedra blanca que se esparcían por puntos estratégicos. La gran plazoleta era la que más llamaba la atención, frente a ella una catedral de estilo gótico con torres puntiagudas y grandes campanas en sus puntas se podía ver desde numerosos puntos de vista, sus cristales coloridos con ángeles guerreros atrapando demonios. Hechizaban a pueblerinos como fuereños, este era un sitio en dónde la fe era entregada ciegamente. Callada y de mal humor camino con tres chicas parlanchinas hacía una de las tiendas de ropa. En ella había vestidos vistosos y atrevidos que Jessica estaba encantada de usar. Ella Corrió con mi hermana agarrada de la mano hasta un maniquí que tenía un vestido n***o con gran escote en los pechos y tan ceñido que mostraba su cuerpo de mujer. –Se te vera tus partes íntimas–se quejó Santa cuando vio cómo se adhería a la perfección en su cuerpo–eres apenas una.... – ¡Una mujer! –le interrumpió ella–ustedes que opinan ¿creen que le gustara? –se dio vuelta para mirarse al espejo con mucha confianza–este es mi oportunidad de tener un marido guapo y rico. – ¡Que frívola! –mi hermana le acuso saliendo con un vestido blanco de cuello de tortuga y con una falda esponjosa negra que la hacía ver completamente hermosa, sus largas piernas estaban cubierta por medías largas de nylon que hacía juego con su traje. – ¡Mira cómo ha crecido tu hermana!, de seguir así será más bonita que tu ¿no te preocupas? –pregunto Jessica admirándola. –No me preocupo–y esa era la realidad, es más, me alegraba que Cereza fuera tan bella como mi madre–creo que así te ves hermosa, deberías llevarlo y deberían apurarse, no es como que fuéramos a un show o algo por el estilo. – ¿Que dices? –grito ella ofendida–iremos a la fiesta de mi futuro esposo–recalco a la vez que corría las cortinas. – ¿No te gustaba Patrick? –preguntó Santa impresionada–hasta hace poco estabas derretida por él. –Sí, es sexy, pero no lo que quiero, te lo puedes quedar, sé que te gusta mucho. – ¿Que...? –santa no pudo evitar colocarse tan nerviosa que se sentó y oculto su rostro entre su vestido color crema para que no viéramos lo que era evidente. Era tan claro que santa le gustaba ese chico nuevo que no me di cuenta las veces que siempre se le quedaba mirando embobada y luego esquivaba la mirada cuando el solamente giraba a su dirección. –Yo creo que también le gustas–coloco mi mano en su hombro para animarla, pero solo la avergüenzo más–vamos, no seas tímida. –No es tímida. Es que... Si, era ese grave problema que ella había tenido desde que era una niña. Su amor siempre iba más allá de cualquiera barrera y cuando hablaba de amor me refería a su extraña devoción por los vampiros y hombres lobos. La magia, todo lo encantado y la fantasía estaba sumergido en su vida, por eso muchas veces la consideraban rara los muchachos de la clase cada vez que se acercaban a ella. Pues si algo tenía Santa era su gran belleza gracias a los ojos rasgados y esos labios carnosos pero debido a su forma de ser le costaba acercarse a los demás. –Creo que vamos a tener que buscar una manera de ayudarte–Jessica le dijo–no permitiré que mi amiga se vaya sin novio en lo último que queda del último año, yo Jessica, la mujer más bella de todo Santa Apolonia prometo con mi vida que no tendré descanso hasta que tú y ese chico de cabello rojo y gran trasero sean novios. –Es solo un idiota–se quejó mi hermana saliendo – ¿es tan difícil de entender? –¡Oye, Alice! Creo que tu hermana tiene gustos lésbicos. –Claro que no. En realidad, también me atrajo mucho ese chico, pero piénsenlo bien ¿en realidad vale la pena estar con alguien como él? –Si ¿o no Alice? – Las tres me miraron fijamente, la conversación poco a poco se estaba saliendo del camino y no quería seguir hablando de ciertas cosas delante de Cereza. Me levanté y solo me metí en el vestidor ignorándolas. –Muy valiente de tu parte, eres una cobarde–Jessica finalizo la conversación molesta.
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