Cuando se le dijo que estaba prohibido involucrarse con alumnos, ella jamás pensó lo difícil que se lo iba a poner uno en particular.
En un salón de clases lleno de chicos problemáticos él llamó la atención de la inexperta nueva maestra de literatura, Helena, no porque no fuera un problema sino porque era el más grande al que se había enfrentado.
Sin embargo, tras una tarea ignorada por muchos ella se enteró de algo sorprendente. ¡El buscapleitos, rompecorazones y criminal escribe literatura!
Pero...¡¿tenía que ser erótica?!
«— ¿Qué sucede? —preguntó, buscando mis ojos con su rostro ladeado sobre mi escritorio, dejándome ver una mirada similar a la de un depredador— ¿se lo está imaginando?»