Capitulo 5

1392 Words
—Porque sabía que esta sería la reacción. ¿Y desde cuándo llevas colores? —preguntó, intentando suavizar el tono acusatorio mientras los hombres del club las rodeaban. Sabía que en ese club no se peleaba sin pertenecer a uno de los MCs locales o sin una invitación suya, lo cual era raro. —Nicky, quizá deberíamos hablar de esto mañana, con la luz del día, cuando hayamos tenido tiempo de calmarnos y no digamos nada de lo que nos arrepintamos —sugirió Holly—. Estoy agotada y mañana tenemos un día duro en el trabajo. Así que, mejor no hablemos de esto ahora —casi suplicó. —Bien, vete. Iré con Dean. Ya terminó por hoy —dijo Nicky, frunciendo el ceño a su hermano gemelo. Aunque solo le llevaba unos minutos, seguía siendo la mayor y no tenía problema en usar su papel de hermana mayor—. No te preocupes. No dejaré que mi boca se adelante a mi cerebro. —Nicky, no creo que sea buena idea que te quedes aquí —dijo Holly con cautela. —Tienes razón —dijo Dean—. La llevaré a casa para que me regañe en privado —le guiñó un ojo a Holly y le dedicó una sonrisa torcida—. Me alegra verte, Hols —añadió. —Me llevo a Holly a casa —gruñó Teddy. Fue lo primero que le oyó decir, y ella parpadeó sorprendida. Pero, claro, su voz no siempre había sido tan grave, ¿verdad? —No hace falta. Conduje esta noche porque Nicky estaba muy nerviosa —dijo Holly—. Estaré bien. Saldré con ellos dos. —Señaló a Nicky y a su hermano. Teddy gruñó, y Holly no supo si estaba de acuerdo o si la desestimaba. Unos treinta minutos después, se separó del grupo y se dirigió a su coche. Descubrió que él la había desestimado cuando Teddy la siguió en silencio y la observó mientras entraba en el coche y cerraba las puertas. Solo entonces se alejó, sabiendo que ella iba de camino a casa. Su teléfono se activó cuando llevaba menos de diez minutos en la carretera. Entonces, usando el manos libres, contestó. —Oye, Dean y yo vamos a tomar algo al Three Monkeys. ¿Quieres venir? —preguntó Nicky con entusiasmo en cuanto Holly respondió. —No, lo decía en serio cuando dije que mañana es un día importante en el trabajo. ¿Por qué no nos vemos el fin de semana o a una hora razonable? Iré entonces —dijo riendo—. Ya casi es medianoche. —Necesito redefinir los límites con Dean. No hemos sido cercanos en los últimos años. Así que me portaré bien y no beberé mucho —dijo Nicky. Luego, con dulzura, añadió—: Me portaré de maravilla si vienes con nosotras. —No sabes cómo me pongo si no duermo lo suficiente. Cinco horas es mi mínimo, y apenas voy a llegar a eso ahora —le reprochó Holly a su mejor amiga. —Bien. Pero eso significa que mañana serás tú quien tenga que despertarme si quieres que esté allí para lo que sea que vaya a suceder y que no te puedas perder —dijo Nicky con fastidio. —Entra cuando puedas. Puedes irte después de esta noche —suspiró Holly y colgó. Estaba cansada y tenía frío, y deseaba llegar a casa. Pero miró por el retrovisor y juraría que una maldita motocicleta la seguía. Con todas las cosas raras que le habían estado pasando últimamente, no sabía si debía preocuparse o si alguno de los chicos del club de motociclistas de Dean había decidido seguirla hasta casa para asegurarse de que estuviera bien después de la pelea. La moto redujo la velocidad al entrar en el aparcamiento vigilado del edificio donde tenía su apartamento. Le encantaba ese edificio porque nadie podía acceder a su puerta sin una llave para el ascensor o sin anunciarse en recepción. Claro que, si planeaba recibir visitas, simplemente la llamaban directamente o ella les daba una tarjeta de acceso provisional. Aun así, le gustaba la seguridad del edificio, razón por la cual había comprado el apartamento en lugar de vivir en la encantadora casita que le había dejado su abuela. Al abrirse las puertas del ascensor en su piso, se olvidó de quien la había seguido y entró en su apartamento. Mientras se duchaba rápidamente, repasó mentalmente los sucesos de la noche anterior por última vez y decidió alejarse de Dean. No quería volver a verse envuelta en esa vida. Holly puso una lista de reproducción de *soft rock* en Spotify y se metió en la cama. Después de una infancia llena de locura y caos cada noche, ya no podía dormir sin ningún ruido. Sonrió al escuchar "Scar Tissue" de los Red Hot Chili Peppers y cerró los ojos, solo para ver la imagen de Teddy, a quien tanto había intentado ignorar esa noche. Teddy había sido su primer gran amor y el chico con quien perdió la virginidad, pero después de todo lo sucedido, no podía permitirle volver a entrar en su mundo perfectamente ordenado, y no lo haría. Todos los que conocían su pasado ya no estaban. Ni siquiera estaba segura de que Nicky lo supiera o lo recordara, aunque parecía recordar mucho de aquella época. Al fin y al cabo, todos habían sido adolescentes entonces, y ahora eran adultos tomando decisiones de adultos, como dejar el pasado en el pasado. Tras media hora dando vueltas en la cama, Holly se levantó, cogió su libro favorito y empezó a leer, dejándose llevar por el mundo de fantasía que tanto amaba hasta que el sueño la venció. Despertó con dolor de cuello y el libro manchado de baba, pues se le había caído sobre la comisura de los labios mientras dormía. ***** Carter casi siempre era la primera en llegar cada mañana a la cafetería Simply Beans. Estaba cerca de la tienda que ella y Holly habían construido a partir de un sueño y se convirtió en el punto de encuentro matutino de las cuatro amigas que trabajaban para mantener su negocio a flote durante la crisis del Covid. Cuando se acercó al mostrador, el dueño le sonrió ampliamente. —¿Lo de siempre? Tenemos una nueva porción de tarta para el desayuno, ¿te apetece? —preguntó. Levantó un plato con una porción cuadrada que podría describirse como una quiche, pero sin la masa. —Es de calabacín y zanahoria, sin beicon ni jamón —intentó convencerla, sabiendo que era vegetariana. —Claro, pide cuatro y diles que es la nueva rebanada de desayuno, sin mencionar las verduras —dijo riendo levemente. Luego, tras pagar la cuenta, tomó el número del mostrador y se sentó en su lugar habitual, junto a la ventana, a esperar a sus amigas. —Hola, Carter —dijo Vanessa al entrar y dejarse caer en una silla de su mesa, sabiendo que Carter habría pedido por ellas aunque le tocara pagar la cuenta a ella. —¿Sigues teniendo problemas para dormir? —preguntó Carter. —Necesito mudarme. Lo sé, pero mi apartamento está tan cerca de todo lo demás que sigo pensando que puedo soportar el ruido de los edificios de al lado —suspiró—. Últimamente no ha estado tan mal, pero dejé mis tapones buenos en la Cueva de Cristal. Compraré otros esta tarde —dijo bostezando. —Dame cafeína —dijo Nicky mientras se dejaba caer en una silla a la mesa, con aspecto de no haber dormido mucho. —Ustedes dos son lo peor —les reprochó Nessa, pero sonrió cuando Angelo llevó el café a la mesa junto con la rebanada de desayuno. —¿Es alguna porquería vegetariana insípida la que intentas darnos de comer? —gruñó Nicky, sin importarle que Angelo siguiera de pie junto a la mesa. —¡Hola, chicas! ¡Hola, Angelo! ¡Qué rico, esto se ve genial, gracias! —dijo Holly, tomando la última silla de la mesa—. Ay, parece que tendremos que pedir otra ronda en unos minutos, Angelo —dijo riendo al ver a las dos amigas con aspecto cansado esa mañana. —¿Qué te tiene tan alegre? —preguntó Carter, más interesada en la amiga feliz que en las dos desdichadas.
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