Capítulo 85. Una visita inesperada.
La mansión Ferrer estaba más animada que nunca. Con la llegada de la pequeña Marcela, todo se sintió renovado, como si un aire de frescura y alegría hubiera inundado cada rincón de la enorme casa. Alicia estaba descansando en la habitación, rodeada de atenciones, mientras Piero supervisaba todo llenándose el pecho de orgullo sin mostrar signos de agotamiento.
Samuel y Paula por el contrario seguían su guerra constante, cada uno buscando cualquier oportunidad para fastidiar al otro, y la abuela Geraldine no paraba de contemplar a su bisnieta con una ternura indescriptible en el rostro, agradecida con la vida por haberle dado la oportunidad de conocer a una pequeñita tan hermosa.
Pero lo que nadie esperaba era la visita del corregidor. El hombre estuvo
