Capítulo 84. El regreso a la Mansión Ferrer. Finalmente, la salida de la clínica fue un evento digno para una película de terror, o quizás de comicidad. Samuel y Paula, ambos iban apretados en el asiento trasero junto a la pequeña Marcela, sus rostros estaban prácticamente pegados a la ventana, pues el auto de Piero no era precisamente un auto familiar. Este evento le sirvió a Piero y Alicia para darse cuenta de que necesitaban un auto mucho más grande, sobre todo uno donde los pasajeros estén bien alejados del conductor, pues los padrinos no dejaron de discutir por quién le daba el primer juguete a la niña, mientras Piero conducía con una mezcla de paciencia y resignación. -- De verdad que nos esperan años muy interesantes – le dijo Alicia, mirando a su esposo y Piero sonrió. -- De es

