CAPÌTULO 4

827 Words
AITANA Llegamos al hotel; en el transcurso del camino ninguna dijo una sola palabra, incomodo si me lo preguntan. No dejaba de pensar en los mensajes que nos habíamos enviado, cabía la posibilidad de que tal vez le interesaba a Katherine de la forma que ella me importaba a mí. Katherine abrió la puerta de la habitación dejándome entrar  primero; acto seguido, sentí como tomo mi brazo, jaló de él y me arrincono en la pared. Pude sentir nuestras respiraciones agitadas mezclarse a la perfección. -Porque mierda permitiste que esa estúpida te tocara de esa manera? –rozaba su nariz con la mía. Mantenía sus ojos cerrados, parecía disfrutar del momento al igual que yo. -Celos? –me arrepentí de decir eso. Me tomo por la cintura apretándome a su cuerpo más fuerte mientras una de sus piernas se encontraba en medio de las mías. Pude sentir sus hermosos senos pegados a mí, podía tomarme y hacerme suya, si quisiera. Simplemente estaba a su merced. -No juegues con fuego Aitana, –susurro cerca de mi oído, haciendo  erizar cada uno de mis vellos corporales. -podrías salir demasiado quemada.-  Dejó un casto y húmedo beso en mi cuello. Acariciaba mis mejillas, nariz y boca con la punta de su perfecta nariz. Nos mirábamos intensamente, ese color verde aceitunado de sus redondos y hermosos ojos podría derretir a cualquiera y lo estaba haciendo conmigo. -Te voy a besar–sonrió de lado, demasiado sexy ante su aviso. Es cierto lo que dicen las historias de los libros; cuando un beso es sincero, deseado, lleno de cariño y pasión, puede hacer que toques el cielo sin despegar los pies de la tierra. Es verdad que no es el primer beso que he tenido, pero puedo asegurar que se sintió de esa manera. -mmhmm sabía que te sentiría así, dulce, suave, tan suave! –susurraba, en el beso. -Detente. –Continuábamos besándonos. -No sigas. Puedes irte ahora si quieres. -En serio? tienes miedo de estar a solas conmigo? -Sí. -En serio? – no logre responder, de tan hipnotizada que me sentía. Era miedo? No. Más bien se trataba de nerviosismo por lo que pudiera acontecer sí seguíamos. Ahora estoy segura que jamás me cansare de probar los labios de Katherine. ... Al día siguiente, estábamos por abordar el avión para el viaje de retorno. No habíamos hablado respecto al beso de la noche anterior. No nos encontrábamos de muy buen humor, es cierto que no nos emborrachamos en el bar, pero si tomamos lo suficiente como para tener una leve resaca. FLASHBACK -mmhmm sabía que te sentiría así, suave, tan suave como el terciopelo –susurraba en el beso. -Detente. –Continuábamos besándonos. -No sigas. Puedes irte ahora si quieres. -En serio? tienes miedo de estar a solas conmigo? -Sí. -En serio? Su dulce y suave lengua pidió permiso a mi boca para poder entrar, lamió lentamente mi labio superior pasando su lengua de un extremo a otro. Me tenía arrinconada en una pared, mientras que uno de sus brazos rodeaba mi cintura y con el otro tocaba mi espalda de manera que nuestros cuerpos estuvieran completamente pegados. Yo, por otro lado, sujete su cuello con una de mis manos para profundizar mejor el beso, mientras que con la otra acariciaba su cabello, deslizando mis dedos sobre este. Estaba completamente extasiada, la pierna que se encontraba entre las mías, comenzaba a hacer presión suave y lentamente sobre mi feminidad; solté un leve gemido ante ese contacto, hecho que hizo que Katherine parara casi de golpe el mejor beso de mi vida. Ambas estábamos con la respiración bastante agitada; sentía hervir mi sangre, nos miramos por varios segundos, y Katherine me sonrió de lado sensualmente, me soltó, se alejó de mí, me guiño un ojo, dio media vuelta y entro al baño. Me quede paralizada, cuestionándome si había hecho algo mal?. Me cambié de ropa; me puse una pijama, y entre a la cama. Escuché el ruido de las llaves de la bañera abrirse, supuse que tomaría una ducha, quise esperarla para hablar de lo sucedido, pero no sé en qué momento me quede dormida. FIN FLASHBACK     Ahora estamos aquí; en un asiento, dentro de un avión, sin siquiera mirarnos y lo peor de todo sin hablar. De algún modo me sentía humillada, triste y molesta al mismo tiempo por lo que sucedió; por haberme dejado tirada ahí, sin ninguna explicar, sin resolver lo que pasaba entre nosotras. Al final, la culpa era mía por permitirlo, por no poder controlarme. KATHERINE Lo único en lo que puedo pensar es en los deliciosos labios de Aitana. Sé que fue una estupidez el hecho de haberla dejado ahí parada, con un millón de dudas; pero no podía permitirme dejar que llegara a más, sabía que si continuaba tocándola de esa manera tendríamos relaciones y yo no quería que fuera simplemente sexo. Ni siquiera habíamos tenido nuestra primera cita formal, ni siquiera habíamos hablado a cerca de nuestros sentimientos, no sabía si realmente Aitana sentía algo verdadero por mí, lo único de lo que estaba segura, era que yo quería hacer las cosas bien con ella.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD