Rosalinda con el abogado llegan a su apartamento, ella esta contenta porque lleva los medicamentos en sus manos, eso hará que su madre mejore, o por lo menos pueda mantenerse más estable, el abogado le dice que la acompañara hasta la puerta. —No era necesario que me acompañara hasta aquí, pero se lo agradezco. —Sabe que no es ninguna molestia. Mis órdenes son, que usted llegue a salvo. —Ella abre la puerta y su sonrisa se borra de inmediato. —¿Qué hace aquí? ¡Se me larga de aquí ya! —Grita Rosalinda furiosa, al ver a Pedro sentado en la pequeña sala. —Hija, que maneras tienes de hablarme. Acaso no tienes modales. —Usted es el causante de nuestra desgracia, váyase de nuestras vidas. —Hija, no te molestes, él ya se va, solamente vino a ver si tú habías firmado el documento. —Flor trat

