Está esperando la persona que Bruno contrato, en eso entra una señora de mediana edad, con una cara de amargada, Marta le da la bienvenida y la lleva hasta donde está Rosalinda, quien en primera expresión le da una mala impresión.
—Así que
tú eres la chiquilla que Bruno quiere refinar, no estás nada mal, ya veremos
cuanto aguantas.
—Soy Rosalinda, para servirle.
—Puedes llamarme tu infierno.
—¡Disculpe!
—Te aseguro que habrá momentos que querrás salir
corriendo y me aborrecerás, pero todo dependerá de tu espíritu de superación
que tengas.
—¡Comprendo!
—No vine a charlar, llévanos al salón donde serán las clases.
—Si, por aquí por favor.
Rosalinda las sigue, la mujer no es monedita de oro, para caer bien, se ve que tiene un carácter fuerte, ella se está arrepintiendo, aunque c
