Capítulo 2

2651 Words
Niza, Francia. 15 de agosto, 2014 Luego de varios días de lluvia al fin salió el sol. Prometía ser un día caluroso, por lo que opté por unos shorts, una playera y unas sandalias. Tenía que preparar el almuerzo hoy, ya que mi mamá no tuvo tiempo y tendría que llevarselo al trabajo, así que ¡manos a la obra! Preparé un Ratatouille, es su preferido; tomé el coche y me adentré en las calles hasta llegar a su trabajo. -¡hola Eddie!- dijo Ana saludando al portero. -¡hola pequeña!, ¿vienes por la vacante de “hacerle compañía a un viejo amigo” o a tu madre se le hizo tarde?- dijo un Eddie sonriente. -me gustaría la primera, peeeero… vengo por la segunda- sonriendo. -de acuerdo, de acuerdo. Puedes pasar ana- dijo abriendo la puerta del estacionamiento. -¡Ana!- saludo Paul, un compañero de su madre, mientras ella salía del coche con el almuerzo. -hola Paul, ¿cómo estás?- dándole un beso y un abrazo. -estoy bien y feliz de volver a ver… espera- agudizando su olfato. -¿eso es lo que creo que es?- pregunto ansioso. -vamos Paul o se enfriará el almuerzo- Paul es un joven a todo dar, cuando estoy con él no para de hacerme reír; es bastante guapo: ojos azules, piel blanca, cuerpo trabajado y sobre todo simpático. (…) -¿te eh dicho cuánto me agradas?- murmuró Paul, mientras saboreaba el almuerzo que le regaló Ana. -unas doscientas veces, paul- todos rieron. -hija quiero que… Sus palabras se vieron interrumpidas al sentir un pequeño movimiento de la mesa. -¿qué fue eso?- dijo roal un compañero de su madre. De pronto las alarma de evacuación empezaron a sonar, todo pasó muy rápido, se sintió otro temblor que sacudió el edificio y colapso la pared que dividía el comedor del corredor, desgraciadamente su madre quedó atrapada en los escombros. -¡mamááá!- el grito salió desgarrador, Paul intento agarrarla para que no fuera hasta allí, pero esta fue más ágil y corrió hasta donde estaba su madre. -mamá, por favor, por favor- con las lágrimas bañando sus mejillas -¿dónde estás, mamá?- intentando remover algunos pedazos del concreto. -MANTENGAN LA CALMA, RECUERDEN EL PROTOCOLO. LA SACUDIDA FUE DEBIDO A UN SISMO DE MAGNITUD 5,6. YA VIENEN LOS PARAMÉDICOS. TODO PASO…- se escuchaba decir por los altavoces, habían personas gritando y las alarmas aún sonando. -ana, debemos evacuar el edificio- dijo Paul tomándole la muñeca, estaba llena de polvo y de sus dedos empezaba a salir sangre. -¡no!, no me iré de aquí sin mi madre- se soltó y siguió su búsqueda, sintió ésta ves caer los alumbrados del techo, lo cual la dividió de Paul -anaaa- dijo Paul asustado. Ana no se detuvo a mirar porque gritaba, estaba concentrada en buscar a su madre, hasta que pudo ver algo color rosa, al igual a la camisa que llevaba su madre, removió algunos escombros y allí estaba. -mamá, hablame por favor- no pudo removerlo todo, un pie le quedó debajo de un gran pedazo de la pared. Su pulso era lento, casi inexistente. -señorita, debe evacuar el edificio- Pronunció uno de los recatistas. -ayudeme por favor, ayúdeme- con llorosos desesperados. El recatista se acercó hasta donde estaba quitó con un poco de dificultad el pedazo de pared que la madre tenía encima y procedió a levantarla. -debemos salir, este planter no debe dilatar en colapsar- Ana le siguió y al salir se escuchó un estruendo, el planter estalló en llamas. Una vez fuera se acercaron los paramédicos, se veían muy pocas personas heridas, lloraban de miedo y alegría por estar bien. Nos trasladaron en una ambulancia hasta el hospital, mientras le iban dando los primeros auxilios. Al llegar se adentraron hasta una zona donde solo el personal autorizado tiene acceso. Los días siguieron su curso y la recuperación de mi madre fue satisfactoria hasta cierto punto porque cuando creímos que todo había terminado tuvieron que amputarle una pierna debido al poco flujo sanguíneo de la misma. Estamos siendo tratadas por una psicóloga, de hecho todos los que estuvimos en la empresa estamos visitando la psicóloga en sesiones por separadas. Esta mañana recibí la llamada del jefe de mi madre, quien me propuso trabajar en su empresa, propuesta que acepte sin pensarlo dos veces, necesitaré dinero para costear mis estudios y pagar una enfermera privada. -tierra llamando a Ana, cambio y fuera- bromeó Kathleen -disculpa, no te escuché entrar- -el doctor ya pasó a firmar la de alta, dice que pasara en 5 minutos para darle el último chequeo- -por fin buenas noticias- dijo eleonor, su madre. – ya empezaba a aburrirme aquí- -¡buenas tarde!- saludo Alessandro al entrar en la habitación -hola Aless- ya tenemos un mes aquí, digamos que tenemos una pequeña amistad, Kathleen dice que el está enamorado, pero creo que está viendo cosas que no son. -señora Eleonor, está usted oficialmente de alta- dijo con una gran sonrisa, la cual fue imitada por los demás -pero, esto no quiere decir que se ah librado de mí -pero sí el problema no es contigo, es solo que me siento más una prisionera en esta cuatro paredes que una convaleciente- todos rieron -es usted una persona muy fuerte Eleonor, me alegra el ver que siempre está de buen humor, aún a pesar de las adversidades- dijo con un deje de tristeza -descuide doc, esto- señalando su pierna. – es solo una amputación de pierna, no de humor o pensamientos, esto no esta en mi lista de impedimentos- dijo aún sonriente -debe tener cierto cuidado Eleonor, debe de cuidarse para que no contraiga alguna infección o Bacteria- -cundo digo lo de la lista de impedimentos quiero decir que no dejaré de sonreír por eso- concluyó Eleonor. -ustedes y sus disputas- agregó Ana. -creo que ya habíamos tenido esta plática señora Eleonor, Ana, deben tener sumo cuidado, no dejar los desinflamatorios y antibióticos, cualquier molestia o dolor, saben dónde buscarme, ahora las dejo para que terminen de empacar- Tomamos un taxi hasta la casa, al llegar el taxista fue muy amable al ayudarme a bajar a mi madre y acomodarla en su silla de ruedas -cortecia de su jefe- y llevarla hasta la entrada, yo por otra parte arrastraba las maletas. Cuando la puerta fue abierta todo se iluminó de repente y se escucho un fuerte y emotivo: ¡Bienvenidas! Eran sus compañeros de trabajo quienes junto a Kathleen organizaron la bienvenida. -¡Oh por Dios!- habló Eleonor con sus ojos inundados de lágrimas, mientras uno a uno fueron a darle un caluroso abrazo. -te queremos y te apoyaremos siempre Eleonor, fuiste una empleada estrella y una gran amiga en la empresa- dijo Jerome su jefe -gracias… Es muy lindo todo esto- -le dije a Ana si quería trabajar en la empresa y aceptó, creo que un dinero extra no les vendría mal, su horario será flexible para que pueda seguir la universidad, ¿Qué opina señora Risz?- habló el señor Jerome. -ella me lo estuvo comentando en la mañana y la verdad es que en mejores manos no podría estar, sé que por mi discapacidad ya no puedo regresar al trabajo, pero que mejor que la oportunidad que usted le brinda para que pueda desarrollarse en lo que le gusta- -la pondré a prueba en el área de etiquetas y corchado, pienso hacerla encargada de piso- dijo dando un sorbo a su champagne -edición especial octubre del 99, excelente decisión- agregó degustando la champagne que hace su empresa. Tres semanas después… -hablare con el señor Jarome, ya estás preparada para el ascenso- dijo roan -tengo un poco de miedo roan- dijo Ana rehuyendo la vista -¿A qué le temes pequeña?, Sé que es un gran compromiso, pero estás lista y sabes qué cuentas conmigo para todo- extendiendo su mano hasta el hombro de Ana dándole un ligero apretón -temo a como reccionaran los demás, como se sentirán de saber que con solo tres semanas aquí me darán este puesto y sabe Dios el tiempo que ellos tienen soñando con esto- alzó sus brazos haciendo enfoque en toda el área -por Dios Ana, disfruta de este logro sin remordimientos, todos aquí saben que estudias y estás capacitada para ello, sin contar que serás como una Eleonor para nosotros- le abrazo y luego levantó su barbilla -sientete orgullosa de lo que has logrado en tampoco tiempo, no le permitas a tu mente hacerte sentir culpable de algo que te mereces- -ROAN- gritó Ana al ver que este se iba -¿Si?- -¡Muchas gracias!- dijo sonriente y este solo le regaló una sonrisa y siguió su camino. »Es una mustia, se cree que por lo que le sucedió a su madre, todos le tendrán pena, por favor, sí parece un chiste… -no les hagas caso Ana, solo son una bola de viejas chismosas, ven, el señor Jerome te quiere en su oficina- le dijo Yaneth la asistente del ahora su jefe y gran amiga de su madre. -no les hago caso Yaneth, sus palabras no rompen huesos- le contesto, aunque era más para ella, debía creer en esas palabras para no salir hullendo. Antes de siquiera tocar la puerta el señor Jerome le indico que pasara, una vez adentro le dijo que tomara asiento delante de él. -roan me dijo que ya estaba lo bastante pulida como para hacerse cargo del piso de Etiquetado y corchado- es uno de los procesos finales que se realizan en una champagne- y por ende quedas oficialmente La puerta es abierta de repente aunque con cautela departe de quien abre. -perdón papá, no sabía que estabas ocupado- -¡Oh!... Raphael, hijo, adelante, ven, quiero presentarte a alguien- Ana se quedó lo más tranquila que pudo, aunque moría por voltear y ver quién era el dueño de semejante voz, pero su prudencia fue mayor y se contuvo. -Raphael, ella es Ana- dijo Jarome al momento de tener a su hijo a su lado. Luego de haber Mirado de hito en hito y desdén Raphael extendió su mano hasta Anna —un gusto conocerla, mi padre se ha pasado todos estos días hablando de usted, imagino que es muy inolvidable luego de conocerle— hablando en un tono de superioridad y una pizca de rechazo hacia Anna. —Raphael— dijo su padre sorprendido al darse cuenta del doble sentido de lo dicho por su hijo. —descuide señor Jerome, parece ser un delito el querer superarse, porque claro, no todos nacimos con la dicha de tener un padre rico, si me disculpa me retiro— se puso de pies y fue hasta la puerta, abrió y salió con lágrimas en sus mejillas, las cuales limpió rápidamente y fue hasta su casa.  Una vez en su casa uno de sus bolsillos traseros empezó a vibrar debido a su móvil, el cual sacó y resaltaba el nombre del señor Jerome en la pantalla, deslizó hasta declinar y siguió partiendo junto a su madre los vegetales para el Ratatouille. Su teléfono volvió a sonar y su risa se espumo. —creo que deberías contestar hija o pasaré el resto del día verte cambiar de una sonrisa a una cara molesta— dijo la madre mientras rebanaba la berenjena. Anna no tuvo más opción que contestar —¿Sí?— —hola Anna, he tratado de comunicarme con usted para ofrecerle una disculpa por la actitud de mi hijo hacia usted, él— soltando un suspiro —descuide señor Jerome, usted no ha hecho nada, sé lo que su hijo piensa o almenos lo dejo en claro. A esto era a lo que huía cuando me hizo la propuesta— dije alejándome de mi madre, quien de vez en cuando me miraba con asombro. —Raphael no tiene derecho de incidir en mis decisiones en el plano laboral, espero que esto no haga que revoque la oferta, porque aún está en pie la propuesta— Duró unos segundos sin responder, mientras debatía internamente qué decisión le era más factible —las palabras no rompen hueso señor Jerome, nos veremos mañana a la misma hora, tenga usted un feliz resto de la tarde— ya la decisión está tomada y no iba a claudicar. —gracias Anna y nuevamente disculpa a mi hijo… Te espero mañana— La llamada finalizó se giró para volver a la cocina, estaba su madre sentada en su silla de ruedas con la cara de »cuéntame ahora o me tendrás el resto de la tarde preguntándote« —era el señor Jerome— dijo alzando el móvil —y, ¿Qué quería?— preguntó mientras la llevaba hasta la cocina para seguir en lo que hacía; le contó sobre el mal rato que pasó en la empresa. —ese Raphael—llevando su mano hasta la frente en señal de fastidio —¿Lo conoces?— preguntó algo inquieta porque según Roan solo el señor Jerome maneja el negocio —solo iba cuando estaba pequeño, luego de adolescente dejó de hacer visitas, solo escuchaba las historias de parte de su padre, quien se lamentaba de haber criado un engreído y ególatra— tomó el Ratatouille y lo llevó hasta el horno con la ayuda de su hija —con qué niño mimado, aunque no es para menos, tiene todo cuanto pide, a fin de cuentas su padre es millonario— puso sus ojos en blanco —solo te aconsejare algo, vive por ti, no por la aprobación de los demás cariño, recuerda que nadie encuentra su camino sin haberse perdido Antes— le sonrió con calidez —te amo mamá— la abrazo —no más que yo a ti mi amor, te amo con todo mi ser— abrazándola más fuerte. Anna fue hasta su habitación para acomodarla y ver que tenía en su closet para iniciar su primer día de trabajo como la nueva jefa de piso y debía de ir bien vestida; según ha leído en las revistas laborales de su madre la vestimenta en el área laboral era muy importante y ella se denotará cierta parte de tu personalidad, por lo que eligió ir al closet de su madre y sacar un hermoso atuendo, para luego hacerle ciertos ajustes. Ann, ¿qué haces?, no se que ponerme y Cristhian vendrá por mi en unos minutos. Vió un mensaje de su amiga Kathleen y respondió: ¿Ahora mismo? Si,me urge que vengas Ann, por favor   De acuerdo, solo espero que esta no sea otra de tus excusas para llevarme a alguna fiesta. ¡Claro que no!...Estás hiriendo mis sentimientos :,( Anna tomó las llaves de su auto y condujo hasta la casa de su amiga, deseando que no sea una de sus travesuras, ya que ese era el método que utilizaba su amiga para hacerla PECAR, ya que según KAthleen actuaba como una monja. Aparcó el auto y entró -¡hola señora Palomino!- fue hasta la madre de Kathleen y le abrazo -hola Anna, que gusto verte, hacía días no te veía por aquí- -lo que pasa es que ahora tengo un nuevo trabajo- sonó algo entusiasta -que… -Ann, qué bueno que llegaste- su amiga estaba sonriente -¿no se supone que no sabías que te pondrías?- su amiga le sonrió con picardía y en ese momento sonó un claxon -hora de irnos- la tomó por el brazo -adiós mamá- -cuidense- Kathleen llevaba a Anna prácticamente a empujones -juro que si vamos a una fiesta- dejó de hablar de golpe a ver a Cristhian en su descapotable junto a Paul -así que, calladita y cooperando- su amiga le sonrió mientras se acercaba a su novio -juro que me la vas a pagar- susurró para sí misma.
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