Capítulo 3

1599 Words
Hoy desperté con un potencial arrollador, decidí vivir por mí y mi madre, no importarme que dirán los demás, hoy seré la persona que no se deja hacer por nadie. Tengo que admitir que los tragos de ayer tuvieron mucha influencia en mi decisión. Fui al baño, hice mi aseo rutinario, hoy debo ir formar al trabajo y decidí destacar todos mis atributos con el atuendo que tomé ayer de el closet de mi madre que constaba de una de falda de tuvo por encima de mis rodillas en material de cuero, en color n***o, la cual combine con un suéter del mismo tono, el cual tuve que ajustar, ya que me quedaba super grande. Este tenía una pequeña abertura en mis senos, decore con unos stilettos n***o de solapa roja, hice de mi cabellera una gran coleta, resalte el rojo de mis labios, ilumine mis ojos y rocíe un poco de fragancia vainilla/chocolate a mi cuerpo, ah y no puede faltar mi bolso rojo denominado el señor de la suerte, algo supersticioso y exagerado para un bolso, pero desde que fui un fin de semana donde mi abuela le puse aquel seudónimo, —acostumbraba a guardar un frasco de sus medicamentos debido a su asma, dure un tiempo sin verle y cuando fui ya no tenía debido a que la última dosis la había usado el día anterior y de pronto recordé que hacía dos meses había guardado el frasco en uno de mis bolsos y allí era donde estaban— pero según mi abuela debemos de creer en el bien y el mal, algo así como el Yin y el Yang o no se qué cosa. Bajé hasta la cocina, preparé un café con leche, concentrado de naranja y tosté unas rodajas de pan para dejarle el desayuno listo a mamá; fui hasta su habitación en la cual ya su cama estaba hecha, se encontraba en el baño del cual estaba saliendo con su Bornos puesto y pantuflas. —¡Buenos días madre!— la envolví en un gran abrazo para luego besar su coronilla, eh querido ayudarla en su aseo pero está renuente a ello. —¡Buen día cariño!, ¿Ya te vas?— me preguntó mientras hacía maniobras para pasar hasta la cama donde ya tenía la ropa que se colocaría. —si…¿Puedo?— le pregunté mientras le miraba en su faena —estoy bien Anna, cuando necesite tu ayuda te diré cariño, quiero sentirme útil aún— me dedicó una sonrisa y tomó impulso hasta sentarse en la cama. —dejé el desayuno listo ma, ya me tengo que ir, te amo— —también te amo mi niña— y salí disparada hasta la cochera, me subí al auto y salí bajo el sonido de Ed sheeran. —¡Buenos días señora Risz!— saludó la recepcionista, sí, la que la semana pasada estaba cotilleando sobre mi vida —señorita Risz y buenos días para ti— miré su gafete —Rosaura— seguí mi camino hasta la oficina de Roan, quien me llevaría hasta mi oficina. —¡Buen día Roan!— le regale un cálido abrazo el cual recibió con total agrado —llegas temprano— dijo sonriendo —Roan, hablas como si estuviera acostumbrada a llegar tarde— le dije con fingido horror —ven, te llevaré hasta tu nuevo lugar de trabajo— se puso de pies y abrió la puerta para que saliera seguido de él. A tres puertas del lado izquierdo de la de Roan estaba la mía, al abrir la puerta quedé fascinada, la mesa era en cristal con un ligero color rosa magenta, una MacBook rosada, una pequeña estantería, una cómoda silla y qué decir de la pequeña y acogida sala de conferencias en mi oficina, ¡Es fabuloso!. —¡Waoo!... Está increíble Roan— dije aún sin poder creer cuan organizado y hermosa está mi oficina —no es tan grande y fabulosa como la mía, pero esta, es toda tuya, siéntete libre de reorganizar como quieras— me dijo con aires de grandeza —¡Oye! Te has vuelto pesado— estallamos de la risa —me encanta tal y como esta— —ahora te dejo, tengo una reunión con un cliente potencial— me regaló un beso y se marcho. Dejé el bolso en el espaldar de mi silla y procedí a empaparme de lo que sería mi primer día oficialmente en el puesto. Luego de media hora, decidí leer un poco sobre los procesos rutinarios y operacionales de la empresa. Tocaron la puerta haciendo que me sobresaltara un poco —adelante— —disculpe que le interrumpa señorita Risz, el señor Jerome faltó en el día de hoy y su hijo es quien vino por él y desea verle— dijo aún de pie desde la puerta —dígale que voy en cinco minutos— volviendo mi vista hasta la lectura — Sere su asistente personal, para lo que necesite puede marcar la extensión 5 y… otra cosa, sé que no me porte bien con usted en un principio y le quiero ofrecer una disculpa por Ello— deje de leer y esta vez sí la miré para ver si mentía, pero no ví más que sinceridad en ella —no tengo nada que disculparte Rosaura— dije sinceramente, entiendo que no siempre se tratará bien a un recién llegado. —gracias señorita Risz— una vez dicho esto se marchó. Dios, ¿Qué querrá el joven Raphael?, Tal vez quiera tratar de molestarme nuevamente, pero no se lo permitiré. El teléfono de la oficina empezó a sonar —¡buenas!— —el joven Raphael insiste en que vaya— dijo Rosaura desde la otra línea. —dígale que en un…— la puerta de la oficina fue abierta y alce la vista para ver, nada más y nada menos que Raphael. —puedes decírmelo en persona— dijo con la voz teñida de arrogancia. ¡Vamos Anna, tú puedes! … Decia la vocesilla de mi interior. Le miré fijamente—gracias Rosaura, pero al parecer el joven no pudo esperar y está aquí— colgué la llamada. —¿Qué es eso tan urgente que necesita, que no puede esperar 5minutos?— pregunté de lo más serena —no he desayunado en mi casa, debido a lo rápido que tuve que venir, así que quiero que me traigas un café cargado con canapé— me dijo mientras desabotonaba un botón de su saco para poder sentarse. —lo siento mucho joven, pero no estoy aquí para hacer los mandados, si quiere puedo llamar a Rosaura para que se lo traiga— —es que, pensé que para eso Estabas— dijo sonriente —pienso que si ese fuera mi puesto, no estaría en esta oficina— señalando el entorno —ya que no estás para eso, necesito un informe detallado sobre cuál es tu puesto— se puso en pies para marcharse y volvio a girarse mirándome —aah y cuando vayas me llevas un té frío— agregó para ahora sí marcharse. Este hombre me está empezando a caer mal, llamé a Rosaura y le pedí el té frío para el “don molestia” y fui para su oficina, toque la puerta y esperé a que me diera indicaciones para entrar, la cual no fue hasta 10 minutos después. —aquí está su té frío— le extendi el vaso y le entregué un pequeño Memo. —te dije frío y esto está caliente— me dijo de mal genio —si no hubiera esperado tanto para que me indicara pasar aún estuviera frío— toma esa, no fue justa la espera. —¿Qué significa esto?— preguntó con el Memo en la mano —Supervisora— leyó en voz alta —ese es el largo y extendido informe del cargo que tengo, soy la supervisora del piso completo de estampado y colchado— —mmm… Con que esa tenemos, bien— dijo recostando su cuerpo en la silla. —pues si no tiene nada más que decir, me retiro— gire sobre mis talones y salí de allí, dando un largo suspiro cuando salí, pude notar que no dejaba de mirar mi escote y esa situación me puso algo incómoda. —nos veremos mañana Roan— agregué luego de haber abierto la puerta de su oficina. —¡Oh!— miro su reloj de muñequera —perdí la noción del tiempo— —todo parece indicar que si, bueno, debo marcharme, si me disculpas— cerré la puerta y escuché un cuídate. Al salir me encontré con Rosaura, quien parecía incómoda, por alguna razón que desconozco —¿Algún problema?— pregunté una vez que estuve cerca. —pedí un Uber hace más de media hora y aún no llega— dijo mientras arreglaba su camisa —si quieres te doy un aventón— —no, como crees— rechazo avergonzada. —no sientas vergüenza, puedo llevarte, sin peros— la lleve hasta su departamento. —gracias señorita Risz— agachando su cabeza —fuera del trabajo soy Anna— lleve mi mano derecha hasta sus manos, las cuales estaban aunadas en sus piernas; se desmontó del auto y nuevamente agradeció. —mamá llegué— busqué por toda la casa y no la encontré, fui al patio trasero y tampoco estaba allí, le marqué a su móvil pero este estaba en la cocina, revisé y su última llamada fue para Alessandro, despertando una alerta en mí.
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