Festival en la playa

2623 Words
Viernes, 4, agosto, 2023. Miro el calendario contando los días para que llegue mi pago me pone impaciente, miro mi laptop y suspiro recordando que el miércoles no logree dormir bien en toda la noche, anoche menos y hoy creo que tampoco, al parecer la rubia se ha quedado con el vecino esto tres días, suspiro. Reviso mi nevera y veo que está quedando cada vez poca comida, reviso el calendario pegado a la nevera dándome cuenta que tengo que pagar la renta, también este mes, si tan solo tuviera suficiente dinero para pagar tres meses y poder ahorrar suficiente y no tener que preocuparme del dinero, pero como es tan fácil decirlo es difícil lograrlo. — Pero no imposible — me digo a mí misma, si sigo así, tendré que encontrar un trabajo urgente pero no puedo tener uno decente por mis papeles. Mi puerta es tocada, dudo en si abrir o no sabiendo de quien se trata, vuelve a tocar, me desespero y abro la puerta de golpe y lo veo bien vestido, me mira de arriba abajo y miro mi ropa de estar en mi habitad y no le veo ningún mal. — ¿Sabes la hora que es? — pregunta entrando a mi piso, saco mi cabeza al pasillo y no veo a más nadie, vuelvo a entrar cerrando la puerta y lo veo, miro la hora en el reloj en forma de botella de vino acostado que dan las 6 de la tarde y eso que no ha oscurecido aun. — No entiendo, ¿de qué me hablas? — pregunto acercándome y viendo que revisa mi ropa; no tiene vergüenza de revisar ropa ajena. Saca un vestido amarillo con escote en la espalda que compre pero nunca use por el escote en la espalda, la raja a los lados y encima que se usa sin sostén y yo tengo mucho ahí. Pone unas vans blancas cerca de la cama y pone un bolsito de cuero blanco, me mira y se acerca demasiado a mí, toma mi corto cabello que me llega a los hombros y lo huele para luego acercarse a mi oreja. — Vamos al festival que te mencione y será mejor que te bañes bien, ya hueles mal — susurra haciéndome sonrojar, se separa y se va a abrir la puerta — Vengo en 20 minutos, buscare a Claudia y te quiero ver en la entrada lista con lo que te di. Se va cerrando la puerta, dejándome ahí sin poder decirle que no. Huelo mi cabello dándome cuenta que huele horrible dándome pena ajena, ay no que vergüenza. Entro al baño  a bañarme por completo, desde afeitarme las axilas, las piernas, todo menos mi parte intima, porque hoy no pienso perder mi virginidad, ¿Quién se va a fijarse en mí? (…) Suspiro antes de abrir la puerta del edificio, salgo y cierro la puerta viendo el coche descapotable en donde la rubia me mira asombrada, al final me puse lo que Rio me dijo pero sabiendo que en las noches hace frio me puse encima una chaqueta de jean por si acaso, siempre prevenida, me había puesto un moño bajo con unos cuantos mechones sueltos y me maquille un poco con delineador, rímel y labial rojo que queda bien con mi piel morena. — Increíble, no sabía que tu vecina fuera tan hermosa — miro al chico que está sentado en la parte trasera del coche, rubio de ojos verdes como los de Claudia, medio bronceado y me mira sonriente, pareciera su mellizo. — Cierto, él es mi hermano gemelo Flavio — dice la rubia presentándolo, asiento dándome cuenta que acerté sin darme cuenta, ella sale y mueve con ayuda de Rio el asiento, entro, me siento y una vez que entra Claudia, arrancan, Rio no dijo nada ni me miró, muy raro. — En serio eres más hermosa de lo que me dijeron — lo miro y sonrío. — Lo sé,  me lo mencionan mucho — digo tratando de ser lo más egocéntrica posible para que me deje de hablar, eso funcionan en algunos hombres y chicos. — Oh, egocéntrica, me fascina, hermana, la llevare con mamá — miro a otro lado y ruedo los ojos sin que lo noten. — Que bueno, porque no estoy interesada en tener relaciones con niños — digo en español y Rio se ríe, ambos mellizos se miran. — Lo siento, pero no entendemos español, querida — se ríe apenada, río nerviosa. — Ah no se preocupen, no dije nada del otro mundo, Claudia — se ríen y llegamos a las costa luego bajamos a la playa y se estaciona, nos bajamos del carro y respiro el aire salado. — Tenía unos años sin venir a la playa — digo y los tres me miran, sonrío normal. — Un día de estos volvemos a la playa y te broceas como debe ser — dice Claudia, me toma del brazo y empezamos a caminar, miro a Rio pidiendo ayuda pero me ignora, suspiro y le sigo el ritmo a la rubia que me lleva a todos lados de la playa, observo los quioscos y puestos de muchas cosas. Miro y miro más no compro por no tener dinero, lloro internamente porque hay tantas cosas hermosas que quiero comprar pero la pobreza me respira la nuca, se escucha música en algún lado, Claudia mira unas pulseras y pide dos, intento soltarme de ella pero ni lo logro del todo, nos acercamos a una especie de pista creada con madera puesta en la arena, todos bailaban y reían mientras los músicos tocaban con ganas y diversión. Suspiro viendo que después de casi dos años logro socializar a pesar de estar encerrada toda la vida sin salir a ningún lado por no tener amigos o porque mis padres no me dejaban salir tanto como yo quería y tome el mal habito de no querer salir y matar mis ganas en el intento. La rubia se suelta y me da la bolsita en donde están las pulseras y otras cositas para tomar a Rio del brazo para comenzar a bailar al ritmo de la música, al parecer es muy popular la canción, Rio se niega a bailar ya que no hay nadie bailando en la pista en donde están tocando, miro las luces que adornan el lugar y se siente mágico, como si me metiera en la App de pinterest y viera todas las fotos que tienen. — Buenas noches... — saluda un chico más alto que Rio y el hermano de Claudia, trago saliva y medio sonrío viendo que es a mí a quien saluda y no a otra chica. — Buenas... — digo y me mira extraño, proceso lo que dije hasta darme cuenta de que hable en español y no en italiano, río nerviosa — Lo siento, dije "Buenas"  no suelo hablar mucho en italiano — sonríe, miro a donde están los chicos pero solo noto a Rio mirando a mi dirección o más bien al chico frente a mí. — Oh, eres latina, ¿no? — lo miro y asiento notando su cabello castaño rizado junto a unos ojos marrones y piel bronceada — Cierto, soy Dante, un gusto... — Mar, mi nombre es Mar —  me mira sorprendido y es algo que ya estoy acostumbrada a ver ese tipo de reacción, aunque es muy normal llamarse Mar o Alma, Amor, Corazón o Flor, algo tan común. — ¿Dante?  — pregunta alguien a mi espalda. — Claudia, que casualidad — dice el castaño, me volteo mirando a la rubia con su hermano y a Rio que miraba a Dante con cierta molestia. — Te estaba buscando por todos lados, Dan — ríe la rubia y suspiro, le regreso la bolsita a la chica y ella la toma — Cierto, me imagino que ya conoces a mi amiga latina, es vecina de Rio... Comienzan hablar y hablar de cosas y yo solo tengo cabeza para pensar que le dijo donde vivo ya, porque parece conocer a los tres muy bien.  Suena otra canción que ni conozco por ser italiana pero es movida, como de película. Dante invita a bailar a Claudia y esta acepta sin dudar, frunzo mi ceño confundida, se supone que Rio y ella son novios, miro al pelinegro que solo mira su teléfono y el solo mirarlo es como ver a un Rio que no conozco, no es el mismo Rio que conocí hace unos meses. Suspiro y me quito la chaqueta que cargo encima y siento la brisa rozarme la espalda suavemente, le doy la chaqueta a Flavio junto a mi bolsito, que me mira embelesado y tomo la mano de Rio llevándolo a la pista para intentar bailar esa rara canción que no logro descifrar del todo no es porque sea italiana sino por su letra. Me mira sorprendido y solo sonrío bailando al ritmo de la canción que siguen tocando, miro que más parejas se unen a la pista y veo como bailan juntos, lo miro y tomo sus manos, una en mi cintura y otra en junto a mi mano, pongo mi otra mano en su hombro y nos movemos, lo veo reírse y eso me calma sabiendo que ese es el Rio que conozco. — Te ves increíble con este vestido — susurra en español en mi oreja haciendo que traje saliva, me da la vuelta y luego me pega a su pecho, siento su mano rozar mi espalda desnuda y me da cosquillas — Hueles muy bien, ¿Qué es?, ¿Coco? — río nerviosa sin mirarlo, veo a Claudia bailando con Dante como si fueran pareja y eso me parece demasiado extraño, no porque yo este bailando con Rio de esa manera ya que yo no soy la que tiene novio aquí. La música se acaba y nos separamos sin dejar de mirarnos hasta que me sonríe. — Tomaras esto como referencia para tu libro, ¿no? — río asintiendo — Quiero leer eso — exige saliendo de la pista al igual que los otros dos, Flavio nos mira negando y nos regresa a cada quien nuestras cosas. — ¿Bebemos? — pregunta Flavio cuando estoy poniéndome la chaqueta pero Claudia me mira. — Se te ve hermoso, no te la pongas — dice mirándome. — Seria incomodo tenerlo en mi brazo — digo, Rio toma mi chaqueta y se la amarra a la cadera, lo miro sin entender su acción y Claudia solo sonríe. — Mucho mejor, vamos a tomar, Dante brinda, ¿no? — este asiente a las palabras de Claudia, trago saliva. — Aja, pero como nos iremos si nuestro conductor va a tomar — le digo a la rubia señalando a su novio. — Rio no toma, tranquila — frunzo el ceño mirándolo y solo se encoje de hombros, yo que sepa Rio si toma por la vez que fuimos a la colina a tomar vino. Rio nos mira caminando tras de nosotras junto a Flavio, seguimos a Dante a un restaurante que esta junto en la playa y entramos, nos sentamos en la barra y nos pide unos shots de ron, me lo tomo de manera rápida y no arrugo mi cara, los chicos me miran sorprendido. — ¿Así son todas las latinas o solo tú? — pregunta de manera estúpida Flavio intentado coquetearme y ruedo los ojos sin que me vean porque es inevitable no voltearles los ojos a las personas que hacen preguntas tan pendejas. Tomo otro shot queriendo emborracharme y no escucharlo hablar, solo le sonrío y miro a otro lado, no sé cuantos shot o cocteles nos tomamos pero ya me encontraba de regreso al edificio junto a Rio quien era el único cuerdo, lo miro tan relajado conduciendo, se estaciona y sale del coche, miro el edificio, lo miro a él abriéndome la puerta, salgo sin dejar de tropezarme por lo mareada que me encuentro pero estoy cuerda, borracha pero cuerda. Entramos al edificio y lo escucho suspirar exageradamente mirando las escaleras, río y empezamos a subir, no sé cómo lo hice pero llegamos a nuestro piso, le doy la llave de mi apartamento y abre la puerta dándome mi chaqueta, entramos, Rio llevándome a la cama, me quita los zapatos y suspira otra vez, sonrío y me acomodo, lo tomo de la mano cuando está a punto de irse, me mira sin entender porque lo detengo de irse. — Acércate… — le digo, se acerca y yo me siento en mi cama — Acércate un poco más, Rio… — rueda los ojos y se acerca lo suficiente a mi lado poniendo su oreja cerca de mí para hablarle, tomo sus mejillas haciendo que me mire, sonrío y le planto un beso ruidoso en los labios, parpadea sin creerse lo que hice, sonrío y le doy otro más suave y me empieza a encantar la sensación de sus labios con los míos, me quita mis manos de sus mejillas, me acuesta y se va dejándome ahí. (…) Abro mis ojos de golpe pero los cierro por la luz del sol entrando por la ventana, me siento sintiendo un dolor agudo en mi cabeza, abro de poco mis ojos, miro mi ropa, mis zapatos con arena a lo lejos y mi chaqueta en el sofá junto al bolsito y termino recordando todo lo que pasó anoche, desde la llegada al festival en la playa hasta donde Rio me acuesta en la cama. Toco mi boca dándome cuenta que no lo soñé y si lo bese… ¡Bese a un tipo con novia, ya pueden matarme, he pecado! Empiezo a comerme la uña del pulgar poniéndome nerviosa y entrando en modo crisis mezclado con ansiedad, tomo mi teléfono y miro la hora, video llamo a mi hermana que es con la que puedo confiar en momento como estos, me contesta alegremente pero deja de sonreír al ver mi cara horrible porque me acabo de despertar. Empiezo a contarle lo que pasó anoche con lujo y detalle, asiente haciendo algo en la laptop y me doy cuenta de que son las 2 de la mañana allá. — Increíble… besaste a tu vecino, el que tiene novia que parece Barbie… increíble, pero más increíble es que se haya dejado besar por una borracha — opina conteniéndose de reírse a carcajada, ruego los ojos, entrando al baño y me miro en el espejo, dejo el teléfono en un pequeño estante de madera mientras me lavo la cara ya que tengo el rímel corrido y no quedan rastro de delineador. — Es que… no me siento culpable con haberlo besado… pero si me siento culpable por la novia, hermana, o sea la tipa es un pan de Dios, no se merece que le monte los cachos así, mana  — la escucho reírse. — Se notó mucho que te importó la novia cuando lo besaste anoche — ruedo los ojos arrepintiéndome de haberle contando todo — Pero tranquila, sal y pues finge no recordarlo, tampoco es que él lo vaya a mencionar, chica, tú tranquila, ¿vale? — la miro y asiento — Bueno, te amo, me voy a dormir, bye… — Yo también te amo, descansa — me despido y cuelga, suspiro mirándome al espejo — Tú no hiciste nada malo… no has pecado… Trago saliva y me dispongo a cepillar mis dientes cuando de pronto escucho la puerta siendo tocada con ganas, salgo del baño y abro la puerta encontrándome con Bianca, la miro confundida, ella entra como si nada y cierro la puerta viendo que se sienta en el sofá. — ¿Qué haces aquí? — pregunto. 
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