Una lluvia torrencial acaecía mientras Tatiana se alejaba de su casa como si los mismos demonios del infierno la estuvieran persiguiendo.
Iba sin rumbo, llorando, tenía el corazón acelerado y sin darse cuenta casi tropieza lo que hizo que se le acelerara aún más.
Se sentía molesta no solo con Isa sino con ella misma, por no poder confiar en él, incluso si una vez la hubiera dejado.
Cuando decidieron volver, era como un borrón y cuenta nueva, al menos hipotéticamente, aun así, no podía evitar sentirse por momentos de ese modo, con esa horrible sensación de abandono.
El día que le habían dado la noticia de su remisión cuando fue a buscar el estudio y volvió, tocó su puerta ya que en ese momento él no había querido darle su teléfono aún, y era muy reservado... se cansó de tocar y finalmente le portero del edificio le dijo que él se había ido sin fecha de retorno...
Lo que vino fue duro no solo por lo que sintió cuando él se fue, cuando ella se había prometido luego de lo de A a no dejarse arrastrar así al abismo, sino que su recuperación que iba viento en popa se vio truncada a los 4 meses solamente.
Isa no le había dejado siquiera una carta dándole explicaciones, solo desapareció de la faz de la tierra.
Claro, ellos no eran nada en teoría, pero eran vecinos amantes y habían estado compartiendo los últimos días de su vida previo a eso... nunca habían hecho planes, pero existía algo sin nombre entre ellos, ella podía sentirlo y creyó que él también sin embargo él se fue... y cuando volvió ya era tarde, con su recaída, la operación en puerta y todo, no quería verlo.
Tuvieron una charla donde ella le dijo todo lo que pensaba y necesitaba y él hizo su descargo, aunque no fue suficiente...
Cogieron una última vez antes de su trasplante de médula... y luego decidieron tomar caminos diferentes por decisión de ella por supuesto. Tenían ya por entonces sus teléfonos y su relación era de cordiales vecinos, pero nada más, aunque ella sabía que él ya no tenía vivistas femeninas ni ella masculinas en su hogar...
Fue, un hecho completamente fortuito lo que los unió de nuevo... ella se iba a Brasil para encontrarse con su madre, habían pasado unos seis meses, pero el avión tuvo una explosión en la cola, podría haber muerto de hecho, pero lograron acuatizar en la Costanera ya que explotó no mucho después de partir.
Ella se salvó igual que muchos otros pasajeros, y mientras consolaba a una señora que había perdido a su hijo, lo vio llegar, con el rostro desencajado... ella le había dicho que no fuera a ella si no estaba plenamente convencido de que quería una relación pero en ese momento realmente no importó, ella fue corriendo a sus brazos, él le dijo que la amaba y le contó de Yael y algo de su vida, después en su casa hablaron de todo, esa noche no durmieron, solo hablaron y se amaron, y él la besó como si fuera la cosa más importante del planeta, aunque al llegar ella se metió a bañar para sacarse la mugre del Río primero.
Pero de eso, había pasado mucho tiempo ya, y ahora caminaba sin rumbo y con el corazón en un hilo, temblorosa y sintiéndose tonta y absurda por lo que sentía, que, aunque quisiera, no podía controlarlo del todo... igual que lo que sentía por Isa.